Después de una hora de manejar en el tráfico con el pavimento mojado, Carla llegó al edificio donde vivía, estacionó su automóvil, apagó el motor y tomó su celular. El celular se prendió con el contacto de su pulgar y pudo ver en la pantalla que no tenía ningún mensaje. Ella abrió la mensajería electrónica de su celular, buscó el nombre de Fernanda y empezó a escribir: "Fernanda, ya estoy en casa, ¿puedes hablar en 30 minutos? Le voy a escribir a Antonio para investigar un poco de lo que él hará este fin de semana. Ojalá que tú hayas podido saber algo. Hasta al rato". El cambio que decidió realizar en su vida la emocionaba y la alentaba a buscar su felicidad sin presiones familiares o sociales.
Carla tomó su bolso rojo de mano y la carpeta con los documentos que el abogado le había dado del divorcio, y salió del coche, cerró la puerta, puso la alarma y se dirigió a tomar el elevador para llegar a su departamento. Durante el trayecto a su casa, había estructurado su plan sobre el reencuentro con Antonio. Ahora tenía que validar que él no tuviera pareja y lo más importante, que hubiera asientos disponibles en el vuelo deseado. Al ingresar a su departamento, dejó su bolsa y los documentos en la mesa del comedor. Estaba feliz de haber concluido con el rol de la "afortunada" esposa del joven y exitoso empresario, ya no habría el peso familiar ni social que limitaran sus acciones y deseos. Esta vez estaba dispuesta a utilizar su libertad emocional para tomar las decisiones que la hicieran sentir plena.
Carla se dirigió al mueble en donde guardaba sus bebidas favoritas y sacó de él un licor de hierbas alpinas que tomaba cuando se sentía feliz y tranquila. El licor era de color verde, tenía 45 grados de alcohol y su paladar disfrutaba el sabor dulce mientras su olfato apreciaba el olor herbáceo que el líquido expedía. Ella se sirvió un poco de esta bebida en un vaso. Le gustaba tomarla fría, así que se dirigió a la cocina para agregarle un hielo. Con su bebida lista en la mano, caminó a la sala para sentarse en el sillón individual en donde estaba escribiendo el correo electrónico para Antonio. Carla miró su computadora, bebió un trago de su bebida y se sentó en el sillón. Los sucesos vividos en la oficina de Juan y la decisión de ir a ver a Antonio le hicieron dudar sobre la pertinencia del mensaje que había guardado en una carpeta electrónica. Ahora creía que los dos párrafos escritos estaban fuera de contexto y pensó: "¿Para qué continuar con ese mensaje si espero verlo en dos días?".
Carla movió su cabeza, suspiró y bebió otro trago de su licor verde, prendió su computadora y buscó en el sitio internet de la aerolínea alemana si había asientos para el vuelo que quería tomar al otro día. Unos minutos duró la búsqueda, por fortuna había unos diez lugares en el vuelo directo de la Ciudad de México a Múnich. No compró el boleto, antes de hacerlo, necesitaba saber si Fernanda tenía noticias de Antonio, tomó su celular, lo prendió y abrió su mensajería electrónica. Fernanda ya le había respondido: "Platicamos en 40 minutos, no estoy en casa, te marco tan pronto llegue".
El breve mensaje que Fernanda le había enviado no resolvía su duda: "¿Antonio tenía pareja o estaba libre?". Con la información que Fernanda le había dado en el mensaje anterior sabía que Antonio mostraba bastante interés por ella, y que Alfred y él eran grandes cómplices. Así que supuso que él ya estaría al tanto de la última firma del divorcio. No podía esperar a Fernanda, su emoción era mucha y el deseo de saber si Antonio tenía pareja la ponía nerviosa, decidió entonces, escribir un nuevo mensaje:
"Querido Antonio:
El mensaje electrónico que me enviaste hace unos días me sorprendió, desde aquel catorce de febrero no recibía ningún correo tuyo. Lamento no haber sido yo quien te diera la noticia de la decisión de casarme con Juan, en esa época no tenía el valor para enfrentarme a mis verdaderos sentimientos. Cuando bailamos en la boda de Fernanda y Alfred y me dijiste al oído "Yo quería estar contigo" quería salir corriendo. En el momento de la boda mi vida con Juan no era agradable y la frase que me expresaste me hizo recordar los bellos momentos que pasamos juntos. Tu frase me desestabilizó emocionalmente, por fortuna ya no nos volvimos a ver.
Hoy firme el último documento del divorcio. Una inmensa alegría invade mi ser y he decidido salir de viaje mañana para celebrar mi libertad emocional. Antes de partir quiero decirte que acepto tu propuesta, iré contigo a Suiza mientras que tú realizas tu estancia. Todavía no decido las fechas, cuando regrese de viaje organizaré mis actividades y te aviso.
Carla."
Carla seguía sentada en el sillón, tomó su vaso y bebió un poco del licor que se había servido. Un nuevo camino lleno de oportunidades iniciaba, envió el mensaje electrónico a Antonio y miró su celular con la esperanza de tener noticias de Fernanda. Su emoción era inmensa, tomó otro trago de ese licor alpino y suspiró deseando tener noticias de su amiga. En ese momento, el sonido de "mensaje recibido" se escuchó en su computadora, dejó su vaso en la mesa y se apresuró a ver quién le había escrito. ¡Era Antonio! Carla gritó de emoción, se paró del sillón y empezó a caminar rumbo a la cocina. No sabía qué hacer, eran tantas sus ganas por tener noticias de Antonio a través de Fernanda que tenerlas de él la pusieron más nerviosa. Ella regresó al sillón, respiró profundo y abrió el mensaje. Este decía lo siguiente:
"Carla:
No sabes el gusto que me da saber que aceptas acompañarme a Suiza. Aunque debo serte sincero, me dio más gusto conocer que ya terminó el proceso de tu divorcio. Si lo que buscas con tu próximo viaje es cambiar de aires ¿por qué no te vienes a Múnich? Me harías muy feliz si pudieras considerar mi casa en tu plan. Espero tu respuesta.
Antonio"
Carla no pudo contener su emoción, gritó y se levantó del sillón. La felicidad que sentía era inmensa, había terminado el trámite de su divorcio, había decidido transformar la forma como llevaba su vida y ahora ¡Antonio le mostraba su interés de forma precisa! La situación que vivía la motivó a escuchar música, necesitaba cantar, bailar y expresar su felicidad. Ella caminó al estéreo portátil que tenía y buscó en la lista de sus canciones preferidas la siguiente canción.
—La canción que Carla cantó a todo pulmón al saber que Antonio la esperaba—
https://youtu.be/gLRP5oPmqyI
El mensaje electrónico de Antonio validó que él no tenía pareja, ya no necesitaba esperar la información de Fernanda para comprar su boleto de avión. Se apresuró a abrir la página de la compañía de aviación alemana y lo compró para el día siguiente, llegaría a Múnich el sábado por la mañana. Ahora solo quedaba hacer su maleta y platicar con Fernanda los detalles del reencuentro.
Continuará...
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Yo quería estar contigo
RomansaDespués de un periodo en donde las diferencias de pareja eran frecuentes y las rupturas constantes, Carla decide viajar por Europa. Durante su estancia en Alemania, conoce a Antonio, un joven ingeniero que realizaba sus prácticas profesionales en un...