Me despierto por los malditos rayos del sol. Miré a mi alrededor, pensé que lo que había soñado era solo eso, un sueño, pero veo que no.
Intenté incorporarme sobre la camilla, pero un intenso dolor en el hombro hizo que reculara la acción y mantuviera en la posición inicial.
Observé qué era lo que pasaba. Llevé con cautela y delicadeza mi mano hacia la manga derecha del batín médico, encontrándome con una gran venda bastante ensangrentada. Cuándo levanté esta, dejando ver la gasa lógicamente empapada de sangre y un gran agujero en bastante mal estado.
De pronto, el sonido de unos zapatos comenzaron a resonar por todo el pasillo, posiblemente acercándose a mi habitación. Por si acaso, volví a intentar pegar la gasa, cosa que fue en vano, y volví a poner las vendas en su sitio.
Tocaron la puerta 3 veces y una cara muy conocida se asomó, era Cristian. Traía una especie de carro con varias valdas. En una de ellas, había una bandeja con comida.
- Buongiorno carina come stai?.-(Buenos días guapa,¿cómo estás?)
Me quedé atontada cuando me habló en italiano, sinceramente no me lo esperaba. En seguida se dibujó una sonrisa tonta cuando le vi haciendo el típico gesto italiano.
-Bene grazie.- (bien gracias)contesté sin darme cuenta en italiano, pero el asistió sonriente a modo de comprensión.
Cristian acercaba la bandeja con un zumo de naranja, un vaso de leche y Colacao y unas galletas.
Cuando la depositó en mi regazo, toqué levemente su mano con la mía, haciendo que toda su atención recayera en mi. Suavemente quité la tela que cubría los vendajes ensangrentados de la herida.
- Dolore.- (Dolor) mi ceño se fruncía por la preocupación, mis labios firmaban una fina línea.
Rápidamente, Cristian puso la bandeja de nuevo en el carrito y saco de este una caja con gasas, tijeras raras y un bote de plástico que supongo que sería alcohol.
Con sumo cuidado, retiró los vendajes y la gasa. Cogió algodón y lo empapó en alcohol, pasándolo a toquecitos por mi herida. ¡Escocía como mil demonios!
Mis gemidos y gestos de dolor hacían qué el enfermero se asustara, retirara bruscamente el algodón de la herida y me mirara apenado. Gesticuló un lo siento con las manos, asentí comprensivamente aceptando las disculpas con una leve sonrisa.
Siguió curando la herida con más detalle y delicadeza, aunque siguía escociendo, solo hice una cuántas muecas de dolor.
Con unas tijeras raras cortó los puntos de sutura de mi herida y con una pinza quito los que habían saltado.
Me quedé mirando su cara de concentración. No me había fijado en su aspecto detenidamente hasta ahora.
Tenía un tupé largo hacía un lado de manera muy natural. Su pelo era castaño oscuro con reflejos rubios. Tenía unos ojos de color azul marino con verde muy llamativos. Su nariz era alargada y fina, perfilada. Sus labios eran alargados y gruesos. Ahora tenía la lengua ligeramente fuera debido a la concentración. Era muy gracioso.Su mandíbula era bastante marcada, y ahora aún más ya que estaba tenso, evitando hacerme daño. Su rostro era fino.
Vi que giraba sobre si mismo, dejándo los algodones en una bandeja quirúrgica de plata y cogió una aguja curvada con hilo quirúrgico.
Cuándo lo pude ver, mis ojos se abrieron y empecé a negar nerviosamente con la cabeza.
Las carcajadas de Cristian se hicieron presentes. Yo lo mire un tanto molesta.¡ Se está riendo de mí! Esto hizo que para de reír, pero su boca se movía extrañamente aguantando la risa.
Con su mano acarició mi brazo intentando tranquilizarme con su caricias y su sonrisa.
Volvió a coger la aguja y por instinto giré mi cabeza y con la mano izquierda apretaba la sábana cuando sentía la aguja penetrar mi piel. Los minutos de "tortura" se hicieron eternos, dejé de sentir la aguja, dejé de retener el aire que no sabía que tenía y le miré. Me devolvió la mirada con una sonrisa. Que lindo era conmigo.
Dejó todo y cogió una silla para dejarla junto a mi cama. Dejó la bandeja con los alimentos otra vez en mi regazo y me hizo una señal animándome a comer. Yo comía con rapidez, tenía hambre y todo estaba rico.
Sentí su mirada en mi y con un gesto un poco infantil, le ofrecí mi galleta, MI ÚLTIMA GALLETA. El negó con una leve sonrisa. Se quedó mirando a mi brazo con atención. Hasta yo misma dirigí mi mirada en aquella dirección, mientras dejaba de comer. Extendí mi brazo para que lo mirara con detenimiento. Era una especie de tatuaje. Eran unas rayas, unas más gruesas que otras, como un código de barras.
Cristian pasaba sus dedos por las barras. Su cara era de total seriedad, no parecía el mismo.
Con su móvil hizo una foto y en poco segundos apareció en la pantalla una cartilla. En ella había una foto mía, mi nombre, un nombre que al pronunciarlo, un escalofrío recorrió toda mi espalda, cosa que no paso desapercibida para el joven enfermero. Posó su mirada en mí durante unos instantes con preocupación, siguió leyendo. Leyó un país, Reino Unido. No entiendo porque está ahí, no entiendo que significa.
La última palabra; vendido
Le miré apenada, no podía explicar nada porque ni siquiera yo lo entendía.
A demás, ¿Quién diablos era Angelo y porqué estaba en esa ficha?
¿De qué iba todo esto?
°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°Hola a todos!!
La cosa se pone un poco interesante
Espero que os esté gustado mucho, si es así deja tu 🌟 y tu 💭
Si veo que os gusta subiré más seguido!Nos vemos 😘😘😘

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Olvido.
RandomLaura, una joven italiana,sufrirá un accidente que le hará olvidar sus recuerdos,pero con la ayuda él, recuperará todos los recuerdos borrados de su mente, incluso su pasado más oscuro... ¿Qué es lo que esconde? ~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•