Hoy en día...

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     Zootopia, la metrópolis en la que Hoy en día todos los animales, desde pequeños roedores hasta los mas grandes mamíferos pasando por una enorme variedad de especies podían lograr, con la dedicación suficiente, lo que deseasen ser, y eso había quedado muy en claro una pareja de policías.

     Las calles estaban tranquilas este día. Los cachorros-crias estaban disfrutando de un día de juegos acompañados de sus padres, había algunos mamíferos que con sus respectivas parejas se encontraban deleitándose bajo los rayos del sol, aunque había uno que solo leía el teléfono. El lugar era hermoso, con una gran fuente de agua en la que uno podía ir a refrescarse bajo el brillante sol que relucía el ambiente con la luz naranja del atardecer.

     Nada podía hacer que esto mejorará...

     – ¡Cuidado! – gritó un cuyo  mientras se alejaba del lugar corriendo despavorido, mientras una sirena de la policía se escucha acercándose

      Pero si podía hacerlo empeorar...

     Una patrulla estaba acelerando a todo lo que daba con el objetivo de alcanzar un coche rojo qué iba igualmente a todo lo que daba, con el propósito de no ser alcanzado por la patrulla misma. Ambos se estaban acercando a dicho parque y no parecía que se detuvieran, a pesar de las indicaciones de la patrulla o de los transeúntes.

     – ¡Deténgase en este mismo instante! – gritaron por el megáfono del vehículo policial, pero quienes eran perseguidos habían hecho caso omiso ante tales ordenes

     Ya habían llegado al parque, pero no parecía que las cosas acabarían ahí, pues el coche rojo no se detenía y las personas apenas y podían salvarse de ser arrolladas por alguno de los vehículos.

     La persecución seguía, no parecía que parara pronto. El coche rojo, seguido de la patrulla,  saltaron por una rampa y pasaron justo por encima del chico - un mapache –. Este no se inmutó y lo único que hizo fue cambiar de página, este solo siguió leyendo su periódico.

     Mientras tanto, un león estaba dentro de una tienda comprando algunos víveres. pagó el monto solicitado, recibió el cambio al igual que un tiquet, tomo su bolsa y salió de la tienda, respirando el aire fresco de exterior.

     Pero un sonido le llamo su atención. Moviendo sus orejas escucho una sirena de policía que estaba lejos de donde él se encontraba. Sabiendo que los policías estaban haciendo su trabajo, no le preocupó mucho el hecho de que se acercaran, porque la calle en dónde se encontraba estaba llena de gente y sería incapaz para un policía cruzar por esa parte sea cuál sea la situación que tuviera que atender. Así que cruzó la banqueta y salió a cruzar la carretera.

     – mami, mi juguete – le decía un cachorro macho de jaguar a su madre intentando zafarse de su agarre en un intento de tomar su juguete que se había quedado en el pavimento.

     El león miraba la escena y se preguntaba porque no lo dejaba ir por su artículo la madre. Aunque no tendrá que esperar mucho, pues vio que un coche rojo se estaba acercando hacia el con una alta velocidad.

     Sabía que hoy no sería el mejor día de su vida. Cerró los ojos y se cubrió como podía con sus patas esperando el impacto de aquélla maquina contra este.

     Pero cuando cerró los ojos el sonido del coche volcándose y deteniéndose justo enfrente suyo le hizo volver a abrirlos bajando también las patas. Todo gracias al juguete del cachorro en el suelo.

     – <<cielos... – pensaba y dió un suspiro alargado, agradecido de que el niño no pudiera safarse de su madre y de haber dejado eso en el suelo – lo sentí cerca. Debería agradecerle...>>

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