☪️ Capítulo 03

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Faltan dos meses para entrar al colegio, este es nuestro último año escolar y ambas con Shayla nos encontramos emocionadas.

Barina entra a la cocina, justo en donde yo me encuentro bebiendo un poco de jugo de frutilla. Ella se me queda viendo, esperando a que yo le diga algo o simplemente buscando valentía para ser ella la que me hable primero. Un poco cansada del silencio, me marcho a mi habitación, puedo oír claramente como deja que un suspiro cansado se escape de sus labios.

En pocas semanas voy a cumplir los diecisiete y aun no sé nada de mi padre ni de mi hermano, está más que claro que solo me han dicho que los buscarían para que yo me venga con ellos dos.

Busco debajo de mi cama un baúl con candado, lo abro y me lo quedo viendo, dentro de él hay muchas cartas, agendas que use en modo de diario y muchos dibujos. Todas las cartas están atadas con una colorida cuerda rosada, desde que aprendí a escribir le he comenzado a hacer estas cartas a mi padre, para que en solo unas cuantas horas él sepa todo lo que tuve que vivir sin su compañía. Las agendas son para mi hermano. Cuando aún vivíamos juntos, si me ocurría la más mínima cosa corría a decírsela a él, es por eso que ahora lo escribo todo. Los dibujos son para mí.

Alguien golpea la puerta de mi habitación, la persona del otro lado no espera a que le responda y entra. Es Shayla. Ella ya sabe de mi baúl especial, asique no me preocupo mucho de que me vea con el abierto. Tiene una sonrisa en sus labios y en sus manos trae dos cajas blancas con cinta rosada.

-Hola - el brillo en sus ojos deja en claro la emoción que siente en estos momentos.

-¿Qué pasa? - me acomodo en la cama y la invito a tomar asiento a mi lado, sigue sonriendo.

-Te he traído tu regalo de cumpleaños adelantado - y deja una de las cajas en mis piernas, ella abraza la otra con fuerza - ábrelo - ordena.

Ruedo mis ojos y sonrió, su felicidad es contagiosa. Le quito la cinta y abro despacio la tapa, corro el papel que se le pone a las cosas por encima para protegerlos un poco mejor y mis ojos se encuentran con una prenda de color azul.

-Shayla... - trago el nudo que se ha formado en mi garganta y lo saco de la caja.

Es un hermoso vestido de tirantes con escote corazón, en la parte de atrás tiene unas líneas cruzadas, luego el cierre. La parte de arriba es ajustado, mientras que la debajo es en modo de falda. Miro a mi amiga para darle las gracias, pero ella ya ha abierto la caja que tenía en sus brazos y me muestra el vestido, el de ella es del mismo color del vestido que traía puesto el primer día que nos vimos.

-¿Te han gustado? - se le ve emocionada, e incluso me atrevería a decir que más que yo.

-¡Son hermosos! - Me tiro a sus brazos mientras ambas reímos - muchas gracias.

-No hay de que - se encoge de hombros.

-Ahora entiendo porque me pediste uno de mis vestidos - niego con la cabeza mientras sigo viendo la prenda en mis manos.

-¡Necesitaba tus medidas sin que te enteres! - Chilla - ¿recuerdas el día que me diste ese dibujo?

-¿El de los vestidos? - asiente con la cabeza.

-Dijimos que los usaríamos el día de la boda de la otra, pero teniendo en cuenta que no creo que nos casemos muy pronto, ¿Qué mejor que usarlos para tu cumpleaños?

Me lanzo una vez más a sus brazos y nos quedamos las dos tendidas en mi cama. Shayla mira con atención el dibujo que le hice el día en el que nos conocimos. En mi cuarto hay muchos dibujos, pero no solo de vestidos, también está lleno de fotografías que nos hemos ido sacando con la pelinegra a mi lado. Todos los meses nos tomamos una fotografía en la playa, una en la que hemos convertido nuestro lugar mágico desde que hemos cumplido los diez, que fue cuando nos empezaron a dejar salir solas.

Mi versión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora