Angie.
Resoplé, soltando el humo por mis fosas nasales y tirando el cigarrillo al suelo. Dejé los papeles sobre la mesa y me dediqué a mirar mis uñas por un buen rato. ¿Por qué esto era tan difícil? Nunca pensé que iba a llegar hasta tal punto. Amaba mi carrera, pero a veces mi vida también necesitaba consuelo. Yo también quería ser escuchada y atendida por otros. Pero claro, ver a una psícologa yendo al psícologo es un poco chocante. Así que me toca joderme por un buen rato.
—¡Angela!—Carlota chilló desde el pasillo exterior—¿Estás en casa?—¡Mierda, si la casera me pilla fumando aquí dentro va a echarme de casa!
—E-ehm ¡sí, espera!—retiro las cenizas de la mesa con un soplido—¡Ya salgo, me estoy vistiendo!—echo un poco de perfume en la sala y me tomo un par de chicles de la cajetilla. »Tranquilidad, Ángela, todo va a ir bien«. Suspiro y abro la puerta—Hola Carlota, ¿qué tal?
—Espectacular—comenta con desagrado. Vieja amargada—Vengo a hacer una inspección de la casa.—ella se pasea por el salón.
—Todo está bien, a penas tengo tiempo para estar en casa así que...—mi vista se centra en el piso, dónde yace la colilla que recientemente tiré. ¡Mierda! Rápidamente la cubro con mi zapato—He estado la mayor parte del tiempo en la consulta—le sonrío, nerviosamente—La gente en verano se deprime más porque tiene que aguantar a la familia y eso, ya sabes...
—No lo sé, vivo sola—Normal. Ella suspira—Al parecer todo esta bien, pero ya sabes que si rompes algún muebles, tú los pagas, si quemas algo, tú te encargas de eso.
—Lo sé, descuida.
—Bien...—Carlota asiente, mirando las paredes—Vendré en el fin de semana para cobrar tu alquiler, doscientos cincuenta, que no se te olvide.
—Tranquila—sonrío de nuevo. Ella me observa seria. ¿Esta mujer no sabe lo que es sonreír? ¿Ni un poquito? Caray, tiene menos emociones que una piedra.
—Nos vemos el sábado, Ángela. Que no se te olvide, doscientos cincuenta.
___ ___ ___
—¿No ha hablado con nadie más desde lo ocurrido?—le pregunto, tendiendo un pañuelo de papel a la señora de mediana edad que se encuentra tendida sobre el diván. Niega.
—No, sólo creo que esto es un castigo divino del señor, porque en el pasado fui una mujer mala—ella sorbe por su nariz—Estoy condenada a estar sola por el resto de los días, el señor me ha quitado a mi marido, y luego a mi hijo.
—Nadie está condenado a estar solo por el resto de sus días, ¿por qué dice eso?
—Él me odia—murmura.
—¿De quién habla, Margarita?
—Quiere verme morir, dice que va a poseer mi alma.
Esto está comenzando a asustarme, parece estar poseída por el demonio. Su vista clavada al frente, los ahujeros de su nariz se cierran y se abren en busca de aire.
—¿Quién?
—Él.
—¿Quién es él?
—Busca venganza, sólo quiere recuperar lo que es suyo.
—¿De quién estás hablando, Margarita?—digo, con el ceño fruncido—¿Quién es él?
—Mi hijo, mi bebé.
—Pero él está muerto, Margarita.
—Él siempre fue un espíritu libre—sonrió melancólicamente y añadió:—siempre buscando justicia. Yo pude salvarle, niña, pero no lo hice. Lo abandoné cuando más me necesitaba y él me odia. Quiere matarme.
—Es un espíritu, él no puede matarte, porque él ya está muerto.
—Nunca morimos del todo—susurró con una sonrisa, que me provocó un escalofrío por toda la espina dorsal.
* * *
Aviso de la autora: Los capítulos no serán muy largos, ya que no tengo mucho tiempo para escribirlos.
Espero que la disfruten, es la primera de este... estilo que estoy escribiendo, y sé que no soy la mejor pero... me esfuerzo :).
Gracias por leer
o(oh)m(my)u(uandi), x♥x♥.
MULTIMEDIA: Angie.
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