Como cada mañana, me dirigía hacia mi cafetería preferida, para disfrutar de un delicioso café antes de ir al trabajo. Conducí mientras escuchaba la radio, en realidad, sólo lo hacía para distraerme, aunque nada de esta me llamara la atención. Mi runita era siempre la misma, despertar a las 6:00 am, tomar una ducha, arreglarme para ir al trabajo, e ir a la cafetería, después de tanto tiempo, mi rutina comenzaba a ser aburrida, siempre era lo mismo, pero bueno, a pesar de eso, mi vida no era mala.
Llegué a la cafetería, pero esta, estaba cerrada. Maldije en mi mente, realmente quería beber ese café, más allá de gustarme, me mantenía un poco más despierto por las mañanas.
- Quizá deba empezar a preparar mi propio café en casa- dije molesto como vil niño pequeño. Sin más remedio, seguí conduciendo. A un par de calles, doblé para tomar el camino hacía mi trabajo, y aunque llegaría un poco temprano, quizá con un poco de suerte, encontraría otra cafetería abierta. Y así fue.
A un par de calles estaba una cafetería abierta, sonreí levemente, no era la misma en la que me gustaba tomar mi café, pero el lugar se veía lindo. Estacioné mi auto, bajé de este, y entré, al hacerlo, escuché una campana que sonaba al abrir la puerta. Me sorprendí al ver que la cafetería no estaba tan sola como normalmente están, o al menos eso creía. Supuse que el café ahí era bueno, así que me senté en una de las sillas, a esperar ser atendido.
-Buenos días- habló una chica pelinegra, de forma amable, dejandome el menú frente a mi. -Le dejo el menú, cuando quiera ordenar, solo llámeme- se alejó con una sonrisa en sus labios, para atender a otras mesas. Miré el menú, en realidad era variado, así que me costaba un poco decidir qué quería. Alcé mi mirada y observe que en lugar atendían entre meseros y meseras, y atendían rapidamente a sus clientes.
Me quedé un rato observando bien el lugar, hasta que vi salir a un mesero en especial. Su bandeja estaba llena, y caminaba rápido para llevar el pedido a sus clientes. No sé por qué mi mirada se concentró tanto en él, pudo haber sido por su manera de trabajar, pero tampoco puse mucha importancia.
Volví a mirar el menú, decidí pedir un capuchino. Llamé a la chica, e hice mi pedido, recargué mis codos en la mesa, y en mis manos mi barbilla, recargando mi rostro, suspiré, y seguí mirando el lugar. Se veía un lugar tranquilo, quizá está sería mi cafetería favorita de ahora en adelante, ¿o no?.
-Espero no llegar tarde al trabajo- hablé bajo viendo mi reloj. -Aunque bueno, el jefe nunca ha sido estricto conmigo cuando llego tarde- junté mis manos, esperando mi café. Miré por la ventana, pero un ruido algo fuerte me hizo prestar atención, giré mi rostro y vi una charola tirada, un cliente molesto, y a aquel chico que había atrapado mi mirada hacía unos momentos atrás.
-Lo siento mucho, en verdad, yo... iba distraído, lo siento- hicé una reverencia hacia el cliente al cual le había tirado la charola con comida encima por accidente al chocar con él. Sabía que estaba muerto, había sido mi culpa, estaba caminando distraído, así que no vi cuando el cliente caminaba. -Dejeme ayudarlo- traté de acercarme pero el cliente no dejaba de gritarme, y se le veía cada vez más y más molesto.
-¡Mira lo que hiciste, eres un idiota!, ¡¿acaso no ves por dónde vas?!, ¡sueltame!.- El cliente me miró muy molesto, sin poder decir una respuesta, escuché a mi jefe llegar. Aunque claro, no era para decirme buenos días.
-¿Qué pasó aquí?- preguntó mi jefe mirandome molesto. -Bueno yo por acci...- no terminé de hablar cuando fui interrumpido por el cliente.
-¡Su mesero idiota me tiró toda la charola encima!, ¡¿qué tipo de lugar es este, con meseros tan pésimos?!- dijo limpiandose un poco su ropa sucia.
-En verdad lo siento, estaba distraído, pero le prometo que no volverá a pasar.- Toda la gente del café miraba aquella escena, mientras yo, estaba muy preocupado, sabía que esto me costaría muy caro.
-Tienes razón, no volverá a pasar. Estás despedido Ryeowook- dijo mi jefe, mientras señalaba la puerta. -Vete de aquí.-
Me quedé helado. No podía despedirme, ¡necesitaba ese trabajo!. -No no no, ¡porfavor, no me despida, sabe que necesito el trabajo!- supliqué. En realidad, necesitaba el dinero, ya que no era solo yo quien se tenía que mantener vivo. En casa, tenía una pequeña razón para trabajar el mayor tiempo posible.
-No me interesa, ¿sabes lo que acabas de hacer?, ¡eres un idiota!. Ya te lo dije Ryeowook, ¡largo de aquí!.-
-Pobre chico...- susurré para mi. Ver toda esa escena me hacía sentir un poco molesto por aquel chico, no era justo que lo despidieran así, además, el cliente no se había ensuciado tanto.
-Aquí está su café joven. Disculpe la demora pero... bueno, usted entiende.- Habló la mesera que me atendía un poco preocupada. -Si necesita algo más, no dude en decirme. Con permiso.- la mesera se fue, pero mis ojos no podían apartar la mirada de aquella escena, joder... aquel chico se veía realmente preocupado por perder si trabajo. -Pero qué carajos Jong Woon, ¿por qué me preocupa tanto?.- Negué y bebí mi café, solo esperaba terminarlo pronto para salir en cuanto antes de ahí.
-Juro que haré mejor mi trabajo, pero porfavor, no me despida.- Seguí suplicando, ¿dónde encontraría otro trabajo?, ¿dónde conseguiría dinero en lo que eso pasara?, no podía perder mi trabajo no podía.
-¿Tú no entiendes?, estás despedido, ¡vete!, ¿o quieres que te acomañe a la puerta?- dicho eso, mi jefe, me tomó del brazo, de una manera algo brusca, y me sacó de la cafetería. No pude contener las lagrimas, había perdido mi trabajo, pero mi trabajo no era lo que me preocupaba del todo, era la razón por la cuál trabajaba.
-Dame tu delantal- dijo frío mientras estiraba su mano, había mi. Yo, entre lágrimas me quite mi delantal, y se lo di. Entró a la tienda, y comenzó a hablar con aquel cliente.
Seguía bebiendo mi café, ya casi me lo terminaba, pero no podía dejar de ver aquella escena. Pensé que ya todo lo malo había acabado, pero vi como aquel tipo tomaba de esa forma al chico, y lo sacaba del lugar, eso me enfureció. Esa no era manera de tratar a nadie, la sangre me hirvio, pero no dije nada. Terminé mi café, pero mi mirada se concentró en la escena fuera del café. ¿Por qué lloraba el chico, su trabajo le importaba tanto?.
-No vayas a hacer otra de tus grandiosas ideas Jong Woon. No lo ayudes, no es de tu incumbencia.- dejé la taza sobre la mesa. Miré la taza ya vacía y trate de concentrarme en otra cosa para no hacer una tontería y meterme en algo que no me importaba... pero no era justo lo que le habían hecho a ese chico, si, se equivocó, pero no era manera de tratarlo. Miré a su ex-jefe, miré como se sacudida las manos de lo que había hecho, y solo hablaba con aquel cliente.
-No puedo creer lo que voy a hacer-. Pasé mi mano por mi cabello, saqué dinero de mi cartera, lo dejé sobre la mesa, y salí de la cafetería. Busqué con la mirada al chico, hasta que lo vi a lo lejos sentado sobre una banca.
-No vayas Jong Woon, no es algo que te interese...- pensé. -¡Agh!- me quejé algo molesto por mis acciones, no quería meterme en problemas ajenos... pero ya me encontraba caminando hacia aquel chico.
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El chico del café. //Yewook//
RomanceComo cada mañana, me dirigía hacia mi cafetería preferida, para disfrutar de un delicioso café antes de ir al trabajo. Pero hoy algo es diferente, hoy el destino ha hecho de las suyas, todo depende de ti, ¿qué harás?, ¿Una buena acción que cambiará...