Entre Sombras (Anteriormente: Dangerous Love) ©

Capítulo 5; Distintos Mundos

Editado.

Al adentrarnos al restaurante, acogedor y pequeño, apartado de la ciudad. Una campanilla sonó indicando nuestra llegada al lugar y me tomé el tiempo de examinar el lugar con asombro, parecía ser que al sitio no le pasaban los años jamás. Estaba tematizado en la época de los años 80s, poseía luces neón, lucía algo antiguo pero a la vez estaba impecable. De las paredes colgaban cuadros con figuras icónicas de diferentes épocas.

Seguí a Ethan, maravillada con aquel restaurante y me pregunté cómo es que viviendo toda mi vida allí, no lo había escuchado nombrar ni una sola vez. No había mucha clientela y oí con satisfacción la música que acompañaba el lugar. El fanatismo hacia aquella música se los debía a mis padres.

Dejé caer el casco sobre la mesa a un costado y tomé asiento sobre el sofá de cuero rojo y me dediqué a continuar contemplando el restaurante. Debía parecer una niña en una juguetería por primera vez.

El suelo tenía baldosas blancas y negras, mientras que a un costado había una rockola de la cual provenía la música y hacía juego con el lugar. Casi sonreí al escuchar Every Time You Go Away sonando de la rockola.



― Sabía que te gustaría― me sorprendió Ethan mirándome con una pequeña sonrisa―. Amo este lugar y la música, joder, lo es todo.

Antes de poder confirmar lo que decía, una camarera se acercó a nosotros con un uniforme que iba de acuerdo al restaurante; vestido rosa pálido y delantal blanco. Extrajo una pequeña libreta y de su cabello rizado sacó un bolígrafo para tomar nuestro pedido.

― Hola, Ethan. Tanto tiempo― le dijo con una sonrisa y Ethan también le sonrió―. ¿Que van a ordenar?

Eché un vistazo hacia Ethan, el cual también tenía sus ojos sobre mi. Alcé mi barbilla a su dirección incitándolo a hablar.

― Es un placer verte también, Riley― le dijo y luego agregó―: Pediré una hamburguesa de queso con aros de cebolla.

Riley lo anotó rápidamente en su libreta y luego senti dos pares de ojos sobre mí.

― Lo mismo pero sin aros de cebolla, por favor― ella asintió a la vez que lo apuntaba en su libreta.

― ¿Y para beber?

― Cerveza― respondimos ambos al mismo tiempo. Ella asintió con una sonrisa y pude ver como Ethan también me sonreía.

― Enseguida― dijo. Luego desapareció detrás de la barra, en dirección a la cocina y proseguí observando el lugar.

― Veo que eres chica de cerveza― dijo Ethan llamando mi atención a lo que me encogí de hombros sin dejar de asentir lentamente y repetidas veces.

― Pareces sorprendido, ¿acaso insinúas que no puede gustarme la cerveza?― alcé mis cejas sin dejar de mirar sus profundos ojos azules. Colocó sus codos encima de la mesa del otro lado y soltó una pequeña risa.

¿Y ahora qué le causaba tanta gracia?

― Es sólo que...no, olvidalo― hizo un ademán restándole importancia y sin dejar de sonreír, colocó su mirada en el cristal situado a mi izquierda.

― No, ahora me lo dices.

― Bueno...pues, pareces ser demasiado estirada, que vive para obedecer las órdenes de tus padres y más siendo que eres hija del oficial― alcé las cejas y fue mi turno de soltar una risa.