Capítulo 4

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    —Alison...Alison. Despierta Alison...— oí esa voz de fondo mientras esa persona me intentaba despertar.

Abrí los ojos y vi a Luke dándome pequeños movimientos en el brazo para que me despertase.

    —¿Qué pasa Luke? — dije asentándome en la cama.

    —Quiero llevarte a un sitio. —  dice levantándose de la cama.
    —Luke son las — miré mi móvil— 12:00 a.m. de la mañana.
    —Vamos aburrida llevas más de 10 horas durmiendo y ahora no hay nadie en casa.

El rostro de Luke se veía completamente oscuro al estar las persianas bajadas, sólo veía bien su camisa blanca y sus hermosos ojos verdes, aunque esto último me costaba un poco.

    —Está bien...— me levanté de la cama y me puse mis zapatillas de estar por casa.
    —Eh...Alison, creo que sería mejor si te vistieses. — dijo.
    —¿Qué?— me miré en el espejo que había en mi habitación. —¡Mierda! ¿Puedes...?— no pude acabar la frase de la vergüenza que estaba pasando.
    —Sí sí claro...— se dio la vuelta y se empezó a reír.
    —Puedo ponerme algo cómodo no?— le dije mirando a mi armario.
    —Sí, cualquier cosa está bien Alison.

Después de revisar bien mi armario me puse la primera camiseta y el primer pantalón que vi. Una camisa larga gris y unos pantalones vaqueros azules con rotos por la parte delantera. El momento se estaba volviendo cada vez más raro así que cuando me vestí encendí La Luz de la habitación.

    —Oh vamos, estabas muy bien así. —dijo dándose la vuelta y acercándose a la puerta.

    —Anda déjate de tonterías, ¿dónde vamos?— le dije mientras andábamos por el pasillo.— Porque voy en zapatillas de estar por casa y no son muy cómodas para estar por la calle precisamente Luke. — me miró las zapatillas y empezó a reír.

    —Anda, pasa. — abrió la puerta del apartamento que daba al ascensor haciendo un hueco para dejarme pasar.

Nos montamos en el ascensor y en lugar de darle al botón de la planta 0 le dio al de la última planta. Le miré extrañada mientras él seguía riéndose como si se estuviera burlando de mí. Cuando las puertas del ascensor se abrieron dimos paso a la azotea del edificio donde había una mesa con un cubo lleno de hielo con refrescos y un sillón al lado. La azotea era preciosa, estaba totalmente iluminada de guirnaldas de luces rodeando el borde del edificio. Tenía unas vistas increíbles, desde tan sólo el ascensor podía ver Time Square a lo lejos y edificios tanto viejos como nuevos.

    —Cada día te superas más...—dije totalmente impresionada  acercándome al sofá que había

    —Por mucho que visites Manhattan no puedes irte sin ver unas vistas desde 120 metros de altura. — dijo sentándose a mi lado. — ¿Quieres Cola?— me ofreció una lata de refrescos.

    —Claro. — la cogí y empecé a mirar alrededor.

    —Es increíble, ¿verdad?

    —Nunca la imaginé así. Es hermosa. Gracias por enseñármela hermanito. — le miré y sonreí.

Él estaba también mirándome con una pequeña mueca. Muchas veces habíamos cruzado miradas pero ningunas habían sido como esa. Había algo más raro de lo normal.

Alison Rhodes. "Nueva York"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora