Parte Única

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—H-Harreeeh, oyieeeee, quiero que m-me hagas el amooor —ríe y se tambalea inconscientemente por el asfalto, tropezándose incontables veces y siendo sostenido por su novio.

—Primera y última vez que te dejo solo en un bar, Lou, que te quede claro.

Le mira patidifuso—. ¿Qué dices? No me sermonees ahora Harry, por favor.

—Louis —le reprende—. Estás borracho.

— ¡Yo no estoy borracho! ¡¿Quién está borracho, acaso tú?! ¡Porque yo no! —grita frenético y cae de lado al pavimento, impactando su costado lateral derecho, donde se halla un charco de agua sucia.

—Joder... —murmura y ágilmente coge a Louis, quien se encuentra anonadado. Ahora lo levanta y posiciona sus grandes manos en las axilas del menor, elevándolo y abrazando su torso para tomarlo; Louis, instintivamente rodea la cintura de Harry con las piernas y envuelve sus frágiles brazos en el cuello de éste, aletargado.

Harry suspira y acomoda a Louis mejor, para luego caminar hacia el edificio, entra y cruza por el Lobby, encaminándose hacia el elevador, se adentra en éste y marca el botón correspondiente a la planta requerida. El cubículo asciende con rapidez y luego se detiene, abriéndose. El chico rizado avanza, dirigiéndose hacia el apartamento número 316; inserta el pequeño artilugio de metal en el cerrojo y lo gira hacia la izquierda lacónicamente, quita la llave y la vuelve a guardar en el bolsillo trasero de sus vaqueros negros, coge el pomo de la puerta y empuja ésta a duras penas, aún con el chico de ojos azueles en brazos, el que ahora se encuentra profundamente dormido.

Camina hacia adentro y cierra el gran rectángulo de madera mediante una suave patada. Se dirige a la habitación que comparte con su novio y nuevamente abre la puerta para después cerrarla.

Suspira y deposita dócilmente a Louis en aquella cómoda cama de dos plazas cubierta por un fino edredón blanco. Se retira hacia el cuarto de baño y abre el grifo de la bañera, de la cual ya comienza a llenarse de ese líquido transparente.

Regresa tranquilamente a la recámara y comienza a despojar de sus ropas a Louis con sumo cuidado y prudencia de no despertarlo. Quita su jersey color petróleo, su remera negra en corte de "V", con un estampado de unos auriculares blancos simulando estar colgando de su cuello, y luego sus pantalones color burdeos ajustados. Arranca las zapatillas negras delicadamente y después le saca los calcetines. Asciende hasta sus caderas y quita su bóxer Calvin Klein con deleite. Ya desnudo, lo coge por debajo de las rodillas y su nuca, sujetando firmemente su cuerpo y luego se dirige al baño.

Sitúa delicadamente el cuerpo inconsciente de Louis en la ducha, con cuidado de no golpearlo. Cierra el grifo del agua, ya que la tina se encuentra suficientemente llena. Aproxima una pequeña butaca hacia adelante y se sienta en ella, acercándose a Louis con una esponja rellena de jabón en su mano derecha, la contraria la lleva hacia el brazo del otro chico y lo eleva, comenzando a tallarlo cuidadosamente.

Louis abre los ojos alarmado.

—Sh... —silencia Harry e intenta calmarlo otorgándole leves caricias en el cabello—. Tranquilo, Lou.

El castaño se percata de la presencia de Harry a su lado y rápidamente su semblante cambia a uno sosegado, regalándole una cálida sonrisa.

—Hazz... —menciona con ternura.

Harry prosigue a realizar su propósito y vuelve a limpiar la tersa y bronceada piel de Louis, mientras tanto, escrudiñando minuciosamente su delicada anatomía con delectación.

Louis le observa con cariño, ya con los efectos del alcohol disipados en su sangre.

Mientras, el mayor continúa fregando, para luego aplicar suavizante de cabello en sus palmas e impregnarlo en las hebras castañas de Louis, masajeando su cuero cabelludo en patrones circulares imaginarios, relajando a su novio con aquél toque.

Termina por enjuagar todo el bálsamo esparcido en el pelo de Louis y ayuda a levantarlo, volteándose velozmente para coger del mueble una toalla y volver con el chico para envolverlo en la suavidad de la mullida tela color azul.

Saca el tapón del orificio en el fondo de la ducha para drenar el agua y vuelve a repetir el mismo procedimiento anterior, toma a Louis por debajo de las rodillas y espalda, cogiéndolo con precisión y girando sobre las suelas de sus zapatos para regresar a la habitación, nuevamente ubicando al ojiazul en la cama.

Espérame, Lou. Menciona y Louis le contempla somnoliento, sin embargo aún despierto.

Vira hacia atrás y coge un secador de cabello eléctrico que se halla sobre el tocador, se retira hacia Louis y deja el artefacto encima del colchón. Centra su atención en el cuerpo del chico sentado en frente suyo, cubierto por la toalla azul y vuelve a buscar otra toalla, para comenzar a secar sus extremidades afinadamente.

Luego conecta el cable del secador a la corriente eléctrica del enchufe próximo a la cómoda, lo enciende, ajustándolo a la temperatura media y comienza a orientar la abertura por la cual emana aire caliente hacia la cabeza de Louis.

Terminada su intención, vuelve a girar hacia un mueble que se encuentra delante de la cama, abre ambas puertas y empieza a sacar de adentro prendas de pijama, las coloca sobre la cama, a un lado de Louis, y coge las manillas para cerrar las puertas del closet color ocre.

Se acomoda a la par del chico castaño y comienza a vestirlo con sutileza, cuidando de no hacer un mal movimiento que pueda provocar daño alguno.

Louis sonríe, frunciendo levemente los ojos con aquellas pequeñas arrugas que se forman allí, y Harry le corresponde risueño.

Al acabar su labor, Harry se alza sobre sus rodillas y abre el cobertor de la cama. Se vuelve hacia su novio y le toma de la cintura para acomodarlo bajo la frazada. Rodea el colchón, se detiene, quita la ropa de su cuerpo, permaneciendo únicamente en bóxer, y se introduce bajo las suaves colchas de pluma, instalándose cómodamente. Después, se ajusta al pequeño cuerpo de Louis, le abraza y proporciona un casto y tierno beso en sus delgados labios entreabiertos.

—Dulces sueños, Lou.

— ¿Edward? —pregunta Sam sigilosamente abriendo la puerta. Observa dentro de la habitación y puede ver a Harry recostado en la cama abrazando a aquél muñeco al cual llama Louis, temblando suavemente debido al llanto. Desliza la vista y revisa el cuarto; ve la ropa que Harry llevaba puesta antes de salir al club esparcida en el suelo, machada con barro, y un inconfundible olor a alcohol que invade sus fosas nasales, vuelve su vista al chico estremeciéndose en la cama y suspira.

Harry ha vuelto a emborracharse.

Dulces Sueños, LouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora