Rose:Estoy avergonzada, nunca pensé que podía encontrarme ante tal humillación: fue terrible. Cuando el me dijo que vio esa parte de mi que no muchos han visto no pude evitar sonrojarme de la vergüenza, digo, es algo que oculto y no solo yo; muchas personas también. Esto es incómodo, mientras el ríe a carcajadas en el suelo de mi sala de estar yo estoy sentada en un sillón, cubriendo mi cara con ambas manos.
- ¡Basta ya! — le lanzó un Cojín, al instante deja de reír y me mira serio. Pienso que se va a enfadar pero luego lo lanza de vuelta hacia mi aún más fuerte.
- No debes mostrarle esos pies a nadie, digo, míralos. — me los señala y vuelve y se ríe.
- No debes burlarte de los pies de una bailarina, no están así por que quiero. — me cruzo de brazos simulando enfado.
- Pues deberías considerar dejar de bailar, están maltratados: como si los hubiera golpeado un mapache. — toma uno de mis pies y los examina.
La verdad es que me dan vergüenza, tienen ampollas muy feas. Otra realidad es que están mejor que cuando practicaba diario en Zaragoza, ahora que no puedo ni caminar están mejorando. Drake se dio cuenta hace unos minutos cuando me ayudo a cambiar el vendaje del talón; el ha sido tan maravilloso esta semana, trayéndome comida, acompañándome en las tardes y cambiando mi vendaje.
Estos días no me he sentido sola, hemos estado haciendo boberías y hablando hasta la madrugada, incluso hizo sushi para ambos. Drake es una persona amable, es tierno cuando quiere y sus bromas e chistes llenos de sarcasmo siempre me sacan una sonrisa, aunque el podría estar sentado sin hacer nada y miro sus ojos, su boca y sus mejillas sonrojadas todo el tiempo y una sensación en mi estomago me hace sonreír.
- No me mires así. — me dice, y por su tono de voz deduzco que lo he mirado todo el tiempo como una idiota.
Me deslizo hasta el suelo, junto a él.
- ¿ Como te miraba, Drake? — arrastró su nombre lentamente, he notado que tiene un afecto en el que yo diga su nombre.
El cierra los ojos por un instante y me mira.
- No lo se, pero cuando estás en silencio y me miras, es una mirada diferente. — lo dice, pero en ningún momento me miro a mi, está mirando un punto fijo por la ventana.
- Pensaba en ti— antes de pensar lo que iba a decir, lo dije: La vida es una.
Ahora que tengo su atención, el me mira y sonríe un poco.
- Debería tener curiosidad que exactamente pensabas, pero deduzco que piensas que soy irresistible. — me guiña un ojo, y vuelve su atención a la ventana. — Todas son así.
¿Que mierda acaba de decir?
Ha dicho que soy como todas o es mi imaginación.
Jejejejeje.
Para serme sincera a mi misma, muchas veces me molesta que siempre haga bromas en momentos donde quiero tener un momento con el, como ahora. Eso me hace pensar que no le atraigo en lo más mínimo y que es amable conmigo por que se siente culpable, odio la idea de que esté perdiendo mi dignidad tirándole la onda y el simplemente me ignore por descaro. No tolero eso de nadie, el piensa que es guapo y lo es pero aveces lo cree demasiado, aveces es un gilipollas acostumbrado a tener miles de mujer. Así que que le diga que piense en el, es para el una cita de juegos.
- Deberías irte. — le digo, y con la rabia que tengo conmigo misma me pongo de pie rápidamente soportando el dolor.
El me mira confundido, intenta ayudarme pero rechazo su ayuda y camino cojeando hasta la cocina.