Determinación

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"Un recuerdo es algo que te caldea el cuerpo por dentro, pero que, al mismo tiempo, te desgarra por dentro con violencia." ― Haruki Murakami, Kafka en la orilla.


Hay recuerdos en su mente que permanecen con él por más que quiera deshacerse de ellos.

Recuerdos de un entrenamiento incansable, de la soledad a la que le obligaban a recluirse, del dolor, del llanto de su madre, del fuego en su rostro y del odio que lo ha acompañado gran parte de su vida. Pero también hay recuerdos dulces y amables, a los cuales se aferra con todas sus fuerzas. Recuerdos de una mano tímida extendiéndose hacia él, de una gran sonrisa y de inocentes palabras de aliento.

"Todo estará bien ¿sabes por qué? Porque yo estoy aquí"

Recuerdos de tardes de juegos, de esos pequeños momentos en los que su madre encontraba la manera de llevarlo a un parque, lo más lejos posible de su casa, para que pudiera ser solo un niño. Y cuando ella se desapareció de su vida dejándole esa marca, recuerda soñar con ese niño, esperando verlo de nuevo, en cualquier momento que pudiera escapar. Aunque sea solo por un instante.

Recuerda que, cuando por fin pudo escapar una tarde de abril tres meses después, él lo esperaba en ese parque, en el columpio, meciéndose lentamente mirando hacia la nada con su infaltable peluche de su héroe favorito que era secretamente el suyo también. Recuerda llamarlo por su nombre con una voz desgarrada con miedo de que lo haya olvidado y con el ardor de la cicatriz en su rostro, sintiéndose horrible ante su presencia. Recuerda como levantó su rostro, primero asombrado y luego iluminado de una gran sonrisa. Recuerda sus lágrimas caer por sus mejillas pecosas y sus ojos verdes brillantes que lo miraban expectante. Recuerda como en su desespero, había soltado su preciado peluche, dejándolo caer en el suelo para abrazarlo tan fuerte que sintió que no encontraría otro lugar donde se sintiera tan seguro como al lado de ese niño de infinitas sonrisas. Recuerda también que luego de separarse lo miró fijamente poniendo tímidamente sus dedos sobre su cicatriz, recuerda retraerse por temor a ser rechazado, pero él ignoró la diferente textura de su piel, y la acaricio lentamente.

"Me alegra que estés devuelta Shoto. Te extrañe tanto."

Le dijo y no preguntó sobre lo evidente de su ausencia. Sabía que él esperaría a que se sintiera listo para contarle. Solo él podía leerlo también, inclusive cuando eran niños.

Recuerda los juegos, las sonrisas y los atardeceres. Recuerda conocer a su madre, almorzar con ellos cuando su padre salía a algún viaje. Recuerda crecer a su lado, verlo con el uniforme de la secundaria... recuerda las heridas en su rostro que se volvían comunes. Recuerda su mirada triste al hablar del su sueño de ser un héroe, recuerda como ser un quirkless le había pesado toda su vida y como la carga se le volvía aún más pesada.

Recuerda como sonría para enmascarar su dolor.

Recuerda la impotencia de no poder hacer nada.

Pero sobre todo recuerda un día. El día que, sentado en ese columpio que los había acompañado toda su infancia, él lloraba inconsolable con su libreta de apuntes de héroes quemada, pero por más que le preguntara si tenía algún dolor físico o si alguien le había hecho algo, él no le dijo nada. Lo único que le quedó fue abrazarlo fuertemente y dejarlo llorar hasta que sus lágrimas se secaran.

Nunca en su vida se había sentido tan inútil como ese día.

Luego recuerda una sonrisa nueva al día siguiente junto con un "no me daré por vencido" tan típico de él. Sonrió ante esto sabiendo que ahí estaba de nuevo su mejor amigo.

InmarcesibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora