A Brush with Darkness [HaeHyuk +18 Adaptación]

Perspective

Me desperté –algunos momentos idílicos más tarde– y él me atrajo de nuevo hacia él y me besó en la sien. Tenía los dedos enredados en mi cabello húmedo y sudoroso, y no sé cómo lo supe, pero me di cuenta de que estaba sonriendo.

La lluvia había cesado, aunque el cielo estaba cubierto de oscuras nubes del color del ala de una paloma florentina. Había sacado la sábana de entre nosotros. Sintiendo su piel, todavía fresca al tacto, me pregunté si tenía frío, porque todo el fuego estaba recién colocado y calentaba la habitación maravillosamente. Me pateé a mí mismo. Quería verlo a él, a todos.

No podía estar seguro de que las libertades de las que acababa de disfrutar –y ya se me había ocurrido la culpa di Fiesole– se repetirían siempre, y quería recordar su carne de marfil, aquel hermoso nido de brillantes rizos dorados, su luz y sombra, para llevar conmigo para poder acumularlo detrás de mis ojos y en mi memoria para siempre como el más avaro de los avaros. Me rodó debajo de él y tomó mi mejilla con una palma.—Me llaman Donghae. Tú has estado esperando esto mucho tiempo, creo. 

Mi polla se levantaba de nuevo, era como si su propia voz la encantara.—Por siempre. —Me sentí como una novia virgen, deslumbrada por la experiencia y el placer que su nuevo marido podía traerle. Él sonrió, pero no llegó a sus ojos.

—No uses palabras, a menos que sepas lo que significa.

Mi corazón se enfrió al pensar que podría haberlo ofendido, aunque no podía imaginar por qué o cómo podría haberlo hecho. Me preguntaba brevemente su nombre. Podía decir que no era de esta ciudad, pero su acento era una mezcla extraña. Un poco de la paleta de este país, un poco de eso.—Ahora que tienes tus bocetos, ¿necesitas volver?, —Preguntó.

No podía estar seguro, pero creí que me estaba preguntando cuándo estaría devuelta, pero no estaba seguro de cómo decirlo. —Sé muy poco de tu arte.

Me sentí incómodo. Discutir mi trabajo me trajo de nuevo mi posición y la forma en que la había abusado. Era un sujeto, mi modelo. Mi cliente. Nunca había estado con ningún modelo –o cliente– de esta manera. Piel a piel con mi polla empujando contra ellos, humedad de arrastre donde se movía. —Por lo menos durante una semana. Necesito crear algunos lienzos...

—Por supuesto. —Se alejó y buscó los pantalones. Me sentí desconsolado, enfadado, como si hubiera estado sosteniendo la luna y alguien me la hubiera quitado y la había devuelto al cielo. Me puse de pie de un salto, ruborizándome ante mi nueva excitación, porque ahora él no estaba en evidencia. Miré a mi alrededor por mi ropa, imaginándolos aplastados y arrugados en la sábana.

Pero antes de que pudiera investigar, él estaba detrás de mí, tan rápido que ni siquiera lo había visto moverse, sus brazos tan fuertes y tan acogedores.—No te demores, Hyukjae. Esperaré en la oscuridad sin ti.

Me incliné hacia atrás contra él, le sostuve las manos con fuerza, complacido casi más allá de las palabras de que estaríamos así de nuevo. —Nadie me habrá visto trabajar tan rápido, si ésta es mi recompensa. —Incliné mi cara alrededor, hambrienta por sus besos. Él me dio lo que quería, pero esta vez sus besos eran una suavidad dulce y provocativa, plumas de alas con una promesa de garras. De repente, anhelé la sensación más profunda que me había dado antes. Entonces una de sus manos se deslizó hacia abajo y se apoderó de mi polla dolorida, mientras otra acunaba mis bolas, y yo le habría dado algo entonces.—Tendré que dejarte deseando más —murmuró en el lugar exacto en mi oído que hizo que mi cuerpo se estremeciera.

—Así que volverás a mí. —Él se inclinó y mordisqueó con sus dientes en mi cuello. Él suspiró.

—Ahora debes irte. —Caminó hacia un enorme espejo en la pared y, aún desnudo, lo empujó. Se alejó de él y entró en una habitación contigua y desapareció. Me dejó deseándolo, duro y lujurioso, y tan lleno de inspiración que me vestí en un tiempo récord y corrí como un loco por las calles de Florencia como si el diablo mismo estuviera detrás de mí.