Día 19.

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Saúl

Fleur le había aceptado empezar una relación. No pensaron que después de dos años viviendo juntos sin emoción alguna, fueran a intentar algo de verdad y le estaba esperando en el auto, le había pedido que le esperara allí mientras se organizaba un poco.

Tenían una reunión de trabajo a la hora del almuerzo. Saúl le había pedido a Fleur que lo acompañara, la cena era entre los gerentes y sus esposas, incluyendo su amigo de confianza, por lo tanto, Antoni iría con Andrea. La situación entre ellos se había vuelto un poco tensa, a Andrea le había dolido saber que su novio tenía un hijo con otra mujer, pero entendía que eso había pasado antes de ellos conocerse, todavía seguían juntos pero sabía que Andrea no podía dejar de pensar en eso, habían hablado de tener hijos pero Antoni le decía que no quería. En algún momento arreglarían ese inconveniente.

Fleur se subió al auto de Saúl y él comenzó a manejar. Después de que le aceptara el día anterior, habían llegado a la casa y habían cocinado juntos, luego, se habían ido a dormir juntos, sin decir nada, solo dormir y mirarse.

Saúl detuvo el auto y le dio la mano a Fleur para ayudarle a salir. Se encontraron con Antoni y Andrea en la entrada, después de que un trabajador del hotel recibiera las llaves del auto. La cena era en un prestigioso hotel de la cuidad, en la recepción, dieron sus nombres y les guiaron a las mesas.

Fleur se sentó a su derecha, Andrea junto a ella y después Antoni. Los puestos estaban nombrados.

—Buenas tardes— dijo un alto señor canoso llamado Thomas—. Bienvenidos a mi hotel, ella es mi esposa Claire.

Todos se levantaron y le saludaron como correspondía.

—Siento que mi amigo no haya llegado aún, es un poco impuntual a veces— se excusó Thomas.

—Tom, ¿Que te he dicho de decir lo impuntual que soy?

Un señor que podía ser de la misma edad de Thomas llego y les saludo, sentándose con ellos después de presentar a su esposa y comenzaron a comer.

—Señor, créame, nos gustaría que su empresa de publicidad nos apoye en esta nueva colección— dijo Saúl—. Son una de las mejores empresas y que ustedes nos ayuden sería un privilegio.

—Entiendo, pero me gustaría saber que tan rentable seria.

Saúl se imaginó que James sería un hombre difícil para convencer.

—La verdad es demasiado rentable— intervino Fleur—. He estado presente en la fabricación de las prendas, en el momento de escoger los mejores diseños, las telas, aunque no me corresponde en su totalidad porque soy la contadora— hizo una pausa para tomar un poco de vino—, he visto que el gasto del presupuesto que se ha dispuesto para esta colección, ha sido menor que la de la anterior, esto, sin que el material de los diseños sea de baja calidad.

—¿Qué tan llamativos son los diseños?— dijo Thomas.

—Los mejores— dijo Saúl—. Se ha escogido los diseños de los practicantes, claramente, ellos buscan ser originales e innovadores, ya que la mayoría son jóvenes.

—Estoy de acuerdo con mi esposo— dijo Fleur y coloco la mano sobre la de Saúl—. Generalmente se hace una reunión donde se escogen los diseños para la colección, pero antes pasaron por mi crítica y luego se escogieron los que realmente se harían. Estos jóvenes han puesto mucho de sí y son muy buenos.

—Estoy totalmente de acuerdo— intervino Antoni—. Como seres humanos, generalmente buscamos ser diferentes, esto pasa con los practicantes, ellos buscan demostrar su potencial a la vez que aprenden más del tema, por ende, dedican la mayor parte de su tiempo a hacer las cosas bien.

El almuerzo ya había terminado pero se estaban comiendo el postre. El apoyo que le estaba brindando Fleur en ese momento le hizo sonreír y apretó el agarre de la mano de ella, luego, posiciono su mano sobre su muslo, ella lo miro y le sonrió.

—Me gustaría conocer los diseños.— dijo James.

Saúl casi pide disculpas por no llevarlos pero Fleur sonrió e intervino.

—Dichosa de que los conozca— dijo Fleur y saco un libro de pasta dura de su bolso—. Estos son los que pasaron por mi escritorio antes, podrá apreciar lo que queremos decirle, claro, no solo están los que se escogieron.

Fleur bajo sus manos de la mesa, dejando una sobre sus muslo y la otra la coloco sobre la pierna de Saúl. Después la retiro y comenzó a jugar con su pierna debajo de la mesa, rosando la de él.

Saúl se inclinó hacia ella.

—No creo que sea el momento, Fleur.— susurro.

—Yo creo lo contrario.— dijo decidida—. Pido disculpas, no me siento muy bien.

Fleur se levantó de la silla y le guiño un ojo a Saúl. Le sonrió a todos y se levantó. Después de un rato, Saúl se levantó y noto la mirada divertida de Antoni. Había estado jugando todo el día con él de esa forma.

—Discúlpenme, no sé qué tiene mi esposa— dijo—. Ya vuelvo.

Saúl camino hacia el baño, por donde se había marchado Fleur, giro hacia la izquierda entrando al pasillo de los baños, habían tres puertas, las dos últimas eran los baños, pero sintió que tiraban de él hacia la puerta desconocida.

—Te demandare por secuestro.— dijo él cerrando la puerta y acorralando a Fleur en la pared.

—Yo feliz de ser arrestada después de esto.— se mordió el labio y le dio un corto beso.

—Esto tiene que ser rápido.

—Como diga, señor.

Saúl le beso mientras ella seguía el ritmo y pasando la mano por su cabello. Con una de sus manos, Saúl bajo por todo el costado de Fleur, hasta llegar al borde del vestido que tenía, introdujo la mano por debajo y subió hasta su centro, donde sintió el interior de encaje negro que se había puesto esa mañana.

No la había visto cuando se vestía pero sabía que ella se colocaba la ropa interior según la ropa que usara.

No sabía si le gustaría a Fleur lo que haría, no a todas les gustaba, pero al parecer le gusto, porque ella no paraba de decir que siguiera. Sentía lo agitados que estaban, la adrenalina apoderándose, Saúl hizo lo posible por satisfacerla a ella hasta que lo logro, cuando ella reprimió su ultimo gemido, lo miro y se besaron.

—Salgamos de aquí— le dijo Saúl—. Después será mi turno.

Se dieron un último beso y ambos terminaron de arreglarse. Cada uno entro al baño, se secaron el sudor y llegaron a la mesa sonriendo.

—Sentimos la demora, el postre no me sentó bien.— dijo Fleur.

—Que mal— dijo James—. Pero me ha gustado la propuesta y hemos decidido aceptarla. Su amigo nos ha terminado de convencer y hasta llegamos a pensar que sería bueno hacer el lanzamiento en el hotel de James.


Saúl miro a Antoni que tenía una sonrisa el doble de divertida en sus labios y le guiñaba un ojo. A Antoni no se le escapaba nada.

30 Días a su lado.© ✔ [Wattys2019]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora