Capítulo 1: No lo dejaría marcharse tan rápido

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—Ah, debí comprar más carne. Bueno, no importa, será después—decía para sí mismo el joven Cyborg mientras guardaba las compras que había hecho para la casa de su sensei; que por cierto, quién sabe dónde estaría, según los pensamientos de Genos seguramente estaría en casa de King, aunque no sabía qué estarían haciendo. Pero le restó importancia, lo cierto era que no tenía muchas ganas de entrenar con su maestro ese día, lo más probable es que solo se quedase leyendo algo o aseando un poco la casa.

Una extraña brisa lo sacó de sus pensamientos, examinó con su vionica mirada en busca de lo que la había causado, y ahí lo vio, aquel ninja de cabellera oscura que le descolocaba los circuitos. Maldito fuera.

—¿Otra vez estás de ama de casa con Saitama? —preguntó el mayor mirándolo de ese modo sínico que amaba reflejar. Ahí sentado en la encimera de la cocina, con una pierna sobre la misma y la otra simplemente colgando al lado de la encimera, moviéndose elegantemente.

—Ese no es tu problema—respondió tajante mientras apartaba la mirada de aquel ninja. Sentía el núcleo en su pecho que lo mantenía con vida calentarse intensamente.

El ninja le sonrió de modo pícaro y él maldijo en silencio. Lo odiaba, lo aborrecía con todas sus fuerzas por hacerlo sentir así, un sentimiento que ni si quiera lograba comprender.

—Ah, que amargado eres—respondió el azabache rodando los ojos. Aunque, pudo notar la manera como el rubio evitaba mirarlo. Le pareció curioso, recordaba su primer encuentro con Genos, en batalla, nunca le quitó la mirada de encima ese ámbar penetrante se mantuvo todo el tiempo hacia sus ojos. Entonces ¿qué pasaba ahora? ¿Por qué no lo miraba ni de reojo? —Oye, es algo grosero no mirar a quien te habla.

Al decir aquello desapareció de donde estaba solo para aparecer justo frente a Genos, con esa pícara sonrisa que lo destacaba. Genos tuvo que echarse hacia atrás por la sorpresa de tenerlo frente a frente de modo tan repentino. Su cercanía le puso nervioso, tenerlo, aunque hubieron sido tan solo unos pocos segundos, a muy pocos centímetros de su rostro, le hizo hiperventilar. Sonic no entendía qué sucedía con el cyborg, pero escucharle respirar de tal modo le hizo sentirse algo extraño.

—Ya habla, Sound Of Speed Sonic ¿Qué estás haciendo aquí? —atajó Genos rápidamente apartándose del contrario e intentando desviar su atención del ninja. Quizás las manzanas. Sí, las manzanas que había comprado seguro eran más interesantes. Así que empezó a acomodar las mismas en la cesta de frutas, tomándose todo el tiempo del mundo para hacerlo.

—Estoy esperando a Saitama— respondió desinteresado, aunque al ver las manzanas se le antojó una. Así que la tomó directamente de aquella mano metálica, aunque, ya que no se preocupó por utilizar su velocidad para ejecutar aquella acción, el rubio le tomó con algo de fuerza por la muñeca haciendo que el pelinegro, debido a la sorpresa de aquello, se sonrojase y le mirara con disgusto, su ceño estaba fruncido y sus labios estaban apretados describiendo su molestia —¿Qué te pasa, hombre? Es solo una estúpida manzana.

Sonic le miraba como si fuese un niño a quien le quieren quitar su dulce, y Genos sintió sus mejillas subir de tono súbitamente ante aquella mirada. Le soltó y lo maldijo nuevamente en silencio. ¿Por qué se doblegaba? Además, estaba insultándose a sí mismo internamente por haber pedido al doctor Kuseno que mejorara sus facciones, permitiendo que sus sentimientos pudieran hacerlo sonrojar.

—Lo siento—dijo, notando cómo el ojigris le miraba con notoria confusión mientras daba un mordisco a su manzana—. ¿y para qué esperas a Saitama-sensei? Según lo que yo sé, tu lo odias —preguntó rindiéndose en aquello de buscar una distracción. Su ambar mirada se clavó en el cuerpo ajeno, en sus perfectas curvas; y subió, observó sus preciosos y cautivadores que le observaban atentamente y con un ligero tono de confusión.

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