Final

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Último paso: Ahora haz todo lo contrario.

1. Míralo.

Habían pasado un mes y unos días más desde que Splendid y Fliqpy decidieron iniciar una relación formal. Todos sus conocidos lo sabían, es decir, ninguno de los dos se esforzaba en ocultarlo. Al principio, los amigos de Splendid, quienes, por cierto, seguían tratando de ser amigos de Fliqpy, quedaron pasmados al ver como el peliverde le robaba un muy ardiente beso al mayor frente a ellos, así, sin más, tan repentino. Luego, dejaron su asombro atrás, diciéndoles que ya sabían de los sentimientos de Splendid, hasta hacían apuestas entre ellos a sus espaldas; no obstante, con los de Fliqpy no estaban tan seguros, pero les alegraba que los correspondiera.

Ambos lucían más felices. Sí, hasta el ogro de Fliqpy.

Un día de esos, la pareja salía a pasear como de costumbre mientras eran rodeados de otras parejas. Eso le pareció lindo a Splendid, pensó que él y su novio debían verse igual de lindos y enamorados. Así que, inconscientemente, o tal vez no, Splendid comenzó a mirar a las demás parejas o a su alrededor, evitando la mirada del otro porque ya se había ganado una fea golpiza cuando lo miraba por mucho tiempo.

Fliqpy no era tonto, y en seguida, se dio cuenta de lo que sucedía. El peliazul no le estaba prestando atención, prefería estar mirando a esas lindas chicas que a él. Y enfureció.

—Splendid —llamó, molesto. En seguida el ojiazul se paró frente al menor con la espalda recta, pero aun así evitaba el contacto visual—, mírame —ordenó.

—Yo... no creo que se buena idea.

— ¿Qué?... —masculló, haciéndose el sordo—. ¿No quieres mirarme? ¿A caso crees que es mejor mirarlas a ellas? ¿Crees que son muy lindas? ¿Estarías mejor si salieras con alguna de ellas?

El peliverde estaba hecho una furia. No podía evitarlo. Se sentía tan inseguro en ese momento que prefirió ocultarlo con malos tratos hacia su pareja. Oh, era un ser horrible, siendo tan malo con alguien que siempre le da buenos tratos. No le sorprendería que Splendid lo dejara. No. De seguro, éste lo andaba comparando con esas dulces chicas, tan simpáticas, gentiles y cordiales. Fliqpy jamás sería como ellas. Si Splendid confirmaba sus temores, y aceptaba que desea una pareja más parecida a esas chicas; Fliqpy se largaría de ahí, llorando. Sí, así de ridículo podía llegar a ser si se trataba de Splendid.

—Fliqpy, detente.

El mayor posicionó su diestra en el hombro ajeno. Y al ver ese rostro consternado se preocupó más.

— ¿Qué ocurre, Fliqpy?

— ¿Por qué no quieres mirarme, maldito hijo de zorra? —se quejó, mientras observaba como su novio volvía a apartar sus lindos orbes.

Prometí no más golpes, se recriminó Fliqpy, al sentir como desbordaba en ganas de golpearlo.

Splendid sonrió de lado—. Porque una vez tú me dijiste que odiabas que te mirara. Aunque eso no impidió que siguiera intentándolo, claro. Sólo que ya no lo hago por mucho tiempo. No quiero molestarte.

—Pero... —Fliqpy renegó en sus interiores. Estaba a punto de hacer el ridículo, otra vez. Sentía que moriría de vergüenza—... Me gusta que me mires —susurró lo suficientemente alto para ser escuchado por el mayor, pero no por los demás.

—Entonces, ¿tengo permitido mirarte?

—Sí.

— ¿Puedo mirarte cuántas veces me dé la gana?

—Claro.

—Te estoy mirando ahora, ¿no te sientes molesto?

—No.

Guía de conquista ───〔s + fq〕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora