CAPÍTULO TERCERO:

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UNA NUEVA VIOLET EVERGARDEN:

Gilbert no durmió esa noche, se quedó en vela observando a Violet que parecía dormir profundamente. Horas antes había sucedido lo mismo, se quedó dormida entre sus brazos, como una niña pequeña. La exsoldado lucía tan diferente desde la última vez que estuvieron juntos, su cabellera había crecido considerablemente, también su estatura, sus rasgos seguían tan delicados y angelicales como siempre, pero ahora que se vestía de una manera distinta, una que iba más con su figura, era imposible dejar de verla. Se había convertido en lo que siempre fue, una mujer hermosa, llena de elegancia, algo que estando a su lado no podría haber logrado.

Suspiró un tanto frustrado, se había alejado para protegerla, para que pudiera florecer en todo su esplendor, y ahora había sucumbido, ahora quería esa flor para él, sólo para él.

La observó una vez más, tomó algunos mechos rubios entre sus dedos y comprobó lo sedosos que eran; recordó las incontables ocasiones en las que debió quedarse despierto cuidando de ella, alejando a los soldados curiosos que no resistían la tentación de verla más de cerca, odiando la forma en la que la veían, inventando excusas para acercarse y ella demasiado inocente para saber la causa de esa curiosidad, del comportamiento de soldados deseosos de una mujer así. No, mientras él estuvo a su lado, nadie se atrevió a ponerle un dedo encima, ni siquiera él, que era su peor enemigo. Y no era que Violet no pudiera defenderse, ella fácilmente podría haber apartado a cualquiera, pero él necesitaba sentir que podía cuidarla, quería que se sintiera a salvo a su lado.

Gilbert Bougainvillea tenía una debilidad muy grande, su semblante recio y fuerte flaqueaba cuando estaba con esa jovencita catorce años menor; con ella nunca pudo mostrarse firme, las órdenes eran favores disfrazados, haría cualquier cosa que le pidiera, era él quien siempre estuvo a sus órdenes, sólo que Violet nunca le ordenó nada, nunca se enteró del poder que tenía sobre el Mayor.

-¿Cómo es que el Mayor sobrevivió? – la Auto- Memories Doll había despertado, seguía recostada sobre él y lo veía con sus grandes ojos azules, le imploraban algo que ni ella misma sabía qué era.

-No lo sé. Cuando desperté estaba en una cama de hospital, contigo a mi lado. Como puedes ver no soy el mismo de antes.

Ahora había un parche cubriendo su ojo derecho, y uno de sus brazos era del mismo material que los de Violet, pero sabía la suerte que tuvo de sobrevivir. Hodgins le confesó lo cerca que estuvo de la muerte.

-Yo tampoco soy como antes; espero que al Mayor no le moleste, pero mis brazos...

-Violet, sigues siendo perfecta.

-¿Es así?

-Por supuesto, no importa lo que suceda, para mí siempre serás perfecta.

Los ojos del Mayor se llenaron de lágrimas, tenía bien grabado ese momento, cuando despertó y lo primero que hizo fue buscarla. Ella dormía en la cama contigua, su delicado y precioso rostro estaba lleno de heridas, y sus brazos ya no estaban, habían sido remplazados por metal, nunca se sintió tan miserable como en ese momento. Él también había perdido un brazo y la mitad de su visión, de los ojos que Violet encontraba hermosos, sólo quedaba uno, pero no le importaba, su vida ya había avanzado lo suficiente, en cambio, la exsoldado tenía tanta por delante y toda su adolescencia la vivió en un campo de batalla. Gilbert se odiaba a sí mismo por permitir involucrarla en algo así, en algo que manchaba de sangre su ropa, su piel y su cabello, sus recuerdos y sus pasados.

-Si al Mayor no le molesta, ¿entonces por qué me dejó? El presidente Hodgins me dijo que había muerto.

-Me alejé para que pudieras convertirte en lo que eres ahora... – su semblante comenzaba a descomponerse, le debía tantas explicaciones – Pero es mejor que bajes y comas algo. No he podido evitar notar lo delgada que estás, no has estado comiendo bien.

EL MAYOR Y LA AUTO-MEMORIES DOLLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora