CAPÍTULO SEGUNDO:

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UN CLIENTE MISTERIOSO:

-¿Cuándo podré ver al Maestro?, creo que sería mejor que comenzáramos a escribir.

-Primero debe terminar su desayuno, después podrá comenzar a escribir – Dimitri le ofreció una sonrisa tranquila – Espero que su noche fuera tranquila.

-Lo fue.

-Si lo desea puede dar un paseo por los alrededores, no tiene por qué comenzar a escribir de inmediato.

-No, no puedo perder tiempo.

-Estoy seguro de que el Señor no tendría inconvenientes en dejarle descansar un poco más.

-Gracias, quizá cuando termine mi trabajo.

-Ese es un hermoso broche, señorita Violet – Jasmin se inclinó para verlo más de cerca, y aunque planeaba tocarlo, Violet se lo impidió cerrándolo entre su mano cubierta por el guante.

-Sí, es un broche especial...

-¿Fue un regalo?

-Me lo dio alguien muy importante para mí, él mismo lo colocó aquí. Ya lo perdí una vez, no quiero hacerlo de nuevo.

-Debes dejar de interrogar a la señorita Violet, Jasmin.

-No, está bien.

-Es mejor que vaya al jardín trasero, señorita Violet, su máquina de escribir la está esperando.

-Gracias, eso haré. El desayuno estuvo delicioso.

La ex soldado obedeció de inmediato y salió al jardín trasero. Allí estaba dispuesta una pequeña mesa con su tradicional máquina de escribir, además de hojas blancas y limpias, y una jarra con agua por si le apetecía. Violet no dejaba de sorprenderse con su hospitalidad, la habitación que le habían ofrecido, la comida, el hecho de que le ofrecieran pasear en lugar de escribir... Suspiró, aún no se acostumbraba a recibir atenciones.

Estuvo sentada por algunos minutos hasta que apareció Jasmin con un par de hojas y se las entregó. No eran hojas en blanco, había algo escrito en ellas.

-Me temo que no entiendo.

-El Señor quiere que escriba cartas basadas en esto que ha escrito él. Son seis, debe escribir una por día y después tendrá el día libre.

-Prefiero que sea el Maestro personalmente quien me exprese sus deseos. Nunca he escrito cartas de esta forma.

-El Señor se encuentra indispuesto, pero confía en su trabajo y en que podrá realizarlo sin problemas.

-Podría escribirlas todas este mismo día y entonces podría marcharme...

-Lo lamento, pero el Señor ordenó que fuera una por día, tengo entendido que la contrató por seis días...

-Sí, lo hizo.

Violet tomó las hojas y las estudió con cuidado. Escogió una, se sentó frente a la máquina de escribir y se quitó los guantes para poder comenzar. Sus manos metálicas brillaron por el resplandor del sol e inmediatamente atrajeron la atención de Jasmin que soltó una exclamación por la sorpresa.

-¿Qué te sucedió?

-Perdí ambos brazos durante la guerra...

-¿Qué hacías en la guerra?

-Era una soldado, estaba en una división especial. Se suponía que debía cuidar de alguien.

-Lo siento, debió ser duro perderlos...

EL MAYOR Y LA AUTO-MEMORIES DOLLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora