Amanda

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Voy deprisa, a como de lugar de llegar a mi trabajo. Corro como si mi vida dependiera de ello en tacones por la acera y esquivando gente como un perro asustado.

El viento golpea mi cuerpo y quema en el. Hasta ahora, es la unica sensación viva que he podido sentir hasta la fecha. Y es la unica que me gusta sentir.

Ignoro como las personas me miran ya sea por mi vestimenta tan poco decente, mis lágrimas derramadas, o el ojo azul que tengo en el rostro. Aun no se como le dire a Miss. Katrina sobre el ojo azul. Solo espero llegar a tiempo, maquillar lo un poco y esperar lo mejor.

Realmente necesito dinero, tengo deudas que pagar, comprar comida, y dar le dinero al hijo de perra de mi novio para su mierda.

¡No llores Amanda!, ¡No te atrevas a llorar!

Sin dar me cuenta, llego al burdel Ninfa. Donde entro como bala perdida por la recepción y aterrizó en la sala de descanso para las "empleadas" (si es que asi se nos puede llamar). Raquel me mira con terror y furia. Se acerca hacia mi con los brazos cruzados, la espalda recta y su rostro molesto.

No la quiero ni ver...

Ella se posa a mi izquierda, mientras trato de ignorar la sacando el maquillaje de mi bolso. Con mis manos temblorosas y sudurosas, saco mi base para el rostro de un tono mas blanco para cubrir la mancha azul.

Ella no pronuncia ni una sola palabra y se queda ahi mirando me fijamente...

Ella aparta la esponja y la base de mis manos tan rapido que apenas, y soy capaz de notar lo. Ella me toma por el rostro y comienza a maquillar me lo mas rapido que puede.

La vergüenza me indave y no soy capaz de mirar la a los ojos.

-Supongo que esta vez diras que te caiste por culpa de los tacones...-. Espeta con brutalidad.

-Si sirve de algo, esta vez si vine corriendo en tacones.-. Puedo ver como una media risa la invade, pero hace su mayor esfuerzo por no hacer lo notar. Sonrio para mid adentros.

-No se, hasta cuando te daras cuenta de que el no vale la pena.

-Sabes que lo amo, y no puedo dejar lo.-. Me justifico rapidamente, pero siento que es mas para el que para mi...

-No es el unico en tu vida y tampoco lo mejor.

-No tengo a nadie mas...-. Sueno patetica y me odio por eso.

-No estas sola, me tienes a mi, un apartamento y un trabajo semi estable. Sabes que puedes contar conmigo con lo que sea por que somos amigas. Pero, un dia, las escusas ya no seran suficientes y este moreton azul. Sera otra cosa.

No la contra digo por que no tengo nada mas que decir. Ademas, una parte mia, muy profunda, sabe que es verdad.

Mientras arreglo mi cabello para esta noche, una ansiosa Rachel se acerca hacia nosotras haciendo resonar sus tacones por toda la habitacion, a toda prisa. -¡Adivinen!-. Pronuncia con una sonrisa de punta a punta.

-¿Tienes herpes?-. Pregunta Raquel con sarcasmo, mientras yo hago mi mayor esfuerzo por no reir me. Joder, amo a mi amiga.

Rachel pone cara de asco mientras niega con la cabeza. -Tenemos una nueva. Llega hoy.-

- ¿Una nueva?, ya somos once chicas ¿Para que Miss. Katrina quisiera otra?-. Pregunte extrañada pues ella habia dicho anteriormente que no recibiria a nadie mas en el burdel.

- Katrina es una perra perfeccionista, tiene la fuerte ideologia que todo debe tener un orden exacto. No me extraña por que quiere tener una docena de zorras en este lugar.

Rachel y yo compartimos miradas extrañadas, no sabiamos de que estba hablando exactamente Raquel. Pero supongo que solo ella puede contestat se a ello, pues ella lleva mas tiempo aqui que nosotras.

Despues de quince minutos de luchar contra mi cabello enmarañado, logre hacer lo posible para que se viera de una manera decente. Justo cuando habia terminado los ultimos detalles. Miss. Katrina entra por la puerta junto con una chica, que por logica es la nueva, y la mas joven de todas nosotras.

-¡Atención señoritas!, tenemos a un nuevo miembro de la familia. Su nombre es Martín, haganla sentir como en casa.-

Es, tan... Joven.

Historias De un BurdelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora