La respuesta Cap 6

218 9 3
                                    

~Txus~

Al entrar al bar pude notar que estaba casi vacío, conmigo eran solo 5 personas, sin contar al cantinero.

  —Deme el alcohol más fuerte que tenga.—Digo mientras me siento en la barra.

El señor lo sirve en frente de mi y me lo entrega.

  —Se le nota triste tio, digame que ocurre—Me pregunta el cantinero.

—El amor es dificil.—sorbo un poco mi licor.

El cantinero se voltea para limpiar unos vasos que se encontraban cerca de el.

  —Claro que lo es, rechazo? Engaño?—me pregunta para saber cual es el caso.

— Más bien miedo a que no sienta lo mismo que yo—Tomo de un golpe mi vaso.

El señor me sirve mas.

—Amigo créame, si no le dice nada a la persona que ama... se irá... y sentirá que la vida lo patio en el culo—se aleja un momento de mi.

Tomo nuevamente de golpe mi alcohol, lágrimas brotaron otra vez, hacian charcos en mis mejillas, lágrimas que podían reflejar miedo y dolor.

Dejó el dinero en la barra mi me voy de ese lugar.
Estaba obscuro, corrí para llegar rápido al hotel.
Me invadían mis pensamientos y eso hacia que llorara más fuerte.
No demore mucho en llegar a mi destino, subi hasta el piso de mi habitación, sacó mi llave y entro.
No se que hora era pero todo estaba apagado.

En silencio me aserco hasta el cuarto, por el problema que pasó se requirio instalar otra cama pero seguíamos compartiendo el cuarto.
ahy se encontraba José con la televisión ensendida

— Txus, estas bien?—Se sienta en la cama para verme mejor.

No le dije nada, me senté en mi cama con la cabeza abajo para que no notara mis lágrimas

   — Jose... -Mi voz se escuchaba quebradiza- Dime una cosa, ¿quien es el dueño de una mirada?. Quien deja escapar frases y abrazos con sus ojos, o quien es acariciado por ellos?—Me levanto y con cariño tomo su cara - Pues bien, mi José, yo sólo soy dueño de una herida: la que deja tu ausencia, que sólo se cura con tu presencia.
Quiero que mi alma tenga tu fragancia.

Mi corazón latía a un ritmo violento. Todo se quedó en un silencio que quemaba demasiado. Nuestras narices se rosaban, el sólo se quebaba callado y sorprendido, creo que en estos momentos, la he cagao.

Vaso de alcoholDonde viven las historias. Descúbrelo ahora