Cap. 4

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La chica Potter se encontraba sentada en posición de loto en la sala roja, como ella le llamaba, con la mente en blanco y dejandose llevar por el silencio, la paz y la tranquilidad que se respiraba en esa sala, y meditaba. Su furia había disminuido un poco después de todo, pero no estaba dispuesta a perdonarlos en un buen rato. Estuvo un par de horas en la.sala, cuando una alarma comenzó a escucharse por todo el lugar.

"Intrusos" pensó ella de inmediato, levantándose de un salto con la varita en alto. Camino por los oscuros pasillos de su hogar, dirigiéndose a la cocina, que era el lugar donde se había activado la alarma. Entro en silencio, mientras escuchaba unos leves siseos detrás de la mesa. Se agachó, encontrandose con una pequeña sorpresa.

Era una cobra, pero no una cualquiera, era de dos cabezas, hermosa y letal, pero se notaba que era una cría por los berridos que soltaba. Habia leído sobre ellas en un libro de criaturas mágicas oscuras, se creía que estas estaban extintas, pero tenia una justo en su cocina.

- ¿por qué lloran pequeñas? -pregunto con ternura.

- nuestra madre fue asesinada por un hipogrifo -sollozo una de las cabezas, si es posible que las serpientes lo hagan- estamos solas, con frío y con hambre.

- tranquilas, pequeñas, yo las cuidaré desde ahora - acercó su mano sin temor alguno, con una calida sonrisa, permitiendo que las serpientes se afectarán en torno a su brazo. Les dio de comer unas ratas que habían caído en las trampas de los jardines y las puso junto a un pequeño brasero que había en su habitación.

- ¿tienen nombre pequeñas?

- no, madre no nos alcanzó nombrar.

- es una pena... ¿Les gustaría que las nombrara yo?

- si señorita, nos encantaría -dijo una de ellas alegre.

- bien, pues tú querida, te llamaras Mérope, que significa "cara de miel", eres muy tierna cariño -dijo acariciandola, luego miro a la otra- y tu te llamaras Meissa, que significa "mancha blanca", por la mancha sobre tu cabeza.

- muchas gracias. Estaremos muy agradecidas con usted siempre.

- no me traten tan formales queridas, somos una familia ahora, así que diganme Harriet.

Espero un rato a que se durmiera, las miro enternecida por la tranquilidad y paz que emanaban, las cuidaria como no la cuidaron a ella.

- Dobby -llamo suavemente, segundos después escucho el característico "pop" de la aparición de dicho elfo.

- ¡¡señorita Harriet Potter!! Dobby esta aquí, ¿que necesita la señorita? -exclamó con voz chillona el elfo doméstico.

- Dobby, ¿te gustaría trabajar para mí?

- ¡¡claro que si señorita!! ¡¡Dobby se sentirá muy feliz de trabajar para la ama Harriet!! - chillo con emoción el elfo, al borde de las lágrimas.

- pero, tenemos que hablar -dijo seriamente la chica- primero, nadie debe saber que estoy aquí, nadie. Segundo, si Dumbledore te pregunta por que te vas de Hogwarts, dile que conseguiste trabajo salariado en otra parte.

- claro señorita, todo lo que la ama quiera.

- y por último, tienes total acceso a cada una de mis propiedades, contrata más elfos y te daré acceso a mi cuenta personal para llenar las despensas y cocinar. Cuento contigo Dobby, confió en ti mas que en nadie.

Ante tales palabras, el pequeño elfo doméstico se largo a llorar, conmovido por la muestra de confianza de la joven Lady.

- n-no le fallare nunca a Harriet Potter, no dire nada de ella a nadie.

You don't know meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora