El viento comenzó a hacerse más fuerte, violentándose contra la cabaña y generando ruidos y azotes aterradores, los ladridos de Mecha cesaron unos micro-segundos para que ahora la tomara contra la puerta de entrada. Corro a mi pequeño armario y busco entre unas cajas, una vieja lámpara que usaba mucho cuando era niña; aquella se veía igual que cuando la había embalado, solo que un poco más sucia y decolorada. La conecto en seguida al toma corriente y en seguida los destellos iluminaron el cuarto, la luz se irradiaba en diferentes formas por toda la habitación; la "lámpara de las estrellas" le llamo. Es una reliquia en lo que a mí respecta, cuando era pequeña, mi tía me la regalo ya que todas las noches iba a su habitación, asustada y con mucho miedo, no dejando descansar a nadie en paz. "Una vez encendida, todos los monstruos que ves, desaparecerán, al igual que el miedo que llevas dentro", me repetía todas las noches antes de darme un beso en la frente e irse a dormir. Se suponía que yo haría lo mismo, que repetiría esas palabras y dormiría tranquila, pero no era suficiente, los monstruos nunca se iban, el miedo no desaparecía, hasta que cantaba.
―Las luces te guiarán a casa, e iluminarán tus huesos, y yo intentaré consolarte... consolarte. ―canto en un susurro, abrazándome a la lámpara y hundiendo mi cabeza entre mis piernas, rogando que la violenta ventisca cese.
Odio las tormentas, y mucho, en especial las que son por la noche. Cuando era pequeña era normal que corriera a esconderme en mi armario con la lámpara o fuera a la habitación de mi tía, ahora que se supone que soy un adulto, cada vez que hay tormentas sólo enciendo las luces y paso la noche en paz. Pero hoy no parece ser un día normal, mi gente desapareció mi seguridad se esfumó, repito, estoy sola, completamente sola. Intento respirar y observar las formas que desprende la lámpara sobre el techo y alrededores, estrellas y planetas, el universo en mi habitación.
De repente un golpe seco y violento golpea sobre la ventana, sobresaltándome y esfumando cualquier posibilidad de mantener la calma, aparto la lámpara y me incorporo en mi lugar lentamente. La luz de la luna que se filtraba por la ventana desapareció, al igual que mis amigos y mi familia. Me acerco con cuidado y con los sentidos alertas, en la dirección del ruido; sería mucho más fácil si mi corazón se tranquilizara un poco para oír mejor lo que sea que esté afuera. Aguardo unos segundos con la mano sobre la pared, pero nada pasa, exhalo un poco más tranquila.
―Habrá sido una rama suelta...
Otro golpe mucho más fuerte se hace presente, en el mismo sitio donde se encontraba mi mano apoyada. He sentido como la madera resonaba y se quebraba desde el otro lado, retrocedo con la respiración agitada y con las manos en el corazón. Esto no es igual que cuando era niña. Uno, dos, tres, cuatro... los golpes no paraban de agredir la cabaña, incluso unos arañasos se sumaban, la madera crujía ante cada agresión y la posibilidad de que el lugar donde me encontraba parada no fuera seguro era de un millón por ciento. Era inevitable no gritar con cada envestida, estaba aterrada ¿qué se supone que haga ahora? ¿qué está pasando? ¿qué diablos hago? Tengo la mente en blanco, siento una terrible opresión en el pecho y una descarga de terror por todo mi cuerpo, me encuentro inmóvil en mi propia habitación, incapaz de reaccionar a nada. De repente escucho los ladridos de Mecha alejarse.
¿Qué? ¿Cómo? ¡Si yo cerré la puerta!
Parece que la idea de perder a Mecha me aterroriza más que cualquier cosa, aún más que si mi cabaña se viene a abajo. Salgo corriendo de la habitación, al ver la sala me topo con que la puerta está abierta; enumero mentalmente las posibilidades que existen de que Mecha haya podido quitar las tres cerraduras que coloqué a la misma y el cálculo me es imposible. Ignoro los golpes y lo que sea que puede estar ahí afuera, corro tras mi mascota a todo lo que me dan las piernas. Mecha rodea la casa y se adentra en el bosque, evitando cualquier sendero o camino más seguro, corre ladrando a toda velocidad y yo la sigo, a duras penas como puedo, para alcanzarla.
ESTÁS LEYENDO
The Elements [#Book1/ SagaTheElements]
FantasyLa Magia Elemental recibe sus características básicas como esencia formadora de todas las cosas. Los elementos tierra, aire, fuego y agua dentro del simbolismo mágico son los componentes básicos de todo lo que existe. Dentro de la astrología clásica...