C i n c o

76 7 0
                                    

Un viejo hombre se encuentra arriba de un caballo dirigiéndose hacía un pueblo, que según él, habitaban trolls.

Siempre le contaste a tu hija anécdotas que pasó, y por más que no quería creerlo, sabías que tu hija pensaba que mentías.
Hoy estabas decidido a enfrentarte y a hablar con ellos.

Pasando las horas, por un error de cálculos, el mapa que estabas leyendo los guió a un camino equivocado, adentrándose a un bosque obscuro y lleno de terror.

—¿Estás seguro que me estás llevando por el lugar correcto?— Miraste a tu caballo.
Después entendiste porque tu hija no te creía.

De la nada, el miedo comenzó a apoderarse de ellos, escuchando gruñidos, ruidos de búhos y, por último.
Una manada de lobos.
No pudiste contarlos porque tu corcel quiso huir a toda velocidad de aquellos animales salvajes, haciendo que te lleves puesto varias ramas y hojas, luego de que uno de los lobos se acercara por al lado, te caíste y sin mirar atrás empiezas a correr mientras gritabas por ayuda.
Tu caballo se fué hacia el camino que antes habían retomado, para volver a su casa.

Llegas a un lugar que le parecía misterioso, intrigante y aterrador.
Pero no pensaste mucho y entraste a aquel lugar que era nada más ni nada menos, que un castillo.

—Te dije que a él no le gustaría que toquemos la puerta de su habitación, imbécil, ¿No piensas?— Se escuchó una voz mientras abría la puerta. Al parecer, el lugar no estaba abandonado.
—¿Hola?— Preguntaste mientras entrabas completamente
El castillo estaba obscuro, habían algunas cosas tiradas, pero no muy lejos de donde estabas había una escalera bastante grande.
—¡Llegó nuestra salvación!—Gritó alguien desde lejos.
—No creo que esa sea la voz de una mujer, idiota.— Caminaste hacía donde habitaban aquellas voces, te intrigaban ¿Acaso también se habían perdido?

—Disculpen— Carraspeaste la voz y continuaste. —Me he perdido, y mi caballo también, estoy solo y tengo demasiado frío. Solo necesito un lugar por el cual quedarme aunque sea por hoy.
—Al idiota del princeso no le gustara esta sorpresa.—Dicho esto, se escuchó un golpe.
A pesar de eso, se presentó un chico con un sentido de la moda extravagante, y al lado, otro pero con una seriedad impresionante.
—¿Acaso son?—Preguntaste anonadado.
—Te lo dije, idiota, te dije que nos iba a odiar también— Aquel chico con una remera cuyo diseño era el signo de Acuario, golpeó al contrario, que tenía plasmada en su remera el signo de Cáncer.
—Somos trolls, es un gusto, por favor, no nos compares con otro tipo de éstos. Soy Eridan Ampora y éste maleducado de aquí es Karkat Vantas.

Te quedaste mirándolos.
Si existian.
No estabas loco.

—Mira imbécil, dejaste paralizado al otro idiota— Dijo Karkat refiriéndose al humano, es decir, tú.
—Mejor cierra la boca antes de que te escuche Gamzee.— ¿Gamzee?
Eridan carraspeó la garganta y se dirigió hacía tí, dándote una manta y agarrando tu mano.
—Te llevaremos a la cocina, dejamos horneado un pastel por si él príncipe quería, pero se despertó con el pie izquierdo, cómo siempre.

Karkat abrió los ojos acordándose de algo.
—¡ES UN HUMANO, NO PUEDE ESTAR AQUÍ JODER, SI SE ENTERA GAMZEE SEREMOS TRES INÚTILES MUERTOS!— Corrió hacia Eridan, porque cuando se dió cuenta de eso, ellos ya estaban en la cocina.

Eridan suspiró. —Vive un poco al límite, viejo

—Lo dice quién, ¡DE UN MOMENTO A OTRO SE HACE AMIGO DE UN HUMANO CUÁNDO ANTES QUERÍA MATAR A TODO SER HABITANTE DE LA TIERRA!— Karkat arrojó un pañuelo al suelo para no hacer tanto ruido, dentro suyo, tenía miedo de que alguien lo escuchara.

Miraste con temor a Eridan, el sólo se limitaba a reir.
—Tienes razón. ¿Pero no es un humano, el que puede salvarnos a nosotros y a Gamzee de su horrible maldición?— ¿Maldición?
Rayos, sin duda esto iba a ser para largo.

𝙇𝙖 𝙗𝙚𝙡𝙡𝙖 𝙮 𝙡𝙖 𝙗𝙚𝙨𝙩𝙞𝙖 | [[𝑮𝒂𝒎𝒛𝒆𝒆 𝑴𝒂𝒌𝒂𝒓𝒂 𝒚 𝒕𝒖́]]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora