Y así fue, durante tres veranos en las temporadas de lluvia tú estuviste ahí para colocar ese pequeño paraguas sobre mí. Era incómodo, nuestros hombros chocaban al caminar y tu hombro izquierdo siempre terminaba empapado. Sin embargo, tú nunca cambiaste ese paraguas por uno más grande y para mí ese paraguas parecía tan grande en aquel entonces, que no me importaba. Al día siguiente volviste a mi casa alegando que seguramente me resfriaria, pero no te equivocaste. Dejé que me cuidaras y por primera vez en mucho tiempo mi frío y delgado cuerpo pudo sentir la calidez. Aún si yo decidía volver a mis caminatas bajo la lluvia, no importaba porque siempre fuiste el paraguas sobre mi cabeza en las frías noches donde la lluvia mojaba mis hombros. Incluso después de las temporadas de lluvia, tú estuviste ahí para mí, junto a mí. Fue como si me hayas ayudado a salir cada día más del hoyo emocional donde me encontraba. Pero tres años después, cuando creí que por fin había salido del hoyo, tú simplemente me empujaste a un hoyo más profundo cuando te fuiste.
"Veamonos donde siempre" me escribiste un día, quise mandarte al demonio. ¿Te desapareces por dos semanas y simplemente me dices que nos veamos como si nada? Era el colmo. Y yo era aún peor porque no dude dos segundos en tomar mi chaqueta —aunque realmente hacia calor afuera— y salí de mi departamento.
Caminé de prisa y mis pasos eran pesados. Estaba molesto, muy molesto contigo. Te atreves simplemente a desaparecer sin decir nada y regresas como si nada. Estaba molesto por lo mucho que me había hecho preocupar. Por un momento creí haber olvidado mi molestia al verte ahí parado, en el área verde cerca de donde nos habíamos conocido, siempre nos veíamos ahí.
No negaré que una sonrisa se me escapó, pero enseguida recompuse mi expresión molesta y me dirigí hacia a ti.—¡Gon! —. Exclamé tú nombre para que por fin te dieras cuanta que estaba detrás tuyo, antes de que pudieras decir algo que haga que mi enojo se esfume, hablé yo —¿quién te crees que eres, eh? ¡¿crees que puedes desaparecer de la nada?! ¡porque no es así! espero una convincente explicación, porque estuve MUY preocupado, te busqué por todos lados y-y yo... yo... —. De pronto no supe qué decir, la voz me falló, también había estado tan asustado de que Gon decidiera no volver, por las noches sólo podía hacerme ovillo y tratar de no llorar, porque ya no quería llorar más, y lo había estado logrando hasta que el tonto Gon tuvo que desaparecer sin decir nada.
Él pareció darse cuenta, porque enseguida se acercó a mí, abrazándome por un momento. Sólo así pude respirar hondo y calmarme, todo estaba bien.
—Lo siento Killua, no quise... —. Por alguna razón, Gon lucía extrañamente nervioso. Me soltó, aunque sus manos continuaron sobre mis hombros —Tuve que volver con mi tía, fue muy repentino y allá no tuve señal —. Continuó, sabía que Gon era de un pueblo muy alejado y que ahí estaba su tía quien le había cuidado como su madre, por lo que sólo asentí, tenía que ser comprensivo.
Llevé las manos a los bolsillos de mi chaqueta, sólo al sentir un anillo me hizo recordar que éste estaba ahí. Lo había pensado durante meses hasta que por fin pude decidirme a comprar el dichoso anillo, aunque aún me demoré en pensar cómo dárselo, cuando por fin creí que estaba listo, Gon desapareció. Era un anillo de promesa, mi relación con Gon no estaba muy clara, aveces nos besábamos, abrazabamos, nos tomamos de la mano y muchas cosas más, aveces simplemente éramos como dos mejores amigos. Nunca habíamos acordado nuestra relación, a mí me daba miedo hablarlo y Gon parece indiferente a esto, aunque yo suponía que éramos más que amigos. Así que finalmente decidí que era momento de hablarlo, decidí que la mejor forma era un anillo de promesa, tal vez a Gon no le gustaban las relaciones y por eso no decía nada, pero al menos quería hacer la promesa de estar juntos.
Antes de poder decir nada, Gon me ganó la palabra.—Killua, yo... debo decirte algo —. Se notaba nervioso, Gon no solía ponerse nervioso de la nada, así que eso me puso nervioso —Te amo —. No era la primera vez que lo decía, pero me había tomado por sorpresa, segursmente el rosa coloreaba mis mejillas. Quise responderle que yo a él, pero continuó hablando —Pero... Lo siento. Lo siento, no puedo —.
—¿De qué hablas ahora, Gon? ¿Por qué te disculpas? —. Una parte de mí lo sabe, pero no quiero escucharlo, el miedo vuelve a mí y de pronto me doy cuenta de lo afligido que se ve Gon, ¿yo soy el culpable?
—Lo siento, lo siento —. Volvió a repetir, pero eso no me decía nada —No podemos vernos más. Lo siento, Killua —. De repente dijo lo que no quería escuchar, maldición ¿cómo puedo seguir de pie? Mis piernas temblaban.
—Pero... —. Intenté tomar su mano, quiero que me diga que es una broma de mal gusto, pero su expresión no ayuda, antes de poder tocarla siquiera él aleja su mano, lo que me hace retroceder —La temporada de lluvias está cercas, y yo... —. Quise aferrarme, no pude evitar que mi voz saliera más baja de lo normal, Gon me detuvo antes de que pudiera decir algo más.
—No podemos seguir Killua, perdón —. Lo volvió a repetir. Me quedé quieto, viendo hacia el suelo. Quise decirle- no, gritarle tantas cosas, que explicara por qué me dejaba, que no podía dejarme así, que era un maldito por hacerme amarlo y luego irse, que ¿acaso todo fue falso? Pero no dije nada, me quedé ahí parado, temblando seguramente. Mi voz no iba a salir aunque lo intentara, y ya no tenía caso humillarme, Gon no iba a cambiar de opinión. No sé cómo pude, pero solté una risa amarga.
—Sí,... supongo que las cosas iban a terminar así. Todo termina siempre así —. Tal vez ya me estaba volviendo loco, pero pude decirle aquello.
Gon no dijo nada más, sólo se quedó mirandome, pareció un poco sorprendido cuando dije lo último. Milagrosamente, mis temblorosas piernas no me fallaron, y pude caminar de regreso, mientras metía las manos en los bolsillos de mi chaqueta. Apreté la mandíbula, no sé cómo aguanté frente a Gon, pero las lágrimas finalmente aparecieron, mojando mis mejillas con facilidad. Ojalá estuviera lloviendo, así nadie notaría lo mal que estoy, seguramente cuando me de la vuelta tú ya no estarás ahí.
actualidad.
Sólo de pensarlo, lo único que podía hacer era llorar más. Maldita sea Gon, ¿qué esperabas que hiciera? Estaba tan acostumbrado a tenerte junto a mí, no puedo estar sin tí, solo bajo la lluvia. Estoy perdido. A este punto, no sé cómo es que sigo con vida, pero desearía no estarlo, de todos modos cuando te fuiste te llevaste cualquier atisbo de vida en mi devastado ser.
Te odio, porque estoy seguro de que si volvieras te perdonaría, porque aún te sigo amando y te seguiré amando. No importa si la lluvia para, estar sin ti es lo mismo que estar siempre en la lluvia, te necesito de nuevo en mi vida.
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umbrella. KILLUGON
ספרות חובביםComo si el cielo se burlara de mí, llovía. Llovía como aquel día, llovía justo como el 12 de junio hace cuatro años, como el día en el que coincidimos. Como si el sol por fin saliera para mí aunque irónicamente la lluvia estaba tomando fuerza. El ci...