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Abrió la ventana y de inmediato el chico entro en su cuarto, con una dulce sonrisa.

 JinYoung sin saber porque sintió algo diferente en su aura, no podía saber exactamente qué, pero no pudo evitar relacionarlo con  lo sucedido.

Imágenes dentro de su cabeza golpeando, una y otra vez, recordando la sensación de su piel, la forma en que el menor se había dejado llevar, era un pecador, no podía ni quiera mirarlo a los ojos.

-¿Que haces aquí?- preguntó.- regresa a casa, no es bueno que estés aquí.

-Yo quiero estar aquí.- anunció.- necesitamos hablar.

-Yo... me disculpo por lo que pasó.- habló rápidamente.- no debí abusar de ti, lo que hice no estuvo bien ¿si? Es malo porque yo sé que no querías...

-Yo lo quise.- pronunció, el mayo alzó la vista, conectando directamente sus ojos con los contrarios.

-No, tu no lo quisiste, tu...

-No nací ayer ¿Sabes?- era la primera vez que lo oía hablar sin aquella voz dulce e infantil.- ah... tu aún... dios ¿Por eso pareces tan asustado?

Comenzó a reír, de la forma más extraña, haciendo que sus mismas entrañas se retorcieran.

-Espera, espera ¿Qué carajos estas tratando de decirme?- no estaba entendiendo lo que sucedía ahora mismo. Todo se reducía a parecer irreal o posiblemente una mala broma.

-Quizá que disfrute lo de aquel día...

-Pero...

-JinYoung, estaba debajo tuyo gimiendo, sin problema alguno, ¿Crees sinceramente que lo hiciste con un niño de diez años?- se quedó sin palabras, si, lo recordaba, recordaba que no había tenido problemas, de hecho había sido demasiado fácil si lo pensaba con detenimiento, le había seguido la corriente de manera fácil y sencilla, pero quiso creer porque había sido la promesa que le había hecho el menor de no quejarse, no esto, no lo que estaba tratando de procesar en esos momentos.

-¿Quieres decir que tú...?

-De eso mismo tenemos que hablar.- aseguró.- primero supongo que debo presentarme, Kim YuGyeom, veintiún años, estudiante de negocios internacionales de la escuela nacional de Corea en linea.

-Esto es un maldito juego.- empezó a reír.- no tu... tu tienes un jodido retraso, estas bromeando, ¿Dónde están las cámaras? 

-¿Quieres ver mi matricula en la escuela?

-Pero... ¿Cómo carajos?

-Es una larga historia...

-Tenemos toda una noche para hablar de ello.- habló ahora molesto, su ceño se frunció y ahora necesitaba respuestas porque se sentía ya no como un pedofilo sino como un estúpido, como si una tienda lo hubiese timado.

-Bien.- accedió un poco temeroso por la actitud de JinYoung.- Mi madre fue quién te notó viéndome en el patio...

El síndrome de Münchhausen, es una enfermedad mental, de maltrato infantil, la cual consiste en que la madre o cuidador cree enfermedades falsas al niño, inventa síntomas reales u enfermedades, con el fin de obtener atención, de poder poseer lastima o algún sentimiento de que la gente este al pendiente de ti.

La madre de YuGyeom no era alguien buena, no era la imagen que siempre mostraba, como una señora llena de ambiciones, que luchaba constantemente por cuidar a su hijo, no, la mujer estaba ansiosa y deseosa de obtener atención, ayuda, lastima por otros, claro con la imagen inocente de su hijo, el cual regularmente sufría de maltratos y golpes si decidía abrir la boca, a veces casi haciéndolo sangrar. Su madre era rigurosa y segura, pintaba cada dos semanas su cabello, para asegurar esa imagen dulce e inocente, lo obligaba a actuar de cierta manera y si decía o hacía algo que no le parecía, su madre con dulzura lo tomaba de la mano, dándole una señal de que al llegar a casa tendría un escarmiento, golpes y además le quitaría la conexión que tenía con el mundo, si hacía algo indebido como estudiar, también era castigado, debía seguir las ordenes, pero de alguna manera había logrado hacer mucho sin que se enterase.

diez años; pepigyeomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora