C u a t r o.

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—Bien, pasemos de tema del casamiento. ¿Escuchaste hablar sobre la guerra que hubo hace años aquí?— Te sentaste mientras inspeccionabas su portada.
—John, papá me lo contaba todo el tiempo.
—Entonces no te perdiste de nada. Dicen que hay un príncipe troll lejos, pero no muy lejos de aquí, es decir. Está en nuestro planeta. Pero mi pregunta es ¿Para qué?— Mientras John seguía hablando, te sumergiste en tus pensamientos.
¿Un troll? ¿Príncipe? Lo único que se te vino en la mente fue la novela que estabas leyendo hace apenas cinco minutos. ¿Y si John también la leyó en secreto? No creías que existiera tal guerra, o tales trolls.
—Asi que, eso, bueno [Tn], ¿Qué opinas?— Cierto, te habías olvidado de que estaba hablando.
Trataste de fingir que lo escuchaste.
—Opino que los trolls son seres bastante curiosos.— John pegó una carcajada.
—Pasé de ese tema hace ya dos minutos, jopé, se nota que eres distraida. Te preguntaba si realmente crees que tu padre va a poder tener el valor de adentrarse ahí.
—Mi padre va a ir, tiene el valor y seguramente pueda... pueda...— Es verdad, no creías en los trolls, te gustaba pensar que sí pero costaba asimilarlo.
Tu padre iba a viajar para ir a un lugar dónde habían "buenos trolls"
¿Y si no existían? ¿Y si se perdía?
—Tranquila, si no hay seguramente se encuentre buena gente ahí— Por suerte, existía gente cómo John.

Luego de una larga platica, regresaste a tu casa, encontraste a tu padre fijándose si su maleta estaba lista, no tenía tanta ropa, pero sí libros, agendas, y muchas preguntas y optimismo.

—Papá, ¿A qué vas a ir?— Preguntaste mientras lo ayudabas a cerrar su maleta.
—Ya sabes hija, quiero demostrarles a todos que los trolls si existieron, que no fue un mito.— Terminó de abrocharse su abrigo, tenía bastantes botones y, por más que hiciera calor, al anochecer el frío inundaba su ser.
Además de ser viejo, era un poco torpe, por algo tenías un poco de miedo.
Tu padre notó que ponías muecas y tu rostro había cambiado a uno de preocupación.

—[Tn], hija mía, no ocurrirá nada malo.— Te depositó un beso en la cabeza, adorabas a tu padre y dabas cualquier cosa por él. Te dirigiste a la puerta y se la abriste.
—Cuídate mucho, papá.— Lo abrazaste con fuerza y él correspondió, sentías mucha preocupación por lo que vaya a ocurrir, nunca te separaste tanto de él 
Dieron su último saludo y partió.
En definitiva, ibas a estar con los nervios y pelos de punta.

𝙇𝙖 𝙗𝙚𝙡𝙡𝙖 𝙮 𝙡𝙖 𝙗𝙚𝙨𝙩𝙞𝙖 | [[𝑮𝒂𝒎𝒛𝒆𝒆 𝑴𝒂𝒌𝒂𝒓𝒂 𝒚 𝒕𝒖́]]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora