-¿En serio esa es una serpiente?-El rostro de Shantal apareció en mi campo de visión. Se dirigía a mí, la mire descontenta.
-No, es una jirafa. Fíjate en su cuello largo.-Revolteé los ojos mientras me apartaba de ella e iba a ver otro cubículo del serpentario. Pude al menos cruzar 5 palabras con la chica, sabía con certeza que todas aquellas que salieron de mi boca contenían más veneno que una serpiente de cascabel, algo en mí no me permitía ser amistosa con ella.
-No sabía de este lado tuyo, Gigi.-Se rió Alexander situándose a mi lado.
-¿El cuál?-Pregunté dirigiendo mi mirada a él.
-La celosa, la mala sangre. Estas que matas a la pobre nena de una mirada tuya.-Lo fulminé con mi mirada.
-No creo que sea de la manera que hablas.-Dije con simpleza imitando su acento español. Aunque de alguna manera, no daba la oportunidad de tener una conversación con Shantal, no me interesaba. No me inspiraba confianza en absoluto y la quería lejos de aquí.
-Anda, ella es buena niña. Se caerían bien la verdad, como una mejor amiga para ti.-Ladeé mi cabeza al fruncir los labios un poco.
-No me agrada, es... muy... no sé, muy escandalosa.
-Tiene tiempo sin vernos, por si te molesta que este tan feliz hoy.-De un modo juguetón me pellizcó mis cachetes, con delicadeza aparté sus manos de mi cara.
-¡No es que me moleste que sea "feliz"!-Hice comillas con mis dedos.-Simplemente no me interesa conocerla.
-¿Ni ser su mejor amiga?-Aparté mi vista de él para dirigirla a la serpiente que se encontraba frente a nosotros, una serpiente de terciopelo. Al verla me recorrió un escalofrió, porque a pesar de estar a una distancia razonable (sin mencionar el protector) se me hacía desagradable estar en este lugar.
-¿Mejor amiga?
-Sí, de esas que puedes contar, hablar cosas de maquillaje y cosas raras de mujeres.-Le quitó importancia; la idea no era desagradable, era más bien atrayente. El único problema era de quien él se refería como "mi mejor amiga".
-Nunca he tenido una antes.-Susurré-Pero no me interesa, si he podido vivir sin ella antes, mejor sigo sin tenerla entonces. Es innecesario.
-Eso haría feliz a Aaron.-Con un tono insinuante acercó su cara hacía mí, me reí, pues tenía una cara de loco que nadie se la puede quitar.
-¿Tú crees?-Con ironía hice un baile de cejas que hizo que se carcajeara.
-¡Por supuesto! Le haría feliz verte congeniar con su amistades. Muchas veces nos ha dicho, o más bien me ha dicho a mí, que le preocupa que pases la mayor parte del tiempo sola, y sin amigos.
Suspiré. Alexander era de esas personas que con una mirada te tenía en sus manos, era buen seductor y con tan pocas palabras te convencía de hacer cosas que solo él querría.
-Bien, bien. Lo haré. Trataré de ser su super mega mejor amiga.-Miré a otro lado, donde ella estaba, totalmente sola pero sacando fotos del tipo de serpiente que tenía justo enfrente.
-Super.-Me tomó por los hombros dirigiéndonos a la salida, donde estaría Aaron; le tenía fobia a las serpientes. Le sonreí a penas nuestros ojos se encontraron.
Feliz, eso lo haría feliz.
(...)
A la edad de 9 años, mi padres y yo tuvimos la mudanza que para mí fue la más importante. Pues, en la casa que hoy en día vivía sería la primera a la cual yo estuviera totalmente sola. Sin abuelas, ni tías, ni niñeras. Aún recuerdo la primera noche que dormí sola en esa casa y el sentimiento de soledad agradable que producía, el día de hoy ese sentimiento no era tan satisfactorio debido a que ya me estoy acostumbrada a la compañía de Aaron.
Así como recordaba con nitidez ese primer día, también recuerdo la primera vez que cociné. Me fue un poco sencillo, pero los nervios me consumían cada vez que usaba el cuchillo, mi abuela materna (Mi anterior cuidadora) me enseñó lo básico de la cocina y que platos debía comer para poder sobrevivir sola, hoy en día yo era creyente de que ella sabía con exactitud que me quedaría sola y debía saber como "independizarme" o defenderme sola. Ese día, el que cociné, fue un almuerzo que pensaba que sería para mi papá, mi mamá y para mí, hice una cantidad absurda de comida pues sabía lo mucho que mis padres comían.
Me alegré, era mi primer logro y me sentía orgullosa de mí misma. Esperé con ansias la llegada de mis padres, y la verdad es que nunca llegaron. Después de 1 hora calenté mi porción, comí, y continué viendo películas en el televisor. En conclusión; particularmente nadie ha probado mi comida.
Por ello, en el día actual veía con nerviosismo a Aaron como tenía un plato de comida preparado por mí delante de él, una pasta que a pesar de ser sencilla la hice con mucho cuidado, ni una pizca de sal de más o de menos. Aunque sepa con certeza que para él es igual a nada este momento para mí lo era todo, y estaba agradecida que estuviera hipnotizado con su teléfono ahora mismo y no prestaba en absoluto atención al plato de comida.
En el momento en el que con un tenedor llevo un poco de comida a su boca mis ojos se abrieron de par en par, casi al punto que salían de mi rostro, luego masticó con un rostro normal aún manipulando su teléfono y, cuando tragó tragué al mismo tiempo que él la saliva que se había acumulado de los nervios dentro de mi boca.
No dijo nada a continuación, siguió comiendo bajó mi mirada acosadora y pudieron pasar pocos segundos pero para mí era como si hubiese pasado ya una hora.
-Come, rulitos.-Separó su atención del aparato móvil para dedicarla a mí.
-¿Cómo?-Le pregunté distraída.
-No has comido ni un bocado, come, vamos.-Me ordenó. Y era cierto, mi comida estaba intacta.
Hice una mueca con mi boca, como si la estuviese frunciendo.-¿Cómo ha ido tu día?-pregunté comenzando a comer.
-Demasiado bien, ¿El tuyo? ¿Cómo te fue en el colegio?
-Bien.-dentro de lo que cabe. En realidad hoy fue un día muy duro. Lo juro, lo quise decir en voz alta, pero Aaron se ponía a veces un poco pesado y no quería desperdiciar el tiempo hablando con él de cosas tontas.
-Me alegra, rulos.
Tiempo después, después de acabar levanté todos los platos sucios y los llevé para lavarlos acción que fue interrumpida por Aaron al agarrar mi cara entre sus manos para hacer mirarle.
-Me gustó mucho la comida de hoy, gracias.-Acercó su rostro al mío y depositó un pequeño beso en mi labio superior.
-No fue nada...-Me sonrojé y sonreí de una forma tan rara... o al menos así lo sentí, de una forma tan drogada, tan tonta.
Me he vuelto una tonta por Aaron.
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Daddy Aaron
Romansa-No llores, papi está aquí. Donde Giselle de 16 años conoce a Aaron, su papi. -No de ese tipo, rulitos. No soy del tipo de papi que te amará y te tratará como hija. Soy del tipo de papi que necesitarás y te dará protección, seré el mayor pl...