Capítulo 3

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Buenas personas.

Me levanto rápido y miro mis pies avergonzada. -Lo siento, yo.. Pensé que aquí también los bancos son para sentarse. -río para aligerar el ambiente, pero salió como una risa nerviosa.

Me mira serio sin una pizca de humor, pensé que por lo menos le parecería gracioso, trago saliva sin saber si caminar y alejarme o no darle la espalda, no sé si sería peor.

¡¿Que hago?!

-No eres de aquí, ¿Cierto? -pregunta alzando una ceja.

¿Será que le digo que soy de aquí?

No, tal vez ya sepa la respuesta y solo quiera que yo lo afirme.

-No. -digo más como una pregunta que una respuesta.

El ríe, pero es una risa que está lejos de tener humor. -Ven conmigo. -me toma del brazo y me jala para que lo siga, alarmada intento soltarme pero el es demasiado fuerte.

¡Justo el día que decido independizarme!

¡Yo debería estar viendo la estatua en el parque y no estar siendo jalada por un musculoso desconocido!

Comienzo a gritar que me soltara y veo a los lados para pedir ayuda, pero la gente parece no escucharme, ni siquiera voltean a verme. El chico me agarra más fuerte y me quejo del dolor, me acerca él de modo que puedo sentir su respiración, ve a los lados como si estuviera preocupado de que alguien nos viera.

-No grites. -susurra y yo comienzo a llorar.

Ay no..

No debí salir sola, Bethany se sentirá culpable si algo me pasa.

Se dio cuenta de que estaba llorando, ve que me estaba sujetando muy fuerte me soltó, ahora parece arrepentido, sentí la sangre volver a circular por mi brazo.

Es mi oportunidad de correr.

-Ni lo pienses. -niega como si supiera lo que pienso, si darme oportunidad de correr me carga como si fuera un saco de papas.

-¡Ya bajame! Mi tío es policía. -grito golpeándolo por su espalda baja.

Que bajo he caído.. Llamé a Henry mi tío.

Aún así gritando la gente andaba como si nada, centrados en sus vidas.

Unas monjas pasaron a nuestro lado hablando. -¡Ayúdenme! -suplico, pero no voltearon.

¿Acaso el hizo algo para que no pudieran vernos?

Sí, Zoe, el sujeto tiene poderes mágicos.

La cabeza comenzaba a pesarme, la sangre se estaba acumulando.

Ya llevaba un rato caminando y yo dejé de luchar, me rendí, mi cuerpo se sentía cansado, mis lágrimas corrían y de un momento a otro él se detiene, no sé en donde estamos, solo puedo ver una alfombra color magenta sobre el piso de piedra, escucho unas llaves y abre una puerta cerrándola detrás de nosotros.

Nadie podrá vernos aquí.

Allí todo se me hace más real, comienzo a temblar y a suplicarle que me deje ir. Él me baja y caigo encima de algo suave.. ¿Un puff?

Me olvido de que estoy mareada y apenas puedo ver, siento como la sangre vuelve a su lugar. Me centro en ver todo a mi alrededor , así si quedo con vida le diré a la policía (Henry) como es todo con lujo de detalles, las paredes son rojas con negro y el piso es alfombrado color magenta, igual a la que vi afuera, nada combina, el decorador de esta habitación se pudo haber esmerado más, el lugar está repleto de animales disecados, a mi lado hay un zorro blanco que debió ser hermoso, cuando estaba vivo, es como si estuviera viéndome fijamente, volteo a ver a otra parte incómoda, todo se ve oscuro y triste, solo una bombilla que amenazaba con apagarse ilumina todo el lugar, la típica guarida de un asesino. Él chico está parado rascándose la nuca como incómodo de que yo no hablara.

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