Día 24.

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Saúl

Sintió la vibración de su celular y alzó su mano libre sobre su cabeza hacia la mesa que estaba cerca. Tomo el celular que vibraba y contesto, lo más bajo posible para no despertar a Fleur.

—Dime, Antoni. — dijo.

—Saúl, dime que ya estás en la oficina— le dijo y pudo escuchar como al otro lado Antoni tocaba el claxon del auto—. Me has dejado preocupado de tantas llamadas que hiciste y más con el mensaje. ¿Fleur está contigo?

Saúl se levantó y se alejó de Fleur, dirigiéndose al baño.

—Sí, ella está conmigo, no los iba a dejar con ella en la casa— suspiro—. Antoni, ¿Puedes pasar a la casa y traernos ropa?

—Está bien, ¿Pero dónde están?

—En mi oficina.

Antoni se despidió con un "está bien" y colgó. Saúl se miró al espejo, tenía ojeras, no había dormido nada, no era por la incomodidad de dormir con Fleur en el sofá cama que tenía en la oficina, era por el simple hecho que sus padres estaban de vuelta a su vida.

¿Qué estaban haciendo ellos allí? ¿Qué querían? No, eso lo sabía con exactitud. ¿Pero porque no lo pueden dejar hacer lo que quiera con su vida? Esa era la pregunta más importante que se hacía.

— ¿Saúl?

Saúl salió del baño y camino hacia Fleur, estaba arropada con la sabana en sus piernas, aún tenía el vestido y se pasaba la mano por el cabello para organizarse. Saúl se sentó a su lado y le dio un beso en la frente.

— ¿Dormiste bien?— le pregunto.

Fleur se acomodó en el pecho de Saúl y él le pasó un brazo sobre sus hombros, reposando su mentón en la cabeza de ella.

—Algo, no me dejaste dormir mucho— le dijo Fleur—. No alarguemos esto, ¿Qué fue lo que pasó anoche?

Fleur se alejó un poco, reposando un brazo en el respaldo del mueble, de la misma forma en la que estaba Saúl.

—Pasó que la visita indeseada de mis padres me molesto.

—Eso lo pude notar— dijo Fleur y posó su mano en la de Saúl—. Sabes que puedes confiar en mí.

—Lo sé— le tomó la mano—. Pero es un tema delicado.

Saúl escuchó unos golpes en la puerta y se levantó para abrirla, había pasado seguro. Dejo entrar a Antoni y este le abrazó.

— ¿Cómo estás, Fleur?— le abrazó Antoni cuando se acercó a ella y la miró de arriba abajo—. ¿No tienes nada?

—No...— le dijo extrañada—. ¿Qué está pasando?

—No alcanzo a pasar nada, Antoni— Saúl se acercó, Antoni sentándose en frente de ellos—. Los tres sabemos que mis padres provocaron este matrimonio pero la cuestión es que cuando nos casamos, había una cláusula que descubrí después. Resulta que mis padres te buscaron, Fleur, con mi ayuda y la de Antoni.

— ¿Cómo así?— pregunto ella.

—Antoni y yo te vimos un día en una discoteca, estabas deslumbrante esa noche, le preguntamos tu nombre a un chico que bailo contigo y mis padres escucharon— hizo una pausa—. En ese tiempo, tú me llamaste la atención, no sé porque y entonces te buscaron.

》El punto aquí es que ellos te contactaron, no sé cómo pero encontraron todo de ti— Saúl miró a Antoni—. Todo lo planearon gracias a Antoni y a mí después de una noche de copas, fue ahí donde te contrataron, vieron que nos llevamos bien y se aprovecharon para hacernos casar.

—Eso no tiene nada de delicado, Saúl, ya eso está hecho, sabes que ambos somos víctimas...

— ¡Pero tú lo eres más, Fleur!— Saúl se levantó del mueble y camino por la oficina con sus brazos en la cabeza.

Fleur iba a preguntarle algo pero Antoni le interrumpió.

—Fleur, lo que quiere decir Saúl es que los padres de él están aquí por ti. — dijo en ese tono de voz calmado, aquel que usan los psicólogos, pero Antoni sentía lo mismo que Saúl.

—Para ellos, tú sólo has aportado muy poco para la empresa y te has estado aprovechando de "nuestro dinero".

— ¿Y?— dijo Fleur—. ¿Me obligarán a divorciarme de ti?

—No sólo eso, Fleur— dijo Saúl—. La cláusula del matrimonio que vi, decía que si en un año y medio o casi dos, como máximo, no teníamos un hijo, ellos se encargarían de ti— se acercó a ella—. No quiero saber a lo que se refieren a ello, pero no es nada bueno, ellos no dejan bien parados a quien no le llena las expectativas.

— ¿Y si les contamos que estamos juntos?

—No va servir de mucho, no sin antes hacerte sentir mal, la peor persona que ellos hayan conocido, estarás bajo el ojo de todos, no sin antes quitarte algo de lo que ya te pertenece de la empresa, de lo que te has ganado con tu dedicación.

— ¿Y por qué llegar ahora y no justo cuando fue el tiempo?— le pregunto Fleur.

No sabía si con esto haría que se alejara de él pero tenía que serle sincero, había querido protegerla.

—Les hice creer que habías perdido un bebé y que después de eso nos distanciamos. — dijo soltando un suspiro.

— ¿Cómo que dijiste que había perdido un bebé?— dijo ella—. ¿No te das cuenta de la magnitud de la mentira?

—Si pero con tal de que no te hicieran pasar el peor momento de tu vida, fue lo único que se me ocurrió.

— ¿Y qué haremos ahora?

—Yo me encargaré de ellos— Saúl se acercó a ella—. Date una ducha y pensaremos un "plan b" por si hablar con ellos no me resulta.

Fleur asintió y entró al baño. Saúl se sentó frente a Antoni y suspiro con el rostro entre sus manos.

— ¿No le dirás que ellos son muy buenos torturando?— le pregunto Antoni.

—No, ella no debe saber que mis padres quieren hacer que tenga un heredero, cueste lo que cueste— suspiro—. Ella no debe saber, que son capaz de desaparecer de ella sin mucha complejidad... y menos de...

—No lo digas, Saúl, no lo digas por favor.

Saúl miro a su amigo por un rato, todo esto les afectaba, pero sería a Fleur a quien más le doliera, ya era hora de demostrarle a sus padres que podía tomar sus propias decisiones. Se había dejado manipular por ellos en su adolescencia, por ser tan vulnerable, inocente e indeciso, esta vez sería diferente.

30 Días a su lado.© ✔ [Wattys2019]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora