Un Simple Pisapapeles

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Una semana después de lo ocurrido esa noche, Apolo se encontraba en su escuela, "La Academia de Diómedes", que por preparar soldados protectores de Argo, era una de las mejores escuelas. Para Apolo las únicas personas importantes que estaban ahí eran su mejor amigo Lito, que era el ángel más torpe, simpático y era huérfano pero con el corazón más noble que podías conocer, y la otra persona se llamaba Eneas, que era su profesor favorito por ser la persona más sabia que conocía.

La clase de Historia comenzó y estaba un poco aburrida ese día, así que Apolo no prestó mucha atención, de pronto observando perdidamente hacia la ventana, escuchó su nombre.
— Hola, busco al soldado llamado Apolo. — dijo un hombre viejo con barba blanca en el pie de la puerta.
Apolo giró la cabeza y vió como su profesor favorito Eneas, era el hombre parado en la puerta y que estaba pidiendo hablar con él.

Apolo se paró volteando a ver a su mejor amigo con una cara de curiosidad y rareza, diciéndole con la mirada lo pálido que estaba Eneas. Salieron del salón y empezaron a caminar hacia su oficina.
—No hay mucho tiempo... No hay mucho tiempo...— Eneas le decía en repetidas veces a Apolo balbuceando mientas lo agarraba del brazo.
Apolo muy confundido dijo: —¿No hay tiempo para que?... Eneas, ¿que pasa? ¿Estas bien?... ¡Eneas!—
Pero no respondía, sólo tenía una mirada de loco mientras entraban a su oficina.
—Apolo, ¡cierra la puerta por favor! — dijo Eneas sudando y abriendo una caja fuerte secreta que estaba en el piso debajo de la alfombra.
Eneas sacó una pequeña piedra cromada y se acercó rápidamente a Apolo, poniéndola en su mano le dijo: — Toma... ocúltala, nadie se puede enterar que tú la tienes, ¡eres el único en el que puedo confiar!
— Eneas... ¿que es esto? ¡¿Que significa?!— Apolo dijo sosteniendo la piedra enfrente de la cara de Eneas.
El le respondió: —¡No hay tiempo para explicarte! La vas a necesitar mucho, eres listo... serás capas de decifrarlo por tu cuenta. No confíes en NADIE... ¡Promételo Apolo! ¡Prométemelo!—
—De acuerdo, de acuerdo, lo prometo. Solo siéntate y tranquilízate.— dijo Apolo preocupado y temeroso.

Metió la piedra en su pantalón y Eneas pidió que regresara a su clase como si nada hubiese pasado, Apolo se negó a dejarlo solo, a lo que Eneas le mintió y le dijo que necesitaba agua, con el propósito de que el volviera a su salón y lo dejara solo.
No obstante, Apolo es muy perceptivo, vió agua en la mochila de su profesor y se dio cuanta que era una trampa de Eneas para quedarse solo.
Apolo dijo: —¡No me voy a ir de aquí hasta que me digas lo que esta pasando...— Pero fue interrumpido por unos golpeteos en la puerta.
—¡Eneas! Se que estas ahí... ¿Lo hacemos por las buenas o por las malas? — dijo la persona que golpeaba la puerta.
—¡Apolo!, ¡escóndete... rápido!— le susurró mientras Apolo se metía debajo del escritorio.
Eneas se dirigió a él y le dijo: —Siempre estaré contigo pase lo que pase.—
Antes de que Apolo pudiera decirle algo más, solo escucho cuando la puerta se rompió y cayó en el suelo.
—¿Donde está la piedra?— dijo la voz de un hombre desconocido.
—Donde nunca la podrán encontrar...— Contestó Eneas con una sonrisa en su rostro.

En un instante, antes de que Apolo pudiera pararse para ayudar a su amigo, se escuchó un estruendo mortal y vio cómo caía la mano sin vida de Eneas al lado del escritorio.

No había sonido... Apolo solo estaba inmóvil, en shock, era como si todo lo que el sentía fuera simplemente un gran vacío.

Los hombres empezaron a buscar a su alrededor por la piedra cuando de pronto se acercaron al escritorio y se asomaron, vieron un espacio vacío... no había nadie debajo, no había nada, la realidad es que sí... el seguía abajo del escritorio y ya no solo, su mejor amigo, Lito, llegando al rescate y teniendo el don de la invisibilidad, logro que escapan juntos de la oficina pero no sin antes ver a Eneas en el piso con una mano al pecho, sus alas grises y la caras con pasamontañas de los que cometieron tal acto atroz... Apolo quería destrozarlos vivos, nunca había tenido tanta rabia ni dolor... jamás, Eneas era como el padre que nunca tuvo y se lo quitaron.

Ellos tuvieron que regresar a su salón como si nada hubiese pasado, pero antes de ello Lito comenzó a ver cómo los ojos de Apolo enfurecido cambiaban de color a lo que parpadeo para ver si no estaba alucinando y cuando volvió a verlo sus ojos, uno azul y el otro negro estaban como siempre, cuando al fin llegaron al salón de clases, las manos frías de Apolo se recargaron en su mesa y sus ojos se quedaron estáticos, estaba en un shock que parecía no acabar. Una hora y media, que para él fue eterna pasa y la campana suena, llega el final de la clase de historia y todos empezaron a salir del salón, Apolo agarro sus cosas y se dirigió a la puerta, cuando su profesor de historia llamado Tideo le dice: —Apolo,¿A que te llamó Eneas?—
Y antes de que el pudiera contestarle se escuchó un grito aterrador desde la oficina de Eneas.
Todos incluyendo a Tideo y Apolo subieron corriendo a la oficina, encontrando a una maestra de primer grado gritando y mirando en el piso a el propio Eneas muerto, con una nota muy rara entre su mano y su pecho que databa esto:

Vida te dejo, porque el dolor que tengo se hace más grande cada día, mi corazón me dicta tristeza y lamentos.
Oh vida, fuiste el cromo que cuidaba mis alas y las mantenía volando. Mi gema preciosa, por la que me lanzaría en el aire, sabiendo que tú me estás cuidando.
Me voy de este mundo para estar en uno mejor, mi soledad no será más.
Eneas III

Era oficial, alguien había matado a Eneas pero Apolo y Lito eran los únicos que lo sabían, todos tenían miradas para Apolo ya que sabían que tan cercamos eran, Tideo pensando que Apolo fue la ultima persona en verlo vivo, se acercó a Apolo y mientras se cruzaba de brazos le volvió a preguntar:
— ¿Que te dijo Eneas antes de que regresaras a clase? —
A lo que Apolo le contestó:
—No puedo creer que ya no está... El... solamente quería platicar... eso es todo.—
Se tardo en contestarle lo suficiente para que Tideo empezara a dudar si había algo más que no le estaba diciendo, quiso de inmediato hacerle una inspección visual para ver si no veía algo raro en él, cuando de pronto noto una piedra que brillaba y se marcaba en su bolsillo y con Apolo ya yendose del problema comentó:
—¿Que es eso que tienes en tu bolsillo? Déjame verlo.—
Los pies de Apolo se pegaron al suelo y se volteó a verlo, de mala gana saco la piedra de su pantalón y la puso en la mano extendida de Tideo.
—¿Que es? ¿Para que sirve?— dijo Tideo mientras entrecerraba los ojos y la veía con más atención.
Apolo no sabía que decir, todo lo que estaba pasando lo tenía muy devastado, enojado y ávido de pensar en nada más.
—¡Capitan Tideo! ¿Cómo está?— Dijo Lito interrumpiéndolos mientras intercambiaba miradas con Apolo.
—¿Y tú quien eres?— Le contesto Tideo
—E... el dueño de ese objeto capitán. — dijo Lito meciéndose con sus propios pies un poco.
—¿Y que se supone que es este objeto tuyo?— pregunto con mucha ignorancia.
A lo que Lito respondió simpáticamente —¿Esa cosa? Es un simple pisapapeles, me lo regalo mi abuela cuando fuimos de viaje.— Y casi sin parar para tomar aire Lito siguió hablando, no dejando que Apolo se atormentara.
Tideo le dió "el simple pisapapeles" a Lito, quien a su vez lo entregó a Apolo unos momentos después. Apolo solo siguió caminando dándole la espalda a Tideo con lágrimas de impotencia en sus ojos . El mundo de los ángeles era frío, a excepción de personas como Lito y claro... Eneas, a veces no podía razonar como muchos ciudadanos se mostraban indiferentes ante las tragedias.

Todos salieron de la escuela y el brazo de Lito se recargó en la espalda de Apolo tratándole de dar apoyo moral, con un "pisapapeles" en su bolsillo del que desconoce todo completamente, se despidió de su amigo y se fue a su lugar especial en las nubes, donde no imagina lo que le esperaba.

Todos salieron de la escuela y el brazo de Lito se recargó en la espalda de Apolo tratándole de dar apoyo moral, con un "pisapapeles" en su bolsillo del que desconoce todo completamente, se despidió de su amigo y se fue a su lugar especial en las ...

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