Capítulo 5: Muspelheim

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Loki abrió lentamente los ojos, sentía la pesadez en sus músculos y el dolor de los grilletes en sus muñecas

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Loki abrió lentamente los ojos, sentía la pesadez en sus músculos y el dolor de los grilletes en sus muñecas. No tardo en descubrir que estaba en un calabozo.

El lugar estaba hecho de roca volcánica como todo en ese reinó. La única luz que alumbraba la oscuridad eran las antorchas colgadas en las paredes. Respirar allí era extremadamente difícil pues el oxígeno escaseaba debido a los gases de los volcanes y el humo producido por las llamas. Loki había escuchado que el aire en Muspelheim era diferente al de Nifelheim y por ello tuvo precauciones con su magia para ayudarse a respirar.

—¡Guardias! —grito el pelinegro logrando llamar la atención de el enorme gigante que se encontraba de espaldas a su celda—. Soy Loki, príncipe de Nifelheim y vine aquí a hablar con tu rey; el gran Surt.

El guardia, con gran seriedad, llamó a uno de sus compañeros y le comunicó lo escuchado. Aquel gigante fue rápidamente a hablar con Surt y tras poco minutos volvió con la orden de liberar al prisionero.

Loki fue escoltado por dos guardias hasta el enorme castillo de Surt. Aquel palacio era el más inmenso de todas las construcciones de Muspelheim. En las paredes se encontraban colgadas como trofeos enormes cabezas de diferentes bestias salvajes aunque principalmente de dragones. Los soldados que allí se encontraban portaban gruesas armaduras de colores oscuros que hacían resaltar aún más sus imponentes físicos. Finalmente llegó hasta donde había un inmenso trono donde se encontraba sentado el rey de los gigantes de fuego: Surt.

Su armadura oscura era imponente, su corona del mismo color era un poco más simple

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Su armadura oscura era imponente, su corona del mismo color era un poco más simple. Llevaba todo su cuerpo cubierto a excepción del rostro donde se podía apreciar que si cabello y barba eran llamas danzantes cuyo color se confundía con su piel y ojos brillantes. A su lado se encontraban dos enormes canes, o algo muy parecido a ellos, con pelaje negro y ojos rojos como el fuego.

Loki se encontraba maravillado. En Nifelheim no había nada parecido a esas armaduras que a él le resultaban tan extrañas. Si algo se notaba era que los hijos de Muspel se encontraban por mucho más avanzados que los descendientes de Ymir.

—Déjennos solos —ordenó Surt cuya voz era grave y amenazante.

Los guardias salieron de la sala y cerraron la puerta tras ellos.

—No sabía que Nifelheim tenía un rey, mucho menos un príncipe —dijo Surt con clara desconfianza en su voz.

—No; no lo tiene —admitió Loki—. Pero era lo único que se me ocurrió para poder llegar a tu presencia y pedir tu ayuda. ¿Qué sabes de los Æsir?

—¿Por qué debería saber algo se esos?

—Los Æsir son la mayor amenaza que Nifelheim hayan enfrentado jamás. Se creen dioses y no han parado de atacar a los gigantes de hielo.

—¿Y eso en que me afecta?

—Ellos son sumamente ambiciosos. Una vez logren acabar con nosotros van a marchar hasta Muspelheim y van a arrasar con todos sus hijos.

—Los gigantes de fuego somos mas fuertes. Podemos lidiar con esa amenaza.

—Ellos son seres sumamente poderosos y hábiles para la guerra. Ellos han mermado enormemente la población de gigantes y harán los mismo aquí si no los detenemos. Ellos no son como los gigantes de hielo que no soportan las temperaturas de este reino. Ellos los soportan todo.

—Y tú has soportado bastante bien la temperatura en este reino —dijo Surt en tono acusador.

—Mi madre fue violada por uno de los Æsir; yo soy fruto de ese acto.

—Entonces eres uno de ellos.

—No —negó con fuerza el hijo de Bor—. Jamás seré uno de ellos. Mi único deseo este acabar con esos monstruos antes de que ellos acaben con todo. No te pido que me des a tu ejército ni que marches a mi lado contra los Æsir. Lo único que deseo este conocer a tu más grande hechicero y aprender todo lo que sabe.

—¿Y qué obtendría a cambio?

Loki alzo su mano izquierda y de esta salió un pequeño cuchillo de hielo.

—Yo les enseñare todo lo que sé.

—De poco nos serviría hacer hielo aquí —aseguro Surt sin darle mucha importancia.

—¿Y qué tal ver el futuro? Ese es uno de los dones que mi madre me otorgo y creo que podría interesarte.

Surt se quedo pensativo durante unos momentos antes de esbozar una pequeña sonrisa.

—Acepto pero te advierto que si me estas engañando no saldrás vivo de mi reino. Colgaré tu cabeza en mi pared como recordatorio de lo que le ocurre a aquellos que se atreven á intentar embaucarme.

Loki: The Curse of the Gods (Tierra 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora