Los acontecimientos de la última prueba del torneo de los magos no habían hecho más que hundir a Harry en un abismo del cual ya no era capaz de salir. Por cada pasillo que pasaba, al salir de cualquier clase, incluso cuando iba al Gran Comedor, podía escuchar los murmullos, sentía las miradas acusatorias, ni siquiera aquellos a los que había considerado sus mejores amigos había sido capaces de hablar con él, se habían apartado, dejándolo solo, por temor a lo que dirían los demás.
Vaya amigos ¿no?
Dumbledore, a pesar de creer en su palabra, no se había preocupado lo más mínimo por su bienestar, lo único que hacia era pedir que repitiera una y otra vez los acontecimientos ocurridos esa noche en el cementerio. Una noche que prefería olvidar y enterrar en lo más profundo de su mente.
Incluso le había escrito a Sirius, pero este lo único que hacia era decirle que hiciera exactamente lo que Dumbledore ordenara, no le preguntaba si estaba bien, o si necesitaba apoyo, así que decidió no volver a escribirle, pues se dio cuenta de que solo era un lacayo más de Dumbledore.
En ese instante, se dirigía hacia la oficina del director, con la intención de pedirle al director si podía ser enviado junto a su padrino, cuando escucho una conversación que lo dejo de piedra.
- ¿cómo es que estas viva Lily? -preguntó la voz furiosa de Severus Snape.
- no te enojes Sev. Fue por el bien mayor - respondió una suave voz femenina.
Abrió ligeramente la puerta del despacho para que no lo detectaran, viendo con el dolor de su corazón a sus amigos, su padrino, Remus, y a sus padres.
Sus padres, a quienes creía muertos hace tantos años, de pie, con vida, y los demás no parecían inmutarse. Es como si en realidad lo hubieran sabido desde siempre, el único que parecía desconcertado era el profesor de pociones.
- callate Quejicus -le dijo Sirius- todo esto lo hicimos por el bien de Harry.
¿Por su bien? ¿POR SU BIEN? Lo abandonaron, dejaron que lo maltrataran, que lo mataran de hambre. Sentía la rabia y el odio burbujear en su interior. Lo sabían, sabían que estaban vivos, y no le dijeron nada. Malditos, malditos todos. Los odiaba, a la asquerosa sangresucia y al traidor a la sangre. Pero en especial al viejo amante de los caramelos de limón. Desde lo mas profundo de su ser, sabia que que todas sus desgracias eran maquinaciones de la vieja cabra.
- ¿Harry? ¿Quien es Harry? -pregunto un desconcertado James Potter.
- tu hijo por supuesto Cornamenta -le respondió confundido Remus.
No no no, era de vital importancia que nadie supiera nada, no era tiempo de revelar su mas grande secreto. Su esfuerzo, sus años de fingir ser alguien que no era, todo se estaba llendo por la borda.
- nosotros no tenemos un hijo -eso detuvo el corazón del chico, iban a decir su mayor secreto- tenemos una hija, Harriet.
Trasbillo hacia delante, empujando la puerta y entrando sin querer a la habitación. Los ojos de todos estaban fijos en él, quien los miraba con lágrimas de dolor y rabia en sus ojos, producto de las revelaciones que tenia frente a él.
- ¡Harry! -exclamo la mayoría, sorprendidos de que apareciera en medio de la conversación. No esperaban que apareciera tan pronto. Sentían un ligero remordimiento por haberle ocultado la verdad al chico y temían que no los excusara, pero, conociendolo, seguro los perdonaría fácilmente y se olvidaria del asunto, agradecido de tener a sus padres vivos.
Que equivocados estaban.
- señor Potter -habló el profesor Snape, esperando una explicación por parte del muchacho- ¿tiene algo que decir?.
Silencio, silencio absoluto. No hablo, solo miro a los presentes con una profunda decepción.
- cacho-
- silencio Black -habló Harry con la voz cargada de odio y repulsión, sorprendiendo a todos, que pegaron un respingo.
- ¿por que no nos muestras quien eres en realidad, mi muchacho? -preguntó Dumbledore, en un intento de calmar las aguas.
Harry los miro con odio y siseo- nunca -y salió corriendo del lugar.
- ¡Harry, espera! -grito Lupin, persiguiendolo junto con Severus y Sirius.
No sabia por donde iba, solo queria alejarse lo más posible de aquella dolorosa verdas, por lo que no se fijo cuando entro al Gran Comedor, donde los alumnos estaban cenando.
- ¡incarcerous! -grito el profesor de pociones, apuntando su varita hacia las piernas del chico, haciendo lo caer y provocando la risa de mas de un estudiante presente en el salón
- ¿te caiste, Potter? -exclamó burlonamente Draco Malfoy.
- silencio señor Malfoy -dijo Snape, mirando a el chico en el piso, para luego dirigir su varita a Harry- finite incantatem.
Ante todos los comensales que estaban en el Gran Comedor, la figura de quien conocían como Harry Potter tomo lentamente la forma de una hermosa joven de cabellos negros que caían por su espalda, piel blanca y suave, ojos verdes como el mismo Avada Kedavra, que brillaban con astucia y malicia. Su cuerpo era como el de una diosa griega, caderas anchas y cintura pequeña, pechos generosos pero no excesivamente grandes. Solo había una palabra para describirla.
Perfecta.
Muchos quedaron embobados admirando su indudable belleza, incluyendo al joven heredero de los Malfoy. Se soltó de las cuerdas y se puso de pie, mirando a su alrededor con frialdad.
- ¿les comió la lengua un gato o qué? -dijo ella, con una voz melodiosa y seductora, sonrojando a más de un hombre presente.
En ese momento, las puertas se abrieron nuevamente, dejando pasar a James y Lily Potter. Los que conocían la forma de ambos por las fotos que habían de ellos, contuvieron la respiración al verlos vivitos y coleando en el Gran Comedor. La pelirroja mujer se acerco a su hija con una sonrisa y la abrazó, pero para su sorpresa, esta la aparto de un manotazo.
- no te atrevas a tocarme asquerosa impura -dijo irritada la muchacha, provocando un jadeo en la multitud.
- p-pero, ¿por qué dices eso? Soy tu madre.
Un escalofrío recorrió el Comedor al escuchar la malévola risa que dio la chica Potter, quien se reía con ganas.
- ¡mi madre murió hace casi 14 años! ¡No te mereces que te llame madre! ¡¿Crees que los perdonaría después de las penurias que me vi obligada a pasar por que fingieron estar muertos?! ¡¡USTEDES NO SON NADA PARA MÍ!! - rugió con furia mientras una magia poderosa se arremolinaba a su alrededor, haciendo temblar el castillo.
- ¿quien eres? - preguntó Draco.
- mi nombre es Harriet Jane Potter Evans, soy la niña que vivió.
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You don't know me
FanfictionUn mal entendido. Una traición. Una verdad que duele. Un secreto desvelado. ¿Qué tienen todas estas frases en común? Que no es bueno tener que ver con ellas, si es que no quieres salir perjudicado. ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ La historia no me p...