Capitulo 1

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Hace días que no puedo dormir, las pesadillas suelen aparecer cuando la fecha se aproxima. En una semana serán tres años desde que me escape de mi casa, tres años desde que no soy Rose Villanueva y tres años desde que soy Lizzie Montero. Estoy en el balcón de mi apartamento observando el precioso amanecer de Murcia, antes residía en Zaragoza pero allí no era mi hogar. Aun con todos los lujos y con unos padres reconocidos en la ciudad, con pretendientes adinerados y otras cosas que me podían dar felicidad. Una escena traumática hizo que me alejara definitivo de mi familia y perdiera el contacto con casi todos los miembros de mi familia, actualmente solo tengo contacto con mi abuela.

Son las 7:15 AM. Hoy es un día especial para mi y mis estudiantes pero no me siento con ánimos de ir a la presentación y forzar una sonrisa ante el público.

Respiro hondo. Siempre que observo el cielo pienso en mi, en mi aburrida vida, la escasez de riegos en ella así como de amigos. Siempre quise una vida llena de aventuras,  tener muchos amigos, no tener hijos , ahorrar mucho dinero y viajar por el mundo hasta encontrar alguien que me complemente, se vuelva mi cómplice, que seamos inseparables. Dos personas con almas rebeldes. —Creo que si sigo así nunca la encontraré — Solía pensar que si me iba de casa y hacia mi vida sería feliz, quizás lo sería si en el momento que quería irme hubiese podido pero me huyendo de mis problemas más que irme por gusto.

Y pensar que yo pensaba que había conseguido el chico ideal para mi, ese chico que sería mi cómplice —pero no él tuvo que arruinar todo— llevándose mis primeras veces, y mis sueños junto con mi esperanza. No es fácil volver a reconstruir un corazón roto, y toma tiempo. A mi me tomo tres años ser quien soy, lo que sea que me haya convertido y también conservar una parte de lo que era.

El timbre me saca del transe en el que estaba.

¿Quien podría ser? Es extraño, yo no suelo recibir visitas, nadie en mi trabajo sabe donde vivo, no tengo amigos cercanos. Aunque pensándolo bien puede ser un envío o ese vecino que siempre intenta invitarme a almorzar. El timbre vuelve a hacer presencia.

Camino apresurada a buscar la bata de baño, luego corro hacia la puerta y observo por la perilla. —¡Joder!—  ¡Que hace la abuela en mi casa!  Miro alrededor, y observo la copa de vino y la caja de pizza, al instante corro por toda la casa quitando el desorden.

Arreglo mi cabello, sonrió y abro la puerta.

— podía escuchar tu respiración a través de la puerta y tus pasos rápidos por toda la casa. — Pasa por mi lado dejándome ahí como una tonta, sin darme un abrazo.

La verdad es que ella es así, viene de sorpresa dura un día contigo, te consiente y se marcha.

— Podría decir que me sorprende tenerte aquí a estas hora, pero conociéndote es tan normal como que a estas horas tengas ese labial carmesí y el pelo perfectamente alisado. — me siento en el sofá y le indico con la mano que tome asiento, pero ella merodea por el lugar observando cada detalle.

Se gira hacia mi con una gran sonrisa.

— Tienes buen gusto, querida pero un poco de color no le vendría mal a esta decoración minimalista. Algún que otro pintoresco cuadro en esta pared y...

— vale, abuela. — lo tomaré en cuenta, es cierto que debería colocar unos cuadros, quizás mujeres desnudas por allí.

Ella se sienta y me mira fijamente.

— oh, querida. Me he enterado que hoy tienes una presentación, me encantaría asistir. — la abuela es así, no se como se ha enterado pero acá está. — rebusca en su bolso, luego saca una caja que supongo que es un regalo.  Extiende su mano hacia mi.

Enjaulada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora