El León de Nemeo

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Justo después de haber pasado tan terrible tragedia, Lito veía como su mejor amigo se alejaba preguntándose qué era esa piedra. Despidiéndose de él con mucho sentimiento, Apolo empezó a caminar y con cada paso que daba se sentía más débil y triste, con la mirada agachada y sus pies llegando a su destino, entró a los jardines de la señora Keber, pero por primera vez se detuvo a observar las flores recién mojadas, a oler el pasto mezclado con la tierra fresca y escuchar a los pájaros, esa conexión con sus sentidos fue suficiente para que rompiera en llanto, cayendo con sus rodillas en el pasto y golpeándolo con su puño varias veces, el solo pensaba en por qué le pasaban estas cosas, no era justo.

—¿Por qué llorar muchacho? ¿No lo crees una pérdida de tiempo? — dijo una voz detrás de los arbustos.
Apolo extrañado observó hacia todos lados no sabiendo quién lo dijo y de dónde.
—Genial, lo que me faltaba... la voz de un raro.—Dijo Apolo.
—¿A quién le dices raro? Tú eres el raro muchacho.— dijo la voz extraña.
— ¿De dónde me estás hablando? ¿Quién eres?— preguntó Apolo.
— Haces muchas preguntas para ser tán listo como dicen de ti, Apolo.— le replicó la voz y antes de que Apolo pudiera defenderse, dijo:
—Espera... ¿Cómo sabes mi nombre?—
La voz mientras por fin salía de su "escondite" en los arbustos, contestó:
—Yo se todos los nombres en esta ciudad, sé todo lo pasado, lo presente y futuro. Yo lo sé todo.—
Apolo empezó a ver la criatura que salía de entre las hojas verdes sin poder describirlo de lo impactado que estaba.

Apolo sabía perfectamente quien era esa criatura por sus clases de historia, su nombre era Péntion y era un león con rasgos de unicornio, lobo y puerco espin

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Apolo sabía perfectamente quien era esa criatura por sus clases de historia, su nombre era Péntion y era un león con rasgos de unicornio, lobo y puerco espin. La historia cuenta que su amo, el Dios Nemeo, lo salvo de ser asesinado por un gigante, Nemeo le cambio partes de su cuerpo que el gigante había dañado, reemplazándolas con las de otros animales, convirtiéndolo en el único de su clase y otorgándole poderes, desde ese momento fue devoto a su Dios, ayudándolo para siempre a ganar guerras con su sabiduría. Ya que el animal era solo una leyenda contada por cuentos infantiles, Apolo tenía dudas de que fuera real, pero prefirió esperar a saber que quería la criatura.

—Seguramente te preguntarás a qué he venido.— dijo el león mientras mantenía una pausa.
El leon agregó: — He visto tu sufrimiento y quiero ofrecerte un trato. Mi amo Nemeo le devolverá la vida a tu amigo... pero a cambio, tendrás que entregarme la piedra que te dió.—
Apolo se quedó como estatua, se preguntó como sabía el animal de la piedra y después recordó quien se supone que era, la vida de su amigo por un insignificante objeto se le hacía un trato justo, pero por otro lado Eneas sacrificó su vida por esa maldita piedra.

Lo único que Apolo pensaba es que por algo Eneas le dio la piedra, por algo sacrificó su vida y por algo hizo que Apolo prometiera cuidarla.
El león impaciente dijo: —Eneas regresará y podrán encontrar una manera de resolverlo juntos. ¿Que dices?—
—No.— Respondió mientras veía al león fijamente.
—¿Estas seguro muchacho? Esta es una oportunidad única y no eres un tonto ¿O si?— Dijo el león mientras se acercaba más a Apolo.
—Está piedra no irá a ningún lado, yo la protegeré de cualquiera si es necesario. Hice una promesa que no romperé.— Comentó Apolo mientras sostenía la piedra con su mano fuertemente.
El león mitológico sonrió mientras cerraba los ojos, sus patas traseras se sentaron y una pequeña risa salía de él.
—Ahora sé porque Eneas te dió la piedra y porque mi amo quería ponerte a prueba.— dijo el león.
—¡¿A prueba?!— contestó Apolo muy confundido.
El león riéndose le dijo: —Si, a prueba, necesitábamos saber si darías la piedra o si eras de confiar como pensaba Eneas.—
—Entonces...¿qué hubiera pasado si yo te la entregaba?
Después de una pausa corta y no queriendo responder a su pregunta comentó el león:
—Eres bueno Apolo, tú corazón es puro y tus intenciones correctas, crees que Eneas no dejó mucha información de la piedra, pero te equivocas... en sus últimos momentos el fue quien escribió la carta pegada a su pecho, no los asesinos. En ella encontrarás el significado de la piedra.—
Ahí fue cuando todo cobró sentido para Apolo, su profesor lo hizo parecer un suicidio para que, al ser la última persona que lo vio vivo, no fuera sospechoso de asesinato. El nunca pensó que su profesor ocultó su propia muerte para protegerlo.
—¡Claro! Debí imaginarlo...— dijo Apolo con una sonrisa nostálgica.
—Tienes que tener mucho cuidado pues no será fácil recuperar la carta, aunque tengo la impresión de que tienes amigos que te pueden ayudar con eso.— dijo el león.
Por último, sabía que Apolo iba a necesitar una cosa más así que dijo:
—Apolo, te quiero dar un regalo, algo que te va a ayudar en el futuro, así que cierra los ojos y no te muevas.—
La criatura mitológica pegó su cuerno de unicornio en la frente de Apolo y le creó una imagen en la mente, la visión era de un muchacho encantador de espaldas y caminando delante de él, iba con una playera amarilla y parecía no tener alas, tenía una voz muy peculiar y una mancha en su pantorrilla con forma de triángulo.
Mientras la imagen todavía corría en su mente, el león dijo: —El tiempo es impredecible, pero a veces hay cosas en el destino que van a pasar sin importar cómo, esta persona que te estoy mostrando estará en un peligro inminente, tu serás su salvación, pero cuidado... que salvarlo no significa que esté a salvo a tu lado.–
Apolo abrió los ojos mientras decía: —¿Qué tiene que ver esta persona con lo que estoy pasando? ¿Quién es? ¿Cómo se llama?—
Antes de que el león respondiera la señora Gretilda salió de su casa diciendo: —¿Que son todos esos parloteos? ¿Con quién hablas querido? —
—Con...— dijo Apolo mientras volteaba a donde se encontraba la criatura. —...nadie, con nadie, yo...estaba hablando solo.—
El león ya se había ido y sin más, Apolo se paró del pasto y tomó su mochila.
—Si necesitabas compañía solo necesitabas pedirla muchacho, ¿gustas pasar a comer?.— Contestó la señora Keber mientras tambaleaba las caderas y se arreglaba los anteojos.
— Gracias señora Keber pero ya me iba, su jardín sigue en orden así que nos vemos mañana.—dijo Apolo mientras se marchaba hacia su casa.
En el camino a su hogar, el chico de la visión seguía en la cabeza de Apolo, sólo se preguntaba quién era y de que lo iba a salvar, nunca lo había visto en la ciudad y dudaba que fuera real, ya que no tenía alas.

Al llegar a casa su madre lo abrazó de inmediato.
Ella se enteró de lo que había pasado con Eneas y trato de consolar a su hijo todo lo que pudo.
Las horas pasaron rápido y la cena también, todo estaba muy callado y simplemente el final del día pasó. Apolo se fue a acostar y no quiso saber nada de nadie, solo quería meterse completo abajo de las cobijas y despertar mañana pensando que todo era una pesadilla.

Apretando las cobijas entre sus puños, Apolo despertó en medio de la noche y notó que alguien hablaba afuera de su ventana, se paró de la cama y se acercó para ver que las personas que murmuraban, eran su madre y su tío Voltac.
Su tío le mencionó a su mamá: —No puedo creer lo que me estás pidiendo.—
A lo que me madre contestó: —Es necesario que no se sepa la verdad.—
—Pues yo solo siento que me estás usando... a mi y a mi don.— dijo su tío.
—No me queda de otra, el y todos tienen que olvidar lo qué pasó, no arriesgaré que mi hijo sepa algo que puede acabar mal.— dijo su madre.
—...Está bien Polaris, lo haré, ¿donde está la habitación de Apolo?—
—Arriba, primera puerta a la derecha.— contestó Polaris.

Apolo sin poderlo creer, ya sabía qué le haría su tío, con el don a la alteración de la realidad le iba a cambiar sus recuerdos ilegalmente de lo sucedido con Eneas, rápidamente sacó un libro del estante al lado de su cama que se llamaba, "esencias y brebajes vol.2", arrancó en pedazo de una página que contenía el antídoto para recobrar la memoria y se tiró a la cama fingiendo estar dormido.
Escuchó como su tío entraba a su cuarto y se sentaba en una silla. El silbaba una canción muy poderosa que los hacía entrar en transe para después cambiarles los recuerdos, después se iba y nadie sabía nada al día siguiente.
Sin más que decir, Apolo ahora ya no recordaba nada, su tío logró el cometido y solo despertó en la mañana muy normal como si fuera cualquier otro día, un papel se asomaba en su almohada por lo que la tomó y la observó.
Esta decía:

Ingredientes:
1.- 10g de Fragelium.
2.- Un mechón de cabello.
3.- Dos cucharadas de polvo ripsódico.
4.- 20ml Agua de Dísfo
5.- Y una pluma de ángel.
-¡Prepárala! no hay tiempo.

El no sabía para que era, pero si sabía que lo último fue escrito por el ya que era su letra, sin saber que estaban a punto de borrarle la mente a todos, se dirigió a la escuela para hacer la poción y que no fuera demasiado tarde para todos, en especial para Lito.

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