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Necesito salir de aquí ya, no aguanto más. El olor a putrefacción del cuerpo inerte de esa chica que se reveló contra Angelo, me está revolviendo las tripas.
Llevo encerrada en Dios sabe dónde durante 2 años, con dos chicas. pero siempre nos ponían cinta americana, y no podíamos hablar.
He sido sometida a múltiples agresiones, vejaciones y violaciones. Y os preguntaréis, ¿Por qué no escapaste? Estamos atadas con cadenas, como si fuéramos animales en cautividad. Además,lo he intentado, y siempre ha acabado igual:paliza. La última fue la chica q murió.
Cuando Angelo pasó para dejar la masa esa asquerosa a la que el llama comida, se puso de espaldas a la chica, y en un movimiento de valentía, cogió, y con la cadena que la amarraba a la pared, rodeo el cuello de ese maldito, casi asfixiandole, pero ella no contó con el echo de que llevaba una navaja, la cual fue clavada en el estómago muchas veces, hasta que dejó de hacer fuerza.
Para su desgracia, la dejó desangrándose y agonizando hasta que murió.
Desde entonces, todo a cambiado, ahora estoy sola, sin la otra chica, a saber dónde esté. Las agresiones ahora son más brutales; las violaciones ahora son en grupo.
Este psicópata trafica con chicas para luego venderlas en el mercado negro, cómo esclavas sexuales, y lo más probable es que yo sea la siguiente.
Necesito salir de aquí, no quiero ser el objeto o juguete de un viejo millonario. La única forma que hay de salir es actuar como si estuviera embarazada, y eso haré. Cuando venga a traerme la comida, me quitará la cinta americana de la boca. Cuando se vaya, me provocaré el vómito. Cuando venga a por el cuenco verá el vómito.
Ya viene, hora de actuar.
- Toma, come sucia rata.- dice tirando el cuenco al suelo, mientras me quitaba el adhesivo.
Sentía su mirada, su repugnante mirada sobre mi, y en ese momento, ya no me podía echar atrás. Pondría mí plan en marcha y con suerte estaré lejos de aquí.
Cuando se fue, me unté esa bazofia caliente en la cara para que esta, cogiera temperatura y color, simulando ser fiebre. Con mi propia saliva haré el sudor de mi cara. Y para acabar, lo más importante... El vómito. No tardé mucho en hacerlo, ya que comí hace poco.
El estruendoso sonido de la puerta me avisó que la "actuación va a comenzar"
Me miró expectante, sin comprender la situación. Se acercó a mí y se inclinó. Con bastante fuerza, quizá con agresividad, cogió mi cara entre su mano y me examinó silenciosamente. No pude saber que el siguiente movimiento suyo fuera tocar mi barriga, así que modo de reflejo, la hinché un poco. Cuando estuvo examinando la escena, se levantó enfurecido y estrelló el cuenco que aún tenía comida contra la pared, haciendo que su chapa resonara en toda la salsa. A continuación, me cogió del cuello de la camisa con una mano, haciendo que me elevara un poco, y con la otra alzada a punto de pegarme pero, un hilo de valentía me inundó en ese momento.
- Necesito un médico.- dije
- Precisamente tú no puedes salir.- me dijo.
- Angelo, es muy probable que esté embarazada. Si lo estoy, no podrás traficar conmigo, nadie quiere una mujer embarazada, y menos a un niño, que supondrá una carga para tí y para el futuro comprador. Así que, por favor, llévame a un médico.
- ¡Les dije que no lo intentaran hacer a pelo!.- dijo muy enfurecido-. ¡¡¡Jodeeer!!!
En ese momento, me estrelló contra el suelo, y me pegó varios puñetazos, dejándome partida la ceja y el labio inferior hinchado.
Se retiró un poco, contemplando satisfecho lo que me acababa de hacer y tras un rato, me dejó sola en ese cuarto minúsculo.
Un rato después regresó, pero no con buenas intenciones. Cogió una manguera, y con un chorro de agua a presión, me enchufó en todo el cuerpo haciéndome bastante daño. Cuando ya terminó de echarme agua, me arrojó una toallas y unas prendas.
Hacia mucho que no me sentía tan limpia, y aunque la ropa no sea la mejor, no me quejo.
Me senté en una esquina de la habitación, esperando hasta que llegara para poder salir y ser libre. Cuando entró, me estiró del pelo y me dijo:
- Ni se te ocurra moverte, o me las pagaras muuy caras, pequeña zorra.
Yo solo me limité a asentir. Seguidamente me empujó hasta la salida de esta celda, que con suerte no la vería más.
Me agarró muy fuerte y me condujo hasta una furgoneta muy grande. Abrió la parte trasera de esa furgoneta, y me echó ahí, después cerro con llave la puerta.
A continuación, supuse que había entrado él, ya qué no le vía pero se escuchaba la puerta.
Hacía mucho que no salía de esa cueva, y poder contemplar desde la ventana el paisaje me hacía tener esperanza y fe.
Creo que ya estoy lejos de esa cabaña, y no creo que tardemos mucho más en llegar a ese amigo de Angelo, Landó. Reuní todas la fuerza que tenía, y con ayuda de un martillo que tenía, esperé a una buena curva, para poder romper y poder salir por la ventana.
En cuanto se dio cuenta, frenó en seco y con una escopeta de caza empezó a dispararme. Yo no deje de correr aunque una de las balas me dieran en el hombro. Corrí hasta que ya no pude más y caí rendida en una explanada rodeada de árboles.

Olvido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora