Capítulo ll: What was my mistake?

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—Despierta bello durmiente —un balde de agua fría fue a parar al cuerpo del rubio haciendo reaccionar enseguida— es hora de despertar.

Se sentía algo aturdido y su cuerpo lo hacia notar, se dio cuenta que no podía moverse con libertad, estaba amarrado a una silla y con sus ojos vendados, lo cual le restó importancia cuando algo cruzo por su cabeza, más bien alguien, dejando escapar un susurro perceptible para los sujetos que le custodiaban quienes no dudaron en responder por el nombre que pronunció.

Milo, su querido ángel.

—Descuida escoria tu queridísimo esposo esta bien, el jefe te manda un saludo amistoso—golpeaban el cuerpo del rubio sin contenerse, riendo maliciosamente — aún no tocamos a tu Milo, pero apuesto que sería algo encantador cuando llegue el momento.

—¡Cállate! —no le importaba que sucediera con el, tampoco si recibía mil golpes, sin embargo jamás permitiría que tocarán o faltarán el respeto a la única persona importante en su vida— ¡No se atrevan a  tocarle un sólo cabello o les juro que...

—Escuchame tú a mi —fue silenciado mientras los imponentes pasos resonaban por el lugar, se acercó al heleno y le quitó la venda de los ojos—¡Mirame!, ¿creiste que te librarias de mi tan fácilmente?

—Para ser sincero pensé que ya eras masa putrefacta, me equivoque, es como dice el dicho hierba mala nunca muere —sonrío al conseguir el disgusto ajeno—

—A pesar de los años sigues siendo un completo idiota, me das lastima, no pudiste cumplir un simple trabajo el cual era enamorar al iluso de Antares y así conseguir toda su fortuna, sin duda tu hermano y tú son tal para cuál, mira que ser flechados al mismo tiempo y por la misma persona que intentaban hundir. Primero Saga, quien gracias a su bipolaridad terminó golpeando y dañando emocionalmente al pobrecito Scorpio, el muy cobarde se largó al no poder ver nuevamente a la cara a la persona que le entregó todo y que sólo le pagó con dolor y sufrimiento. Luego estás tú que al ver indefenso a Milo decidiste no perder la oportunidad de "reparar su corazón" —hizo comillas con ambas manos y tomando los cabellos del contrario lo acercó a el— dime algo, al parecer ese niño no sabe nada aún, ¿Cuantas mentiras haz hecho creerle? Siento pena por él.

Todo era verdad, muchas veces Saga, golpeaba al joven Antares por ataques de celos, irá y demencia. Él menor jamás entendía las acciones del otro,  en momentos del día estaba feliz y otras veces lo desconocía, no siempre fue de esa forma, ya que antes de diagnosticar su padecimiento era una persona amorosa y amable.

Tenía miedo, mucho para ser sinceros, sin embargo no se le ocurría dejarlo ya que se engañaba con frases como "no es su culpa", "tal ves yo fui quien lo provocó", "esta enfermo, no es su intención", "se que me ama", entre muchas otras. Estas palabras no sólo trajeron problemas a Milo también a sus amigos como Aioria, Shura y sobre todo a Camus quien lo defendía a diestra y siniestra, pues no le importaba pelearse con Saga una, dos o mil veces con tal sacarlo del peligro, más no podía hacerle entender a Milo que su relación no era sana, mas bien... tóxica.

—Milo es feliz a mi lado y no dejaré que destruyan todo lo que estamos logrando juntos —habló decidido— si mentí es por su bien, no me perdonaría si saliera lastimado.

"Estamos logrando" —repitió incredulo— No seas un hipócrita Kanon, ambos sabemos que eres un maldito hijo de perra, que no le importa nada más que su estúpida persona. —rie mientras se cruza de brazos— dudo que aún tengas un poco de dignidad y amor. Bien... dejando eso de lado te aviso que pronto quiero reunirme con Saga, no lo veo presencia desde hace años, pero descuida te pondré al tanto.

—¡No te acerques a mi familia! Mi hermano a mejorado, verte sólo le haría daño, ¡No te atrevas a hacerles algo, de lo contrario yo mismo buscare una forma para que pagues por todo lo malo que hiciste! —miro fijamente al contrario, no estaba mintiendo—Ahora, liberarme es la única opción que te doy.

Entre tus brazos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora