La carta

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                 Narra Olivia:
Un caluroso sabado de julio, cuando estaba merendando y charlando con mis padres, picaron a la puerta y detras de ella salió una señora alta con abundante cabello castaño recogido en un moño. Nos dijo que se llamaba Minerva Mcgonagall pero que le llamaramos profesora Mcgonagall. Yo no entendia de que iba todo eso. Nos dijo que yo habia sido admitida en el colegio Hogwarts de magia y hechizeria, pensé que era una broma cuando me demostraron que la magia de verdad existe. La profesora me pasaria a buscar el dia siguiente, para ir a un sitio llamado Callejón Diagon, a comprar mis utiles escolares.

Estaba tan emocionada que apenas pude dormir, hace tan solo unas horas me habia enterado de que era una bruja y havia sido admitida en el colegio Hogwarts de magia. ¡¡Uno de los mejores colegios de magia del mundo!!

Al dia siguiente me levanté temprano, me venian a buscar a las 10 de la mañana. Bajé las escaleras encontrandome con mis padres haciendo mi desayuno favorito.
- ¿Que hacen?- pregunté, aunque ya sabia de sobras lo que hacian.
- Tu desayuno favorito para que cojas fuerzas para el largo dia que te espera - dijo mi madre con una encantadora voz.
Cuando me puse a desayunar mis tortitas con chocolate caliente me di cuenta de que faltaba 30 minutos para la hora en que la profesora Mcgonagall me viniera a buscar. Al rato subí a arreglarme, me puse una camisa blanca basica y un short azul. Me hice una coleta por la calor que hacia y me dispuse a bajar las escaleras. Fui al comedor esperando encontrar a mis padres y la profesora Mcgonagall y así fue. Cuando nos fuimos sentí que mi padres decian: buen viaje hija. A lo que no pude evitar sonreir.
- Oye profesora- dije captando su atencion.
- ¿Si?
- ¿Porque mi pelo y mis ojos pueden cambiar de color?
- O por Merlín- dijo ella- eres metamorfomaga.
- meta que...?
- Metamorfomaga
- ¿Y que es eso?
- Es la capacidad de poder cambiar el color de los ojos y del pelo según tus emociones.
Cuando llegamos a un sitio llamado Caldero chorreante fuimos a su patio trasero. La profesora Mcgonagall dio  golpes en unos ladrillos con su varita dejando ver un amplio y alegre callejón.

El enigma de los PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora