Capítulo 2: Ese idiota y jodido ninja

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Sonic sentía un mar de emociones apoderarse de su cuerpo. En su mente no hallaba respuesta a una pregunta que no dejaba de repetirse: ¿Por qué Genos lo estaba besando?

Pero, a pesar de lo mucho que esa pregunta se reproducía sin parar en su mente, él no quería que el cyborg se apartara de sus labios, ni que dejara de tocar sus glúteos de una manera tan agresiva, de un modo que lograba causar escalofríos en su cuerpo. Se había equivocado de lo que había pensado, no eran labios robóticos, eran muy suaves. Tenía que confesar que, si eran de algún material sintético, estaban muy bien hechos, eran incluso más suaves que otros que había probado antes.

Sus brazos pasaron por los hombros ajenos para poder tenerlo más cerca y asegurarse que no fuera a separarse de él. No le importaba estar quedándose sin aire, sentía que su corazón iba a mil por segundo debido a aquel candente momento. Jamás pensó que aquello iba a suceder, que terminaría besándose apasionadamente con el pupilo del idiota calvo. Pero ahí estaba, moviendo sus labios agresivamente contra los del ajeno, mientras que las fuertes manos contrarias apretaban su perfecto trasero.

—Genos—suspiró su nombre contra su boca con lujuria y pasión, pero entonces el contrario solo lo tomó con fuerza y lo alzó del suelo para cargarlo, sin separar ni un segundo sus bocas. El azabache no objetó nada y solo rodeó la cintura ajena con sus esbeltas piernas.

Genos se lo llevó a la sala, avanzó hasta el sofá y lo recostó sobre el mismo, pero sin separarse de sus labios, quedando sobre su cuerpo, aunque sin recargarle su peso encima. No quería separar el ósculo, pero Sonic llegó a su límite y tuvo que hacerlo para recargar de aire sus pulmones. Ambos se miraron a los ojos sin decirse absolutamente nada, la pasión que los dos reflejaban era suficiente. Las mejillas de uno y otro estaban totalmente rojas, y el pelinegro respiraba dificultosamente, aunque el rubio estaba en mejor condición ya que su capacidad para respirar era distinta que la del ninja.

—Besas mejor de lo que creí—dijo Genos con un rostro bastante serio, aunque la verdad es que estaba bromeando con el mayor.

—Puedo decir lo mismo, pedazo de chatarra—respondió el ojigris riendo ante aquella inesperada broma por parte del ajeno; no pensó que Genos fuese a jugar así, parecía ser demasiado serio para ello.

Pero no se dieron tiempo para decir más, porque el menor volvió a atraerlo a sus labios, esta vez iban algo más lento, ya ninguno de los dos se sentía como si fuesen a ser arrebatados el uno del otro repentinamente. Se movían con más delicadeza, con más romanticismo, si se le quería llamar así. Sonic pasó de tener sus manos en el cuello ajeno a subirlas a su cabello para empezar a acariciarle, mientras que Genos siguió con sus manos en su culo, aunque las caricias ya no eran tan agresivas, simplemente estaba disfrutando de aquellos perfectos glúteos.

Nada podía escucharse en la casa más que el sonido de sus bocas a modo de un chapoteo lujurioso. Nadie afuera de la casa podría si quiera imaginarse lo que sucedía entre aquel poderoso héroe de clase S y aquel mercenario. Y es que ni ellos mismos podrían explicarlo, solo estaban hablando, de hecho de una manera bastante tensa, y ahora estaban ahí besándose como si fuesen pareja desde hacía bastante tiempo.

Volvieron a desunirse y el azabache dejó salir una suave risa, aunque algo apagada por la falta de aire en su pecho. Le pegó en la frente al rubio con la palma de su mano y se removió de forma coqueta debajo de su cuerpo. Le miró de manera retadora, le resultaba divertida la mirada seria pero a la vez alegre del menor, de nuevo no les hacía falta decir nada, se sentían extrañamente cómodos y en confianza, como si aquella unión entre los dos fuese de lo más común entre los dos. De nuevo no hubo necesidad de palabras.

