Enamorada de mi mejor amigo

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Seguí el consejo de Bella, después de meditarlo varios días, lo decidí, y con la primera persona que quería hablar, era con la que estaba más molesta, Maddison.

Me dirigí a su casa, con un nudo en el estómago y con una valentía algo débil, que se podría romper con cualquier paso en falso. A su casa fui caminando, no estaba muy lejos, así que el tiempo que hacía de mi casa a la suya, me servía para pensar en lo que le diría.

Al llegar a su casa, se sentía irreal todo, estaba a punto de terminar mi relación de años con ella, solo por un chico, algo tonto si lo piensas, pero eso me dolió en el alma.

Toqué dudosa la puerta, sin saber exactamente lo que esperaba, abrió Maddison, con cara de pocos amigos.

–¿Qué quieres?-Preguntó indiferente.

–Solo quiero hablar-Trate de soñar lo más serena que pude, pero estoy casi segura de que mi intento fracasó.

–No tenemos nada de que hablar, dejaste todo muy claro el otro día

–Sí tenemos-Mire por arriba de su hombro el interior de su casa-¿Puedo pasar o quieres salir?

–Saldré-Dicho esto dió un paso al frente y cerró su puerta tras de ella.

–Bien, esto no será fácil de decir

–Solo escúpelo-Dijo molesta.

–Creo que nuestra amistad terminó

–¿Y apenas te das cuenta?-Preguntó incrédula-Esto terminó en el momento en el que decidiste decirme todas esas cosas horribles

–Lo siento por lo que dije, estaba molesta y me desquité contigo, no me siento orgullosa, en serio perdón

–¿Solo viniste a decir eso? ¡Gran pérdida de tiempo!

–No, también quería decir que esto no tiene que terminar mal, podemos ser amigas, no con la misma confianza, pero amigas

–Eso no pasará

–Se que estás dolida, créeme, yo también, pero no me gustaría que terminara así

–A mi tampoco, pero el mundo da mil vueltas Emily-Dicho esto me dio la espalda dispuesta a entrar a su casa, pero se detuvo y me miró de reojo-Adiós Emily

–Adiós Maddie-Le sonreí triste.

Entró a su casa y solo me quedé viendo la puerta, incrédula de que esto este pasando ahora, recordando que solo hace algunos meses, esa chica y yo éramos como uña y mugre, ahora somos tan diferentes.

Ahora solo faltaba hablar con Jack, la charla donde se que terminaría llorando, la que se que me dolerá más.