El mensaje era breve, recordó que Antonio no era hombre de muchas palabras. El último texto electrónico que había recibido de él tenía diez años, un año antes de que ella se casara, eran dos sencillas líneas que decían: "Te mando un cariñoso beso cibernético con el deseo que te haga sentir muchas emociones. No olvides que eres muy importante para mí. Antonio". Desde esa vez, ella no había vuelto a saber nada de él, el nuevo mensaje era una sorpresa. Carla no daba crédito a lo que leyó, así es que volvió a leer el texto electrónico que acababa de recibir de Antonio:
"Carla:
Tengo que hacer una estancia de cinco meses en Suiza, te propongo que vengas conmigo. Si te animas, tomo tres o cuatro semanas de vacaciones para estar juntos, la fecha y el número de días lo decides tú. Los meses que estaré en Suiza son de febrero a junio del año entrante, avísame con anticipación para programarme.
Antonio.
pd. Me enteré que tú y Juan están tramitando su divorcio, espero que tú estés bien."
Antonio tenía la capacidad de hacer que la producción de adrenalina en el cuerpo de Carla subiera. Ella se levantó del sillón, se dirigió a la cocina, se sirvió una taza de café y mientras suspiraba, pensó: "¿quién de nuestros amigos en común le dijo a Antonio de mi divorcio?".
Carla no podía identificar si la adrenalina que sentía en su cuerpo era por el hecho de que Antonio se acordó de ella, por la propuesta tan puntual que acababa de recibir de él, por la forma como le mencionó lo de su divorcio o por todas las razones en conjunto. Sin importar la razón de su sentir, leer el mensaje alegró su mañana, se dirigió al estéreo para poner música y buscó una canción específica. Mientras escuchaba la canción seleccionada, Carla se puso a cantar la siguiente estrofa: "no te pido las estrellas ni la luna ni el sol, yo no te pido ser el dueño de tu amor, te has convertido en mi luz mi manantial, ya no puedo más que en ti pensar... solo te pido ¡quiéreme, quiéreme cariño, que tú eres mi adoración!".
—La canción que Carla escuchó—
https://youtu.be/IdCJIaHENxg?t=16
Después de nueve años casada con Juan, Carla había recibido la solicitud de divorcio. Ésta llegó al poco tiempo de terminar un proceso de inseminación artificial al que ella y su futuro ex esposo se habían sometido, de eso tenía poco más de dos meses y, el proceso estaba por concluir. Con tres tratamientos en distintas clínicas, ella no pudo generar algún óvulo que les permitiera ser padres por la vía biológica. Ella no tenía inconveniente en ser madre por la vía de la adopción pero Juan no lo concebía, para él tener una familia adoptiva iba en contra de la virilidad masculina. La imposibilidad de formar una familia biológica fue el punto de ruptura en su relación. Un mes después de que con la tercera alternativa médica supieron que el tratamiento hormonal no fue exitoso y el cuerpo de Carla no produjo el óvulo deseado, Juan le pidió el divorcio.
En los dos meses que Carla llevaba separada de Juan, había recuperado su tranquilidad emocional. El proceso de fertilidad había generado -durante ocho años- conflictos de pareja y familiares que la habían mantenido en un estado de infelicidad constante. La constante presión emocional con la que vivió se generó de dos lados y con varios actores. De un lado estaba su esposo y su familia los cuales ejercían presión psicológica por no poder dar darles un heredero. En el otro lado, se encontraban sus papás, los cuales le recordaban de forma frecuente los beneficios económicos de su matrimonio y el poder adquisitivo que Juan le podía dar, para ellos ese nuevo estilo de vida tenía que ser su felicidad.
En ese momento de reflexión, Carla regresó al sillón con su taza, tomó un trago de café y empezó a recordar el momento en que conoció a Antonio.
Continuará...
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Yo quería estar contigo
RomanceDespués de un periodo en donde las diferencias de pareja eran frecuentes y las rupturas constantes, Carla decide viajar por Europa. Durante su estancia en Alemania, conoce a Antonio, un joven ingeniero que realizaba sus prácticas profesionales en un...