intro

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Invierno, época blanca que me envenena con recuerdos, con sonrisas fugaces y poemas rotos, que lloran sin llorar, que ríen sin abrir la boca y los castillos de sombras dónde el viento baila de rincón a rincón cayendo fríamente a mis pies.

Mierda, no tengo zapatos y con mis pies desnudos, siento piel de gallina.

Busqué rápidamente mis calcetines para dirigirme a la cocina con una mínima comodidad.

Y bien, ¿qué me preparo hoy?
La avena es aburrida.
Los huevos son insípidos.
La fruta no se me antoja.
Mejor ni como.

Descansaré un día más en mi sofá mientras juego sudoku o escribo algo. Siendo sincera, el celular me molesta.
Cuentan incluso que ver el celular no te permite soñar y te bloquea como ser humano. No sé si después de tu dependencia a este objeto puedas llamarte "un humano en su sano juicio".

Pasa el tiempo y enciendo la radio para escuchar un poco de Bossa Nova.

Las canciones de amor en repetición suenan igual. Mejor iré a tomar aire fresco. De paso, debería ir a buscar algo de comer.

Caminé por las calles escuchando música alegre coloreando el paisaje gris en uno tono sueño.

Paré en el semáforo viendo los autos pasando, la gente bailando y mi corazón satisfecho avanzó al ver el semáforo ya verde.

¡Qué lindo sol! ¡Qué bello monte!
¿Será esto Cuba? ¿Será que Lima es Cuba?

Lastimosamente, los audífonos ya no tenían batería. El paisaje era gris, la gente se insultaba, todos con la cara baja, tristes.
Siguen la rutina de siempre, ¿no es así?
¿No están cansados de no soñar?
Sus metas reemplazaron sus sueños y parece que nadie lo toma en cuenta.

Patético, gente con sus celulares sin mirar lo exterior, son todos máquinas.

Mañana será igual, mañana volveremos a nuestros trabajos y deberemos ganar dinero para ser felices.

Las estrellas brillan por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora