CAPÍTULO CUARTO:

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EXPLICACIONES:

Violet estaba acostada en la cama del Mayor, el cual dormía profundamente a su lado. No era la primera vez que debían compartir una habitación o una cama, y como siempre, él mantenía la distancia; dormía en la orilla asegurándose de no tocarla ni por accidente.

La Auto-Memories Doll se tocó los labios con la punta de los dedos, sus manos metálicas no podían sentir nada, pero aun así los repasó con cuidado. El Mayor la había besado durante horas, hasta que sus labios palpitaron y se hincharon.

¿Qué había sentido ella con ese contacto?, no podía explicarlo, pero sin duda que le había quitado el sueño por completo. No hacía otra cosa más que revivir ese momento, una y otra vez. Su corazón se aceleraba y suspiraba con demasiada frecuencia, pero ¿qué significaba?, ¿por qué sucedía? Quería, mejor dicho, ansiaba que volviera a repetirse.

Ahora que lo veía dormir, boca arriba, con el semblante tan tranquilo, se daba cuenta de que no le importa que ahora un parche cubriera su ojo, o que un brazo fuera de metal puro, ella seguiría siempre a su lado, esperando oír su voz, o ansiando que la mirara, para Violet nada había cambiado. Sólo quedaba una interrogante.

-¿Qué sucede, Violet? – él no dormía como aparentaba.

-¿Por qué el Mayor no me quiere a su lado?, dice que no le molestan mis brazos, pero quiere que me vaya en un par de días...

-Violet, no eres una herramienta, nunca lo has sido para mí... Las personas no tienen un "uso", tienen un destino – se levantó de la cama y se sentó en el borde – Yo quiero que tengas un destino... pero cuando estás conmigo, olvidas lo más importante, te olvidas de lo mucho que ayudas escribiendo cartas, de lo maravillosa que eres cuando estás lejos de mí – para decir lo siguiente tuvo que tomar aire – Soy dañino para ti, Violet. Lo supe cuando desperté en el hospital y te vi a mi lado, herida por la Guerra, apenas viva, con dos brazos metálicos reemplazando tu piel suave y blanca; te vi como realmente eras, y eres, una niña. Mereces una mejor vida, y yo no puedo formar parte sin lastimarte. Es por eso por lo que le pedí a Hodgins que te mintiera, que te dijera que había muerto.

-Mayor...

-Y mira en lo que te has convertido sin mí, en una exitosa Auto-Memories Doll. Has podido descubrir una nueva versión de ti misma. No lo habrías logrado si estuvieras bajo mi cargo. ¿Ahora entiendes lo perjudicial que soy para ti? Te entregué a la Guerra siendo una niña.

Gilbert se cubrió el rostro con las manos, se sentía como un verdadero miserable; ni siquiera tenía derecho a amarla, no después de todo lo que le había hecho, no después de no protegerla como ella se merecía. Violet tenía un futuro brillante, estaba seguro de ello, y así lo sería mientras no estuviera a su lado.

De pronto sintió un toque en su hombro derecho, era la mano de Violet que descansaba en su hombro y que de cierta forma le pedía que se diera la vuelta y lo encarara, pero no lo hizo. Se quedó en la misma posición.

-¿Mis sentimientos no le importan al Mayor?

-Sí, claro que sí. Pero...

-Yo quiero estar con el Mayor – su mano aplicó un poco más de fuerza – Me gusta lo que siento cuando estoy cerca de usted... ¡Me hace daño cuando se aleja de mí!

Gilbert por fin se atrevió a volverse, esas palabras venían de una mujer que parecía entender sus sentimientos, y eso era un buen inicio. Los ojos de Violet amenazaban con desbordarse en lágrimas, su belleza seguía deslumbrando como siempre, parecía que con cada respiración aumentaba aún más. El Mayor tomó el rostro de la joven entre sus manos, y la besó de nuevo. Era un beso desesperado, uno que buscaba tomar todo lo que la jovencita le ofreciera, tomarlo para él, sin considerar consecuencias ni arrepentimientos, no consideró nada que no fueran sus propios deseos o los de Violet. Ella quería tenerlo cerca, lo había dicho.

EL MAYOR Y LA AUTO-MEMORIES DOLLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora