Capitulo l: Frustración

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La poco paciencia que Milo tenía se estaba llendo al caño pues si bien habia dicho todo lo sucedido, los oficiales que lo mantenían en un interrogatorio no dejaban de cuestionar estupideces que no servían de nada. Siempre regresaban al inicio del crimen y esto a él no le gustaba en absoluto. No comprendía la falta de interés en su caso, además la forma en la que lo trataban era un tanto ofensiva, mentiría si dijera que no tenía ganas de partirle la cara a esos hombres.

—Entonces déjeme ver si entendí, ustedes se encontraron de repente a unos hombres en camioneta que se llevaron a Giannis, ¿no es así?

—Señor, es mi esposo —argumento— deben hacer algo, por favor.

—¿Son una pareja gay?

—Sí, ¿algún problema? —respondió con notable fastidio—

—Solo uno. —Ambos se desafiaban con la mirada—Me molestan los tipos como tú, gente de su tipo son una verdadera molestia.

—¡Le pido que cuide su tono de voz!

—Mejor dígame, ¿Por qué llevarse sólo a Kanon Giannis Doragon? —miró al heleno—

—Ellos comentaron que su jefe quería tratar asuntos con él, sinceramente no se que querían decir con eso —repitió parte de la historia—

—Comprendo...

—Aguarde un momento ¡¿acaso insinúan que yo hice esto?! ¡¿creé que yo planee esta situación?!—aquel comentario fue la gota que derramó el vaso—.

—Conozco a gente de su tipo, solo quieren llamar la atención y no se dan cuenta que hay verdaderos crímenes que resolver.

—¡¿Verdaderos crímenes?!—repitió incrédulo.

—Sólo digo que es extraño que a él se lo llevarán y a usted no le pasará nada, es decir, sus pertenencias están intactas —respondió el hombre con cierto aire de grandeza—

—No se por que no me robaron, ¡tuve un ataque cardíaco! —alzó la voz—si hubiera podido ayudarlo ¡no estaría aquí perdiendo mi tiempo!

—Tal vez usted tenía razones para hacerlo tal vez obtener dinero fácil o simplemente una venganza amorosa —atacó nuevamente—

—¡No lo puedo creer! ¡¿en verdad esta diciendo eso?! —estaba rojo de la ira, muy irritado y para colmo se comenzaba a sentir mal. Aún con todo eso trato de guardar compostura.— En primer lugar no tengo la necesidad de buscar dinero "fácil", soy socio de los hoteles más importantes de toda Grecia, por lo cual con el trabajo que realizó hasta me sobra y segundo, jamás me podría rebajar por los celos, no soy un maniático, confío en Kanon y no dudaría de su amor.

—Nada me asegura que sea así, no hay testigos que avalen que usted manifiesta la verdad —miro de reojo al más joven —¿Qué es lo que calla?

—¡Ya hable con la verdad, no hay por que ocultar nada!—golpeó la mesa— ¡Lo único que quiero es ayuda para mi esposo!

—Cuidado de como me habla que no somos iguales joven Antares, sus juegos no son bien vistos por aquí.

Se levantó de su lugar, tomó su saco y se dirigió a la puerta para salir, no sin antes decir:

—Gracias por nada, caballeros.

Salió furioso de la jefatura mientras su cabeza lo atormentaba con diversas escenas de lo acontecido desde la noche anterior, la alegría que sentía al ser testigo de los tan bonitos detalles que su pareja había hecho para el, se convirtieron sólo en melancolía y frustración, pues su vida se volvía gris a cada minuto que transcurría. ¿Pero que podía hacer? No tenía ni idea del motivo por el cual comenzó su pesadilla; ya habían pasado horas, estaba agotado y no había tomado sus medicamentos.

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