La Maldición De Los Jugadores

Reglamento

Los días pasaron y aprendí a convivir con Anivia como si ella fuese mi verdadera hermana, habíamos conectado tanto que ambas sabíamos lo que podíamos llegar a pensar, y eso me reconfortaba.

El día que llegamos a la Alianza nos pusimos de acuerdo para escoger habitaciones, chicas derecha, chicos izquierda. Los campeones tenían también unas habitaciones para ellos solos pero Anivia prefirió dormir conmigo desde el primer día.

-----Flashback-----

-No tienes porque dormir aquí Anivia, puedes tener tu propio cuarto.

-Así no podría velar tus sueños.

Me asuste, desde que ella había entrado a mi vida esta era mucho más emocionante, lo cual indicaba que también era mucho más peligroso para mi.

Eso me lo había dejado claro desde el primer momento, ella me había dicho que ahora sería codiciada por estar en este lugar y por tener una campeona.

-De acuerdo, traere mantas.

-No hace falta.

Anivia se fue a la esquina más alejada de la puerta, es allí donde podía controlar toda la habitación incluida mi cama.

Agacho su pico a la madera del suelo y justo cuando lo rozó este se comenzó a cristalizar, poco a poco fue levantando su cabeza y el hielo comenzo a obedecerle, ella creo pilares de hielo hasta el techo y poco a poco la pared se convirtió en hielo también, era un espectáculo precioso, no podía concebir el hecho de que pudiese hacer eso en el mundo real. Cuando todo acabo había construido un precioso nido de hielo, tan grande como para que ella durmiera dentro y yo estuviese sentada.

-Es precioso.

-Si, te dará frío pero si lo necesitas puedes dormir a mi lado con mantas.

-Gracias.

-----Fin Flashback-----

No había dormido con ella, no lo necesitaba, simplemente con que ella estuviese cerca me bastaba para sentirme protegida.
Supongo que eso era normal, a fin y al cabo si mi vida estaba en peligro una Criofenix de hielo podría salvarme siempre, ¿no?

-Tenemos que bajar.

-¿Que? Pero si son las 6 de la mañana.

-Levantate y ven al Salón ya.

Estaba a la defensiva, demasiado, nunca me había dado una orden directa y menos con ese frío en su interior.
Tragando saliva asenti y la ví alejarse por la puerta de mi habitacion, respire pesadamente y decidí ponerme una bata por encima, estas típicas que pesan porque de verdad abrigan y son hasta casi los tobillos.

-Buenos días chica de Mid.

-Buenos días, ¿a ti también te han sacado de la cama?

-Si, Ashe amenazó con congelarme el corazón con una flecha si no bajaba al Salón.

-Me alegro de no ser la única entonces.

Ambas dos un poco dormidas aún bajamos las escaleras con pesadez, por las mañanas estas parecían duplicarse y eso que ya eran muchas.

-Vamos chicas, que no tenemos todo el día.

-Callate Nasus.

Este esbozo una sonrisa y enseño sus colmillos, después de eso nos levanto por los Aires y bajo de tres en tres las escaleras, María y yo solo podíamos gritar.

Cuando llegamos al pasillo que conectaba la cocina y el Salón los tres reíamos como idiotas, me acomode la bata y me volví a posicionar mi melena.