Genos le besó una mejilla y dejó salir una suave carcajada de sus labios ante las acciones del ninja. No era tan malo, Sonic le resultó agradable y cómico, y claro que cualquier pensamiento de eliminarlo que hubiese tenido antes se borró por completo. Le resultaba extraño que no estaba nervioso, estaba tan a gusto con Sonic que parecía que el nivel de confianza entre ellos fuese extremo y que llevaba años forjandose, pero era mentira, era primera vez que los dos se encontraban juntos sin querer destruirse el uno al otro. Pero se sentía demasiado bien. El cyborg se dirigió al cuello del azabache y le dejó varios besos haciendo que el chico riera con suavidad. Muy pocos habían podido escuchar aquel tipo de risa en el joven pelinegro, Genos debía sentirse privilegiado de oírle así.

»¿Y bien? ¿Me dejarás pasar el resto de la tarde contigo o quieres que me vaya? —preguntó riendo mientras pasaba su mano de modo sexy por el pecho del cyborg.

—Quédate—pidió sin vacilar mirándole a los ojos. Se acercó a sus labios y apenas le dio un beso muy suave, un roce delicado y sensible—. Quédate al menos hasta que llegue Saitama-pidió con ese tono de voz serio que utilizaba casi siempre, haciéndolo sonar más como una exigencia que como un pedido.

El ninja le miró fingiendo duda de modo exagerado solo para molestar un poco al menor quien le miró algo preocupado de que no aceptara su invitación. Pero el azabache alzó los hombros riendo.

—Ni modo, si pones esa cara de súplica entonces no tengo opción—le dijo en un suave suspiro mientras volvía a besarlo con suavidad. Jamás se había sentido tan a gusto en los labios de alguien como en ese momento.

Genos siguió el beso, contento de que aquel joven que tanto lo volvía loco al parecer sentía lo mismo por él. Sonaría cursi pero, debía confesar que el ninja le movía el piso y no quería solo coger con él para después solo olvidarse uno del otro, él... Maldita sea, le avergonzaba tanto pensar de aquel modo, para cualquiera podría parecer un idiota, pero es que quizás, tan solo quizás, podrían llegar a algo. Nunca había tenido la oportunidad de tener un noviazgo, era muy joven cuando su aldea fue atacada y a partir de ese entonces solo pensaba en hacerse un héroe más fuerte para obtener venganza. Todo hasta que aquel pelinegro empezó a calentarle los circuitos.

Sonic se sentía a gusto besándolo, a solas con él, tenía muchos años sin sentirse tan relajado y bien estando con alguien, de hecho ni si quiera recordaba la última vez que había estado en compañía de alguien de ese modo. Pero sabía que ya no le quedaba mucho tiempo, sus instintos agudizados le decían que Saitama no estaba lejos.

El pelinegro mordió suavemente los labios del contrario y se separó viéndole de manera pícara. Recibió una mirada embobada por parte del ajeno y eso obviamente contribuyó a su ego. Sonic puso la mano en el pecho de Genos y le echó ligeramente hacia atrás. Se levantó y miró de reojo al ajeno. El rubio le miró extrañado, estaba extrañado, le había dicho que se quedaría hasta que Saitama llegase. Pero el ninja solo sonrió coqueto.

—Pude comprobarlo... tus labios en realidad son bastante suaves. Quizás luego podré probarlos nuevamente. Pero ya es hora de que me vaya de aquí.

Antes de que Genos pudiera si quiera responder Sonic desapareció de su vista, el rubio solo pudo ver las cortinas de la ventana agitarse con violencia. Sonrió como un idiota y un suspiro que parecía que había retenido por mucho rato. La puerta de la casa se abrió entonces y vio a Saitama entrando con Charanko y King.

—ただいま (tadaima- he vuelto) —saludó el hombre calvo.

—おかえり (okaeri- bienvenido) —respondió de vuelta el rubio poniéndose de pie y notando como los otros dos lo saludaban también.

—Perdona que me he ido sin avisar—dijo el de la capa mientras King y Charanko se acomodaban en la sala—. ¿Has hecho algo interesante?

—No se preocupe, maestro—contestó Genos volviendo su mirada a la ventana, donde ya las cortinas estaban solo reposando en calma, y un suspiro salió de sus adentros confundiendo a los demás presentes, quienes le veían con curiosidad—. La verdad... Sí, ha sido algo interesante—bajó los hombros dirigiéndose a la cocina sin dar explicación.

—¿Eh? ¿Alguno ha entendido? —preguntó Charanko ladeando la cabeza.

Tanto King como Saitama solo se miraron algo confundidos, pero simplemente le restaron importancia al igual que Charanko. Pero Genos... Genos estaba emocionado, confundido, pero contento por el encuentro que había tenido con el ninja. Ese idiota y jodido ninja.

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