Editado.
El taxista aparcó el coche justo frente a casa, extraje el dinero que llevaba en mi chaqueta de cuero negra para pagarle y luego le agradecí para proceder a bajar del coche. Caminé descalza y con los pies completamente adoloridos hacia a casa, las luces estaban apagadas.
Me giré un par de veces mientras buscaba la llave para abrir la puerta, con cuidado, la coloqué en la cerradura y volví a girarme. Me sentía verdaderamente paranoica, ahora sentía que tenía a Ethan por vaya a saber donde manteniéndome vigilada.
Ethan se había encargado de esperar un jodido taxi conmigo, ninguno de los dos había vuelto a dirigirse la palabra y agradecí que el taxi llegara rápido porque la tensión o incomodidad, aún no sabía como llamarlo, podía cortarse con una tijera de esas que utilizaban mis hermanos, esas que no cortaban ni mierda. Era cierto que no nos conocíamos, no entendía por qué hacerlo ahora y dejar las cosas como estaban, suponía que tenía miles de cosas mejores que hacer que mantener vigilada a alguien tan aburrida como yo.
Mi móvil vibró haciéndome dar un respingo y maldije en voz baja cuando mi móvil cayó al suelo, para mi suerte había aterrizado en el césped y cuando me agaché a recogerlo, la pantalla aún seguía intacta. Era un Whatsapp, debía ser Sophia.
Maldije a Sophia y haber aceptado salir de casa. Si no hubiese salido, probablemente no estaría involucrada con un criminal que mi padre tenía en la mira.
Ingresé a casa y cerré la puerta principal detrás de mí cuidadosamente para apoyarme sobre ella tras soltar un suspiro cargado de cansancio. En definitiva no había sido una buena noche. Mientras intentaba procesar todo, avancé para subir las escaleras con los tacones de Sophia colgando en mi mano izquierda y mi móvil en la otra, me detuvo un ruido proveniente de la cocina, lo que me dejó inmóvil. El ruido llamó mi atención y segundos después apareció un mellizo, el cual no pude distinguir por la oscuridad que inundaba la sala, venía saliendo de la cocina en pijama.
Lo observé sin saber qué hacer o dónde meterme.
― Tenía sed― me dijo al pasar a mi lado con su rostro aún adormilado y un vaso con agua en su mano derecha.
Y luego, continuó subiendo las escaleras. Ben no pareció percatarse de mi atuendo puesto pese a que aún seguía dormido, simplemente desapareció tras cerrar la puerta de su habitación y solté el aire que llevaba conteniendo. Había tenido muchísima suerte, demasiada. Porque Ben y Jeff podían hacer de mi vida un verdadero infierno cuando se lo proponían. Apostaba mi alma a que si hubiera estado en sus cinco sentidos no dudaría en delatarme con mis padres.
Giré mi cabeza hacia mi izquierda y oí que había alguien en el baño, con el corazón en la boca me apresuré a entrar a mi cuarto para desvestirme a la velocidad de la luz y luego reemplazar mis prendas por mi pijama habitual.
Me metí a la cama en cuestión de segundos y después de arroparme con las mantas, oí el viejo y molesto chirrido de la puerta que se abrió minutos después acompañado de unos pies descalzos sobre el suelo de madera. Fingí quedarme dormida y luego sentí como mi padre ajustaba las mantas de mi cama.
Abrí los ojos como si hubiese sido él quien recién me despertaba.
― Lo siento― me dijo con una pequeña sonrisa en su rostro―. ¿Todo en orden?
Asentí sin dejar de sonreír.
― Si, todo bien― fruncí el ceño y miré a mi alrededor, la ventana estaba abierta y por ella ingresaba aire fresco―. ¿Qué haces despierto?
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Entre Sombras (Anteriormente: Dangerous Love) ©
Teen FictionRachel Johannson, una joven estudiante y la hija del oficial, cree tener una vida perfecta, pero todo aquello cambia una noche en la que es testigo de un violento ataque y se percata que su compañero de preparatoria, Ethan Blair, es el agresor. Su v...