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Dentro del campamento, se encuentra el mejor soldado de la unidad, el más joven (pero extraordinario) militar de cabellos marrones, quien ha estado bastante pensativo gracias a su general, ya que antes de salir a la expedición le dijo: "Tenemos una misión para ti, confidencial, por cierto."

Era bastante peculiar ya que normalmente no suelen otorgarle asuntos confidenciales, mucho menos de forma individual. Algo estaba pasando, y pronto llegaría a la verdad, pero antes debía completar su trabajo sin terminar.

—¡TaeHyung! —exclama un soldado de edad media, metiéndose sin permiso alguno en la casa de campaña del nombrado —. HyungSik está empezando a enojarse, ya pasaron diez minutos y sigues aquí...

HyungSik es uno de los mejores en cuanto a su trabajo se habla, no se compara con el poderoso Kim TaeHyung, pero, de todos modos, sigue siendo un chico realmente impecable en lo que hace.

Ambos son asignados a las mismas misiones con frecuencia, trabajan muy bien en equipo y se complementan en batalla. Sus actitudes son algo contrarias, es por ello por lo que las discusiones siempre son la cena de cada noche.

—Solo han pasado diez minutos y ya me extraña, que débil —ríe ladinamente para después salir de su refugio, encontrándose con el enojado pero sereno HyungSik.

—¿Cuánto más tiempo pensabas quedarte allí sin hacer nada? Te recuerdo que tenemos trabajo que hacer, el tiempo es oro y...

Todo su reclamo se enterró bajo tierra con la acción del menor, pues le tomó del mentón acercando sus rostros, hasta quedar a escasos centímetros el uno del otro, acto que paralizó todos los sentidos del general HyungSik. Es entonces cuando el de cabellos marrones sentenció con esa voz tan gruesa.

—No necesito un recordatorio humano —susurró sólidamente observándole a los ojos —. Sé bien lo que tengo que hacer.

De una forma abrupta, se separa de golpe para sonreír de forma ladina, mientras que el mayor se queda en su sitio bastante paralizado, ciertamente TaeHyung siempre ha tenido una aura bastante temerosa e imponente, es difícil llevarle la contraria o reclamarle algo sin temblar de nervios.

El soldado estrella saca su arma secundaria que es la pistola de todo principiante. Se coloca a una distancia considerable, observa con detenimiento los objetos de prueba de tiro que se encuentran hasta el frente, alrededor de seis. En sus ojos se puede ver reflejada toda la concentración, la agilidad en sus manos al tomar el arma y la precisión en sus tiros continuos sin pausa.

Los novatos se quedan boquiabiertos al percatarse de los perfectos tiros de TaeHyung, puesto que, en los muñecos de prueba, cada uno tiene un agujero de bala en la cabeza. Justo en la frente, perfecto, como se esperaba del chico de cabellos marrones. Se da la vuelta, satisfecho con su resultado obtenido y una sonrisa de orgullo por sí mismo se asoma por sus labios.

—Todos ustedes tienen que lograr eso —exclama con el volumen más alto que le es posible para los presentes —. Tienen una hora para practicar, comiencen de cinco en cinco.

Así es, cuando el joven de 23 años no tiene una misión asignada, se encarga de asesorar a los principiantes que recién entraron al ejército con el fin de que se entrenen de la misma forma (o con la misma técnica) que TaeHyung, quien ha sido capacitado para su trabajo desde que tenía 9 años.

Un soldado innato, sin duda.

—Pronto anochecerá —anuncia HyungSik —. Nos veremos cuando el sol caiga, en el campamento tendremos una fogata, no vayan a llegar tarde.

—¡SÍ, SEÑOR! —responden los novatos al unísono, con la voz más poderosa que pueden lograr.

Ambos compañeros inseparables abandonan la zona de práctica para dirigirse hacia sus casas de campaña respectivas. Sin darse cuenta eran como magnetos, se seguían el uno al otro, todo el tiempo.

Prototipo JM »YoonMin«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora