Camaro.

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Tipo: Normal.
Advertencias: Ninguna.

Derek estaba cansado de regresar a su casa a pie o en autos ajenos. Su camaro había tenido fallas mecánicas y tendría que esperar un buen tiempo hasta que lo arreglaran. Hasta entonces; su regreso a casa sería un martirio.

Él amaba su camaro , lo hacía de forma insana, lo cuidaba de forma enfermiza. Ese auto había sido un regalo de sus padres y desde entonces lo cuidaba como a su hijo, nadie, pero nadie, podía comer en él, menos subirse mojado o sucio.

Claro, si es que lograban subirse.

Todo el que conociera a Derek sabría que su auto era su santuario, y por lo mismo, un lugar al que no muchos accedían.

Dos personas ajenas a su familia lo habían logrado. Paige y Jennifer. Esas dos chicas de las que se enamoró y que le hirieron tanto. Paige, por ejemplo, siendole infiel con su propio tío, sorprendente pero no increíble.

Jennifer, por otra parte, acostándose con el maestro Harris para pasar su materia. O eso decía ella, tiempo después se sabría que la chica tenía un gusto raro con los hombres mayores.

Era viernes y Derek no sabía qué hacer. Sus amigos le habían invitado a tomarse algunas copas, pero al parecer olvidaron que no tenía auto, dejándolo abandonado en las puertas bien. abiertas de BHHS con su típico ceño fruncido y ganas de matar a todos.

- Viernes de partido, hoy no viene el autobús. - suspiró un chico parándose a su lado y sonriendo de lado. - Uhm... así que... si esperas el autobús, no vendrá.

- No lo espero. - respondió Derek sin mirarle.

- Oh, vale, vienen por ti.

- Tampoco. - resopló.

- Oh, tío, qué mal.

- Uh-hu. - suspiró rodando los ojos y mirando disimuladamente al chico.

- Pueeees... puedo darte un aventón si gustas. Mi coche no es de lujo pero funciona. ¡Roscoe es épico! - ofreció el castaño achinando los ojos y sonriendo de manera tan pura que Derek no pudo decir que no. Una vez el chico le pidió que le siguiera junto a un borbón de cosas más que el moreno ignoró mientras prestaba atención al buen trasero del chico que lo guiaba.

- ¿Sí?

- ¿Ah? Sí, sí. - respondió Derek levantando la mirada. - Quiero decir, no sé, yo...

Stiles rió sacando las llaves de sus bolsillos y señaló un jeep azul. - Te pregunté si tenías problema en acompañarme a un lugar antes de dejarte en tu sitio.

- Ah, está bien, no hay lío, tengo tiempo de sobra. - sonrió caminando a la puerta de copiloto y abriéndola. Un olor a flores y chocolate se filtró por sus fosas nasales y el olor le encantó. Era el mismo olor que emanaba aquel amable chico.

- Vale, sí. - agradeció el menor encendiendo el auto y poniéndose en marcha al despacho de su padre. - Y dime, ¿cómo te llamas?

- Derek. Derek Hale. - suscitó mirando por la ventana.

- Yo soy Stiles. Stiles Stilinski.

- Sí, te conozco, del equipo de lacrosse, ¿no?

- Sí, algo así. - rió. - Se divierte y juega más el portero que yo. Vivo en la banca.

- Eso es porque no saben que juegas bien.

- No lo hago en realidad.

- Lo sé. - bufó suspirando y el castaño pudo jurar que había sonreído pequeño. - ¿Entonces por qué lo practicas?

STEREK - ONE SHOTS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora