Sin darme cuenta

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Me quede callado, estático, parado en medio de pasadizo, no sabía si salir de allí o quedarme, entonces sentí su mano en mi brazo, tirando de el para que la siguiera, dejé que me llevara, solo quería hablar con ella, saber qué es lo que pasa; me llevó fuera de la casa, en el jardín de al frente, son sentamos en aquella hamaca que parecía un columpio grande ella solo estuvo mirando a la nada por unos segundos que me parecían siglos, entonces habló.

-Por qué viniste Jared? - hablo sin ninguna expresión en su rostro.

-Porque eres mi novia, porque siempre me llevas a todas las fiestas que vas. - ella agachó la cabeza y negó con esta, haciendo que sus cabellos tapen casi todo su rostro.

-No es así Jared, nosotros ya no somos novios- volvió a mirar a la nada- pensé que ya lo sabías.

-de qué hablas? ¿cómo voy a saberlo si nunca terminamos?

-Claro que sí, de hecho, tú me terminaste.

-De que hablas Miranda? nunca te termine.

-Si lo hiciste, todo este tiempo sin saber de ti, así como tu sin saber de mí, me abrieron los ojos, una relación se basa en comunicación y confianza, y no teníamos ninguna, yo me abrí a ti en cuerpo y alma, pero tú siempre tuviste inseguridades, yo nunca te mentí y me pagaste con engaños, yo esperé por ti lo suficiente como para que me digan arrastrada y hasta desesperada, yo estuve siempre que lo necesitabas, en cambio solo recibí ignorancia de tu parte; llegué al punto de quererte más que a mí, por lo que me deprimí bastante, pero después de más de un mes de esperar solo una llamada o mensaje pude ver de nuevo la realidad, tu no me quieres, al menos no de la manera en la que yo te quise, y tardé mucho pero lo acepté, dejé de defenderte, dejé de idolatrarte, dejé de amarte, desde ese día juré preocuparme más por mí que por el cualquiera a quien no le importe; la ignorancia que me demostrabas es falta de interés, es por eso que te dejé libre, preferí dejar un lindo recuerdo que seguir fastidiándote con mis mensajes y llamadas, te dejé ir, y me liberé a mí misma de mis engaños, fue lo mejor, para ambos- lo dijo de una manera tan tranquila y apagada, que pensé que se quebraría en cualquier momento, pero no lo hizo, solo siguió mirando la nada, divagando por su mente.

No sabía qué hacer, todo lo que dijo es verdad, no me puedo excusar, no la puedo retener, no la puedo obligar a seguir amándome, tengo una elección, dejarla ir, aceptar mis errores, dejar de atormentarla, retirarme sin ver mi desastre; pero solo atine a decirle.

-Me odias?

Flashback

Estoy con ella al frente de su casa, no hay luz en toda la cuadra, solo veo su silueta apoyada en la pared del parque, mirando al cielo divagando en su mente.

-Te odio- me dijo casi susurrando, como si quisiera que no la escuche.

-Tu no me odias, más bien me amas- le respondí con una sonrisa burlona y creída.

-Odio amarte- dijo agachando la cabeza asustada la reacción que tendría por su confesión.

Fin del Flashback

- No te odio, pero si me odie a mí misma por lo ilusa que fui; te tengo un cariño que no puedo negar, uno que no puedo ni podré borrar, aunque quiera, es lo bueno que saqué de esta relación, deseché los peores recuerdos y solo me quedé con los buenos, siempre serás parte de mi vida y te apreciaré por eso, espero que algún día encuentres a aquella persona que provoque el cambio que me prometiste.

-Como esperas que cambie por alguien, la persona correcta no me pediría que cambie.

-Yo nunca te pedí cambiar, nunca te pedí nada, te quise como eras, pero te dije que tu indiferencia me lastimaba, aquella persona que te quiere no busca lastimarte, es por eso, no esperes que alguien te pida algo, si tiene que pedirlo tu respuesta ya no será de corazón, solo será por cumplimiento.

-No quiero dejar las cosas así.

-Pero si ya las dejaste así por más de un mes, no esperabas que todo siga igual que como toda nuestra relación, ¿no? -se levanta de la hamaca y se pone delante mío entre mis piernas mirándome fijamente- En verdad te amé, pero tuve que dejarte ir- me dio un abrazo cálido y sincero, podía oír su corazón latir en su pecho, me sentía en paz, se aleja despacio, quería que se quedara.

-Tengo que entrar, espero verte otro día Jared, aunque sé que no quieres nada conmigo quisiera que en algún futuro podamos ser amigos, cuídate y no hagas tonterías por favor.

y se fue, me dejo en la oscura y fría noche, sentado sin ni una palabra más por decir, estaba confundido, no sabía ni en que pensar, decidí buscar a Sergio y largarnos de ahí. Al irnos Sergio comenzó a hablar.

- No estuvo mal la fiesta, tu amiga tiene buenas amistades, por suerte mi labia maldita logró conseguir su número, así que no te necesito para hacer mi movida- dijo moviendo su celular en mi cara mostrándome el número de Miranda guardada como Mira <3, la sangre me hirvió al instante que le arrebaté el celular y lo tiré del taxi- Mierda, ¿qué diablos te pasa? era nuevo imbécil- de la nada reaccioné.

-Disculpa, yo te lo pagaré, no sé qué me pasó, creo que bebí mucho- el solo asintió y dejo de hablarme.

llegué a casa, me quite los zapatos y me tire en mi cama esperando que al despertar en unas horas sepa exactamente que estoy sintiendo

El inicio de un finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora