v a l e n t i n a.
Quería puro matar a la Javiera, la muy desgraciada me había dejado sola con el Felipe mientras ella y el Ignacio fueron a comprar cosas para comer al unimarc, no sabía cómo hacerle entender que el Felipe me caía como patá en la guata.
Estaba sentada en una banca revisando Instagram cuando sentí que me estaban mirando, despegué la mirada de mi celular para encontrarme con los ojos del Felipe.
—¿Qué?—le pregunté.
—No, nada—dijo sentándose a mi lado—es que tenís un moco—apuntó mi nariz con su dedo índice, mientras yo sentía como mis mejillas se tornaban rojas.
conchetumare, trágame tierra y no me devuelvas.
Tapé mi nariz con la mano izquierda.
—¿Tení confor?—le pregunté al Felipe, el me miró y se comenzó a reír, ¿qué wea? ¿se había comido un payaso este weón?—cuenta el chiste po'—le dije aún con la mano en mi nariz.
—Te estoy huebeando.—me dijo aún riendo.
—Que simpático—retiré la mano de mi nariz mirando al Felipe que se seguía riendo.
—Ya, sorry—dijo el huéa calmando su risa—tengo hambre—comentó pa' sacarme tema de conversación pero no lo pesqué.—¿tomaste desayuno?—me preguntó mirando sus pies.
—No—le respondí.
—¿querí que vaya a comprar algo al kiosko mientras llegan los chiquillos?—me pregunto apuntando al negocio que se encontraba detrás nuestro.
-No.—le contesté, el Felipe me miró y suspiró, no tan fuerte, pero lo suficientemente fuerte para que yo escuchara
—¿qué onda?— me dijo mirando el suelo.
—¿qué onda de qué?—lo miré.
—¿por qué erís así?—lo miré confundida, pero sabía perfectamente a lo que se refería.
—¿así, cómo?—le pregunté.
—así po', siempre tan arisca, no quieres que nadie te hable, siempre estai enojada, ¿por qué?—me miró esperando una respuesta, pero lo único que hice fue abrir el bolsillo chico de mi mochila y saqué una luca.
—quiero una coca-cola—le entregué la plata.
—esa es la peor bebida que podís tomar—miró al suelo, no le respondí nada—discúlpame si fui metido—me miró de reojo—no era mi intención—nuevamente miró hacia el suelo—yo me rajo—levantó la vista y me devolvió la plata y sin darme oportunidad de reclamar fue en busca de las bebidas.
[...]
Llegué a mi casa y subí a mi pieza para cambiarme de ropa, como no iba a salir me puse el pijama de una.
Mi celular vibró, era un mensaje del Felipe.