You are my destiny (Chat Noir/Adrien x ___)(+18)

Poker night

Ambos después de que todo aquello se calmara un poco disfrutaron de la fiesta que se daría en uno de los salones de aquel hotel, pero ese ambiente glamuroso no iba para nada contigo cosa que el rubio de inmediato notó, por lo que éste estaba a punto de sacarte de ahí para llevarte un rato al jardín, hasta que una maravillosa idea surco por a su cabeza al ver a tu ex entrar al casino con el que contaba aquel hotel 5 estrellas

-¿Por que no nos vamos a divertir un poco? -te cuestiona con tono travieso el de ojos verdes-

-¿A divertir? ¿A donde? -le volteas a ver confundida pensando a su vez en algún lugar en el que se pudieran divertir de verdad en aquel aburrido lugar-

-Por allá hay un pequeño casino -te señala una enorme y lujosa puerta de cristal con la mirada- y dicen que es algo entretenido, ¿por que no vamos un rato ahí? Después de todo debe de ser mas animado que esta tediosa fiesta -voltea a ver el resto del salón-

-Mmm ok -accedes con una sonrisa para después inmediatamente ser escoltada del brazo por él hasta aquel lugar-

Ambos entraron al dichoso casino siendo tú la única que veías todo a tu alrededor con curiosidad pues era la primera vez que visitabas un lugar como ese mientras él buscaba a cierta persona con la mirada hasta que finalmente la ubico ensanchando así aún mas la sonrisa en sus labios. El rubio te guió por entre las mesas frente a la que se encontraba él sentado junto a Lila, Armand al inicio no te había visto mientras que junto a Lila hablaban pestes de ustedes en la mesa siendo la mayoría del tiempo ignorados por los demás hasta que gracias al resto de jugadores en aquella mesa que te volteaban a ver totalmente cautivados por tu belleza, centro su mirada en ti. No le cabía duda, esa noche estabas preciosa y eso se podía apreciar mejor de cerca dejándolo casi babeando al igual que el resto de jugadores en aquel lugar importándole poco la castaña que a su lado moría de la envidia al ver como tu ahora esposo se mostraba orgulloso de ti y con una flamante sonrisa

El de ojos verdes llego junto a ti hasta esa misma mesa en donde se encontraba aquel par de chicos y con caballerosidad te ayudo a tomar asiento mientras tu sonrisa al ver a tu ex junto a Lila se borraba. Una mirada llena de dolor y resentimiento se reflejo en tu rostro, mismos sentimientos que segundos después te hicieron voltear a ver a Adrien al no entender si este te había llevado ahí adrede o por mera casualidad, pero al notar que este no le prestaba la menor importancia al ojiazul frente a ti creiste que tal vez ni siquiera se había dado cuenta de su presencia ahí. Pero lo que tu no sabias era que no podías estar mas equivocada, pues este al dejar de sentir tu mirada los vio de reojo a ambos los cuales se encontraban observándolos desde el otro extremo de la mesa. Tú no te sentías para nada cómoda en ese lugar pero al recordar las ganas que el rubio tenía de jugar decidiste tratar de ignorarlos y disfrutar de la noche junto a él

-Limpiate la baba que se te escurre -le reclama con molestia la ojiverde mientras jugaba con las cartas frente a ella-

-Aún no lo puedo creer, ¿que le hicieron a esa mestiza? -se cuestiona Armand mientras te veía sorprendido mientras que cierto rubio el cual había alcanzado a escuchar su comentario comenzó a reír disimuladamente pues aun no podía creer como  ese descerebrado no había podido ver en ese par de años lo hermosa que en realidad siempre habías sido-

El juego que llevaban a cabo en aquella mesa era poker, uno de los juegos que al rubio mas le gustaba jugar cuando iba a esa clase de sitios, Adrien pidió sus fichas las cuales casi enseguida les llevaron junto a algunas botanas siendo el rubio el único que pidió una copa de vino para acompañarlas mientras que tu por tu parte preferiste pedir un vaso de agua mineral con limón esperando así calmar todo aquel malestar estomacal que te comenzaba a causar el estrés

Las cartas se repartieron y el juego a su vez comenzó, todo al inicio parecía ir a favor de Armand cosa que por alguna extraña razón no le molestaba al menor de los Agreste, por el contrario, cada que apostaba y perdía una sonrisa traviesa se pintaba en sus labios mientras que tu lo veías confundida pues no sabías que era lo que le divertía tanto ya que tu ni siquiera lograbas reconocer una de las cartas sobre aquella mesa