-¿Cómo?-Titubeé en repetir lo que había dicho puesto a que lo dijo en un tono de mal genio y entre dientes, me dieron ganas de retroceder a 5 metros pero estaba tan paralizada que no podía mover ni uno de mis dedos, esto para nada era nuevo para mí, los nervios podrían atacarme tan seguido que la sensación de estar paralizada era muy conocida.
-Fue un accidente, por favor perdóname.-Pero no fui respondida, al contrario, Aaron sin decirme ninguna palabra agarró mi mano tan fuerte que me lastimó un poco y me haló lo suficiente como para obligarme a caminar detrás de él. Oprimió el botón del ascensor del edificio e hizo que nos adentráramos en el, luego oprimió también el botón para el piso número cuatro donde estaba su departamento.-¿A dónde me llevas?-su cara aún transmitía seriedad, pero en cuanto me miró me sentí odiada por él por la forma en que me miraba.
-A mi cuarto.-Su respuesta no fue inmediatamente, tardó solo un poco, como si estuviese pensando en decirme o no. Me miró para ver mi reacción la cual era más que nada una cara interrogante que una sorprendida-Es hora de tu castigo.-Las puertas del ascensor se abrieron y Aaron salió caminando sin tenerme agarrada de la mano, dudé si ir o no y por ello me había quedado todavía adentro.
-¿Castigo?-Las puertas se iban a cerrar pero Aaron fue rápido y con sus manos las mantuvo abiertas.-¿Có-cómo que castigo?-El rubor en mis mejillas se hicieron a notar de manera que sentía la cara completamente caliente, como si tuviera fiebre. A pesar de que hoy era un día fresco, adentro en el edificio era muy caluroso y brotaba vapor el cual provocaba que una leve capa de sudor se hiciera presente.
-Sí, un castigo. Ahora se buena niña y sígueme, porque por las malas soy peor, Giselle. Tú no me quieres conocer así, te lo aseguro.-Llené de aire mis pulmones reteniendo allí unos segundos el aire, pensando en si debería ir o no.
Un castigo...
¿Qué castigo podría darme papi?
Asentí lentamente seguido de la maliciosa sonrisa de Aaron quien me extendió su mano para que la tomase, con gusto guié mi mano a la suya. Sonreí interiormente cuando su mano rodeo con calidez mi mano.
Entramos en el departamento donde la puerta estaba abierta en par en par, pasamos por la sala; allí Alexander se encontraba sentado con sus manos en su cabeza junto a Gregory quien parecía estar en el teléfono, Ale cuando notó nuestra presencia se levantó de inmediato queriendo hablar con solamente Aaron ya que ni me dirigió una mirada. Pero Aaron lo ignoró lo que él tenía que decirle cuando, con tono seco, le dijo que necesitaba el departamento para nosotros dos para arreglar el problema.
Gregory pareció desinteresado, me dirigió una mirada significativa para luego irse con un apenado Alexander atrás de él. No entendía para nada lo que sucedía, ¿a dónde quiere llegar Aaron con todo esto? En primer lugar, ¿qué estaba haciendo?
-Aaron... de verdad, no sé que está pasando. ¿Por qué corriste a Grego...?-me calló enseguida con sus dedos aplastando mis labios, le miré insegura con las cejas fruncidas por su comportamiento.
-No tienes permiso para hablar.-Se alejó de mí y se dirigió a un pasillo donde lo seguí hasta llegar donde creo, su habitación.
-Pero...-me quedé en el arco de la puerta observando como se sentaba en su cama remangando su suéter negro
-No lo tienes, así que mejor ve haciendo caso.-Apoyó sus codos en sus muslos como siempre, observándome.
-Ese es el problema, cuando dices cosas así realmente me pierdo. Me dices que haga caso pero... tú en realidad no me dices que hacer o que no.
Su mirada pareció haberse ensombrecido, me sentí por un momento expuesta ante él como también si esperara lo inevitable. Parecía que estuviera viendo a través de mí, mirándome con atención por mucho minutos que para mí fueron eternos.
-¿Aaron?-Cerró los ojos por un momentos hasta que los volvió a abrir pero sin mirarme.
-En serio, me mata que me llames por mi nombre. Deja de hacerlo ahora.-Él estaba siendo duro conmigo ahora, lo cual no entendía. Cierto, había besado accidentalmente a su hermano, pero él no dejaba explicarme y además de que quiere "castigarme".
¿Qué? ¿No dejará que vea televisión durante un mes? Pensé burlonamente.
-¿Cómo debería llamarte entonces?-Caminé lentamente hasta donde se encontraba, me paré justo enfrente suya y agarré su rostro entre mis manos para que me mirase.
Para mí, los ojos oscuros de Aaron eran dos piezas de melanita preciosas que sin duda quisiera ver todos los días de mi vida.
-Tú sabes muy bien como debes llamarme.
-¿Papi?-Asintió lentamente y luego con sus manos empezó a hacer círculos suave y lento en mi cintura, mi piel se puso de gallina por tal acto.-¿Vas a castigarme?-por un momento se lo pensó, aún mirándome como si estuviera leyendo mi mente, pero finalmente asintió.
-Si no lo hago vas a terminar siendo una malcriada.-intentó dar una excusa a algo que yo no comprendía del todo.
Es decir, iba a castigarme, pero no sabia porque tanto drama.
-¿Qué tipo de castigo es, es tan malo así?-negó con la cabeza rápidamente antes de siquiera terminar la pregunta.
-Yo jamás te haría daño.
-¿Entonces?
-Tengo miedo de asustarte, eres nueva en esto y no quiero que salgas corriendo-sonrió de lado mirando al piso, me lo pensé unos pocos segundos.
-No te preocupes por mí, estaré bien...-suspire-No me has dicho cual va a hacer mi castigo.
Pasó un momento donde no habló más, tal parecía que estaba sumido en sus pensamientos, intenté deshacerme de su agarre pero solo hice que él se aferrara más a mí.
-Hey-le llamé para que su atención estuviera otra vez en mí-En pocas palabras... ¿soy una neófita?
-¿Qué?
-Sí, una neofita. Como en crepúsculo, a los nuevos vampiros le llaman neófitos.-se empezó a reír mientras negaba con su cabeza.
-Eres una loca.
-Claro que no.-rodeo por completo sus manos en mi cintura y posó su cabeza en mi pecho, dirigí mis manos a su cabello donde empecé a acariciar tímidamente, al ver que le gustaba por sus suspiros continué con más libertad.
-¿Cómo es posible que en solo un momento hagas que me tranquilice? Es decir... hace un momento estaba hecho furia.
-No lo sé, no deberías preguntarmelo a mí.-me reí un poco intentando no moverme mucho para no molestar a Aaron.
-Tienes razón.
-¿Qué harás entonces?-agarré su cabeza obligándolo a mirarme.
-Si me miras así, será muy difícil castigarte.-mi corazón empezó a palpitar más fuerte y rápido por los nervios.
-¿Sí lo harás?-pase saliva al verlo asentir.
-Ven, acuéstate sobre mis piernas boca abajo.
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Daddy Aaron
Romance-No llores, papi está aquí. Donde Giselle de 16 años conoce a Aaron, su papi. -No de ese tipo, rulitos. No soy del tipo de papi que te amará y te tratará como hija. Soy del tipo de papi que necesitarás y te dará protección, seré el mayor pl...